CHINA: Migrantes varados por ventiscas de año nuevo

La migración de áreas rurales a las ciudades aceitó el milagro económico de China. Eso quedó dramáticamente de manifiesto en las dificultades sufridas por millones de personas que tratan de estar reunidas con sus familias este jueves, para celebrar el año nuevo lunar.

Desde la semana pasada, millones de obreros migrantes han quedado varados por las devastadoras nevadas, sin poder visitar sus comunidades de origen. El gobierno trata de impedir una crisis nacional y llamó al ejército, que se instaló en las atestadas estaciones ferroviarias.

Las nevadas que comenzaron a comienzos de enero paralizaron los trenes, al detener la extracción de carbón y, como consecuencia, la actividad de las centrales de energía en 17 provincias.

Las autoridades ferroviarias habían estimado que 180 millones de personas viajarían en tren alrededor del año nuevo.

El año nuevo lunar, cuya celebración comienza este jueves 7 de febrero, ha sobrevivido los giros y virajes de la modernización de China. Las familias se reúnen en torno de una gran mesa para disfrutar una opípara cena, programas televisivos especiales y fuegos artificiales.

Para los obreros migrantes, el año nuevo es la única ocasión de ver a sus familias. El festejo oficial dura una semana, pero tradicionalmente es de 15 días y concluye con el Festival de los Faroles.

Como deben recorrer enormes distncias, muchos trabajadores hacen uso de dos semanas de asueto y suelen pasar entre tres y cuatro días en trenes y autobuses.

Shao Gong, quien trabaja en Beijing hace 11 años, dijo que el viaje a su poblado natal, en la provincia de Jiangsu, es la único constante en su vida como obrero de la construcción.

"Trabajo todo el año en varias obras, yendo de un lugar a otro, pero sé que pasaré el año nuevo con mi familia", explicó.

Cuando Shao comenzó su peregrinaje como obrero, su hijo Niu Niu tenía tres años. "Hoy tiene 14", dijo. "Sólo puedo verlo algunas semanas por año, pero a veces pude llevarlo a la escuela."

En alguna ocasión, Niu Niu y su esposa lo visitaron a Beijing, en un viaje muy caro.

Unos 200 millones de obreros dejaron las áreas rurales en los últimos 30 años de reformas de mercado. Consiguieron empleo en fábricas exportadoras del este y el sur del país, o en las pequeñas minas de carbón del interior, e incluso en la construcción de nuevas ciudades.

Estos trabajadores, que obtienen magros salarios por extensas jornadas, son un importante factor detrás del surgimiento de China como potencia económica. Un tercio se compone de mujeres menores de 28 años, que ganan unos 112 dólares mensuales en la industria exportadora.

Este país concentra hoy 60 por ciento del comercio mundial de productos textiles y 70 por ciento del de juguetes. Funcionarios del gobierno pronostican que este país superará a Alemania en el segundo puesto de la lista de naciones más exportadoras.

Este ímpetu le permitió a China amasar ya en 2006 las segundas mayores reservas en divisas internacionales, que hoy superan los 1,4 billones de dólares.

Nada de eso hubiera sido posible sin un ejército de millones de jóvenes empleados en las cadenas de montaje de la industria exportadora, y que hoy se encuentran varados sin posibilidad de visitar a sus familias.

El fin de semana, al menos 300.000 personas estaban de paso y sin poder avanzar en Guangzhou, el bastión del sur industrial. Más de 450.000 exigieron a las empresas ferroviarias la devolución del dinero de sus pasajes.

El propio primer ministro Wen Jiabao viajó a Guangzhou para dirigirse a través de un megáfono a la multitud de trabajadores migrantes que esperaban por su tren. El jefe del gobierno chino pidió disculpas por las molestias y prometió que llegarían a casa tan pronto como se solucionaran los problemas energéticos.

También el presidente Hu Jintao se calzó un casco de seguridad para descender 400 metros en la provincia de Shaanxi, con el fin de inspeccionar la paralizada mina de carbón.

Con esos gestos, los funcionarios tenían en mente la posibilidad de disturbios sociales, pues millones de migrantes están insatisfechos por sus pobres salarios y sus malas condiciones de trabajo.

China encabeza la lista mundial de accidentes industriales, y más de 90 por ciento corresponde a trabajadores migrantes, según estadísticas oficiales.

En algunas áreas, los patronos no pagan compensaciones por lesiones, y el experto laborista Su Hainan calculó que, el año pasado, a los trabajadores migrantes se les debían unos 56.000 millones de dólares en salarios atrasados.

El efecto de las tormentas de nieve "no tiene antecedentes históricos", dijo el portavoz de la cancillería Liu Jianchao. Meteorólogos chinos aseguraron que no hubo ventiscas así en medio siglo.

El gobierno llamó al ejército para limpiar las vías. El despliegue es de 250.000 soldados y 770.000 reservistas, según el Diario del Pueblo, portavoz del gobernante Partido Comunista.

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