El futuro estatus de la meridional provincia autónoma serbia de Kosovo concentrará este año, casi con seguridad, la atención de diplomáticos de la Unión Europea (UE) responsables de la región de los Balcanes.
Con la ligera presión de europeos y estadounidenses, Hashim Thaçi, ex líder guerrillero y ahora primer ministro de Kosovo, accedió a demorar la declaratoria de independencia oficial. Pero es perfectamente factible que lo haga tras la segunda ronda de las elecciones presidenciales de Serbia del 3 de febrero.
Eso puede plantear un gran dilema para la UE, lista para asumir un significativo grado de responsabilidad en lo que a Kosovo respecta por encargo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El presidente francés Nicolas Sarkozy expresó una visión ampliamente compartida en la UE al admitir el mes pasado que la independencia de Kosovo es "inevitable" a largo plazo. Sin embargo, cuatro de los 27 países del bloque, Chipre, Eslovaquia, Grecia y Rumania, se inclinan por reconocer la independencia, pero sólo si cuenta con aprobación de la ONU.
Pero la perspectiva de que exista una resolución del Consejo de Seguridad del foro mundial al respecto es difusa. Rusia, uno de los cinco miembros permanentes de ese órgano, es un férreo aliado de Serbia y puede recurrir a su poder de veto.
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Por su parte, la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) sostiene que si la UE pretende en serio ayudar a Kosovo debe lidiar con otros asuntos además de las cuestiones de soberanía.
La organización describió a Kosovo como "un caso perdido en materia de derechos humanos donde violencia política, impunidad por delitos comunes y políticos, intimidación y discriminación son lugares comunes".
"No se ha dado la prioridad que requieren las cuestiones de reforma de la justicia y responsabilidad", dijo a IPS Reed Brody, portavoz de HRW. "Dada la situación actual, eso es más importante que nunca".
Los gobiernos de la UE comenzaron a prepararse en 2006 para una misión centrada en el imperio de la ley en Kosovo.
Brody urgió al bloque a hacer frente a las debilidades del sistema de justicia de Kosovo. Human Rights Watch sostiene que esas fallas no fueron atendidas por la ONU, que asumió el control de Kosovo en 1999 tras 11 semanas de bombardeo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Serbia. La OTAN intervino porque el entonces presidente Slobodan Milosevic, que gobernó de 1989 a 2000, había autorizado una campaña de limpieza étnica en esa provincia.
Esa organización sostiene que tanto la ONU como la justicia local se resisten a enfrentar a los responsables de la violencia política en Kosovo, en especial en aquellos casos en que los sospechosos son considerados héroes de guerra por algunos sectores de la comunidad.
Otro problema que requiere urgente atención, según Brody, es el trato dispensado a las minorías en Kosovo, dominada por albaneses. El año pasado, ocho iglesias Ortodoxas, lugar de culto para la minoría serbia, fueron atacadas.
Los gobiernos occidentales también fueron criticados por hacer regresar a la fuerza a miembros de las comunidades ashkali y egipcia a Kosovo que, además, reciben poco ayuda, según HRW, que también planteó su preocupación por la discriminación que padecen los romaníes.
Jefes de Estado y de gobierno de la UE adoptaron una decisión unilateral en diciembre pasado de enviar una misión policial y de seguridad a Kosovo integrada por 1.800 efectivos.
Algunos de los líderes europeos indicaron que la misión podría ser desplegada tan pronto como en febrero. Pero aún resta resolver varios asuntos logísticos y técnicos, y no es seguro que pueda concretarse antes de la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la UE del 28 de este mes.
En teoría, esa misión debe considerarse separada del estatus constitucional de Kosovo, pero está diseñada para ayudar a implementar un programa para esa provincia creado por el enviado de la ONU y ex presidente finlandés Martti Ahtisaari. Su proyecto recomendaba un tipo de independencia supervisada.
La misión fue criticada por Belgrado. El primer ministro Vojislav Kostunica acusó a la UE de tratar de crear un Estado títere en territorio serbio.
Nicholas Whyte, de Independent Diplomat, una organización que analiza asuntos de política exterior, señaló que es vital que la misión prosiga. "Lo importante es que la UE tome cartas en el asunto", señaló.
La cuestión se complica aún más porque Serbia aspira a ser miembro del bloque europeo. Políticos de trayectoria de Belgrado insistieron en que no iban a hacer ninguna concesión acerca de Kosovo a fin de entrar a la UE. "Serbia nunca va comerciar con Kosovo para acelerar su ingreso a la UE y eso no es negociable", declaró el canciller serbio Vuk Jeremic.
Se espera que en la segunda vuelta de los comicios presidenciales de Serbia haya una disputa estrecha entre el presidente en ejercicio Boris Tadic y su rival, el nacionalista de línea dura Tomislav Nikolic.
Tadic describió al próximo acto electoral como "un referendo a favor o en contra del ingreso de Serbia a la UE". Sus seguidores esperan que el bloque europeo impulse su campaña con la firma de un acuerdo que profundice los lazos políticos y económicos entre Bruselas y Belgrado la próxima semana.
Pero algunos países del bloque, en especial Holanda, se oponen a la firma de dicho acuerdo de estabilización y asociación porque Belgrado no entrega al Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya, a uno de los hombres más buscados por Europa. Por su parte, Belgrado asegura desconocer el paradero de Ratko Mladic, el general acusado de orquestar la masacre de 1995 en Srebrenica, Bosnia-Herzegovina, en la que murieron muchos musulmanes.
"Recomendamos a la UE ser muy cuidadosa de no tratar de incidir en el resultado de las elecciones serbias porque puede haber una reacción violenta", subrayó Alain Délétroz, del centro académico International Crisis Group, que trabaja en la prevención de conflictos.
Es importante, arguyó, que la UE insista en brindar su total cooperación al tribunal de La Haya antes de premiar a Serbia. "Cuando la UE disminuyó sus estándares con Serbia, nunca dejó de reforzar a las fuerzas democráticas", añadió.