A pesar del rotundo triunfo de la oposición que favorece un acercamiento con China en las elecciones parlamentarias de Taiwán, las autoridades en Beijing siguen preocupadas por el resultado de los comicios presidenciales en la isla que se realizarán el 22 de marzo.
No se descartan sorpresas de última hora en una elección que se presenta particularmente reñida.
El oficialismo, representado por el independentista Partido Demócrata Progresista de Taiwán (DPP, por sus siglas en inglés) fue derrotado ampliamente en los comicios legislativos de el sábado por el Partido Nacionalista, o Kuomintang, que favorece la reunificación con China.
Los líderes del Kuomintang y muchos seguidores huyeron de China y se establecieron en Taiwán en 1949, tras su derrota ante los comunistas en una guerra civil.
Ahora su triunfo alimenta las esperanzas de Beijing sobre un inminente fin de los ocho años de ejercicio del poder por parte del DPP.
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La elección del sábado es considerada como una medida del apoyo hacia el presidente Chen Shui-bian y su idea de fortalecer la identidad propia de Taiwán y la independencia de hecho que mantuvo durante los últimos 60 años.
China, que considera a la isla como una "provincia" renegada, se abstuvo de realizar comentarios oficiales sobre los resultados, al parecer para no atraer demasiado la atención sobre lo que considera "elecciones locales".
El Kuomintang y sus aliados obtuvieron 86 de las 113 bancas en disputa, contra sólo 27 del DPP de Chen, quien dejó su puesto como presidente del partido luego de la derrota.
Sin embargo, los expertos advierten que a pesar de este amplio triunfo la oposición deberá superar un difícil desafío para asegurarse el triunfo en las elecciones presidenciales de marzo.
Las encuestas subestimaron en el pasado el caudal de apoyo al DPP y los analistas creen que todavía es posible una victoria del oficialismo, aunque Chen finaliza su segundo mandato y no puede aspirar a otra reelección.
La opinión generalizada en Beijing es que la estrecha victoria de Chen en 2004 se debió a una herida de bala que recibió el día anterior a la votación, que habría generado una corriente de simpatía que le aseguró la reelección por apenas unos 30.000 sufragios de diferencia. Hubo especulaciones sobre un "autoatentado", que el presidente rechazó enfáticamente.
"Aunque no puede ser candidato, Chen se las ha ingeniado para robarle el espectáculo a los dos principales aspirantes a la presidencia", señaló Wang Yiwei, un analista del diario Taiwan Straits. "Sabe cómo obtener el apoyo del público utilizando la carta del referéndum", agregó.
Chen convocó a una consulta popular, en coincidencia con la elección presidencial, para decidir si la isla debe solicitar su ingreso a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el nombre de Taiwán en lugar de República de China, su denominación oficial.
Antes de los comicios de el sábado, Chen advirtió que una victoria del Kuomintang llevaría a una rápida reunificación con China, que convertiría a Taiwán "en otro Hong-Kong o Macao".
El candidato presidencial de los nacionalistas, Ma Ying-jeou, un ex alcalde de Taipei que accedió a ese puesto al derrotar a Chen en las elecciones municipales de 1998, dijo que buscaría estrechar lazos con Beijing si resulta ganador.
El pedido de ingreso a la ONU provoca la ira de Beijing. Hace tres años, el Congreso Nacional del Pueblo (parlamento) aprobó una "ley antisecesión" que autoriza un ataque militar contra Taiwán si las autoridades lo consideran necesario. China considera que el referéndum es ilegal y que podría llevar a una votación sobre la independencia de la isla.
Washington, un aliado de Taiwán y su mayor proveedor de armamento, advirtió a Taipei que se opone a la consulta popular, ya que podría incrementar las tensiones.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, dijo que el referéndum era "provocativo. No promete beneficios reales para el pueblo de Taiwán en el escenario internacional".
EL DPP, sin embargo, defiende la iniciativa como un intento de llamar la atención del mundo sobre el "bloqueo internacional" impuesto por Beijing y su creciente armamentismo.
Taiwán ha intentado durante los últimos 14 años ingresar a la ONU con el nombre República de China, pero no puso superar la sistemática oposición de Beijing, que también vetó su acceso a la Asamblea Mundial de la Salud (asociada a la Organización Mundial de la Salud) y a organizaciones regionales como el foro Cooperación Económica de Asia-Pacífico.
Los nacionalistas del Kuomintang, liderados por el "generalísimo" Chiang Kai-shek, huyeron de China tras ser derrotados en 1949 por los comunistas de Mao Zedong. Taiwán fue expulsada de la ONU en 1971 cuando se produjo el ingreso de Beijing al organismo mundial.
Desde entonces, China y Taiwán han competido ferozmente por el apoyo internacional. El número de países que reconoce a Beijing se elevó a 169 y los que se inclinan hacia Taipei se redujeron a 24.
El Kuomintang auspicia la reaproximación con Beijing para expandir sus lazos económicos preservando la autonomía de la isla. Aunque los vínculos comerciales crecieron rápidamente durante la gestión de Chen, su gobierno limita las inversiones taiwanesas en China y prohíbe las de ese origen en las empresas locales.
La economía de Taiwán se encuentra entre las 20 más importantes del mundo, con un producto interno bruto de 682.000 millones de dólares en 2006 y exportaciones por 224.000 millones. Pero algunos analistas dicen que se ha visto perjudicada por la negativa de Chen de explotar la acelerada expansión china.
Ma, el candidato del Kuomintang, se comprometió a permitir las visitas de turistas chinos a la isla, restablecer medios de transporte directos y otros lazos cortados hace 60 años. Su rival del DPP, Frank Hsieh, también prometió normalizar las relaciones económicas, pero favorece la independencia de Taiwán.