PORTUGAL: Brecha social aumentó con gobierno socialista

La diferencia entre ricos y pobres continúa aumentando en Portugal, el país de mayor disparidad social de la Unión Europea (UE), con un gobierno socialista que en casi tres años no ha combatido el problema.

Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los salarios más altos de las empresas del Estado o con participación estatal eran 27 veces mayores a los más bajos en 2004.

Desde que asumió el gobierno del Partido Socialista (PS), en marzo de 2005, esa disparidad se ensanchó a 32 veces, de acuerdo con analistas económicos, debido a la política impulsada por el primer ministro José Sócrates, convencido defensor del neoliberalismo que deja las decisiones al mercado.

El hecho fue destacado por el propio presidente conservador Aníbal Cavaco e Silva en su discurso de año nuevo, cuando, sin dirigir críticas directas a Sócrates, deploró esas brechas que convierten a los altos ejecutivos portugueses en los mejor remunerados de Europa y a sus trabajadores en los de menor poder de compra.

Un alto ejecutivo luso, encargado de dirigir la actividad de los trabajadores peor pagados de los 15 miembros que tenía el bloque hasta 2004 —en ese año se incorporaron 10 países y en 2007, dos— gana bastante más que un par de Alemania, España, Francia o Italia.

En Alemania, primera potencia industrial de la UE y tercera del mundo, vive un gran debate social sobre la "injusticia" que representan los salarios de sus altos ejecutivos, 10 veces superiores al sueldo medio de los empleados.

En la economía portuguesa, que ocupa el lugar 33 del mundo, nadie se escandaliza porque el sueldo de Vítor Constâncio, gobernador del Banco de Portugal, sea 250 por ciento superior al del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, primera potencia económica del planeta.

Según la analista de Jornal de Negocios de Lisboa, Luisa Bessa, "a pesar de las dificultades de la economía, las remuneraciones de los administradores han crecido sistemáticamente por encima de las de los funcionarios".

Esta situación se comprueba en pleno gobierno del PS, mediante los indicadores económicos y sociales divulgados por la UE, que colocan a Portugal en niveles de pobreza e injusticia social inadmisibles para un país que integra desde 1986 el "club de los ricos" del continente.

Ya en 2004, la evaluación de la OCDE —que reúne entre sus 30 miembros a todos los países industriales— era perentoria: en los próximos años Portugal se distanciaría aún más de las naciones avanzadas.

Entre los males más notorios, el informe destacaba la productividad más baja de la UE, la escasa innovación y vitalidad del sector empresarial, educación y formación profesional deficientes y mal uso de fondos públicos, con gastos excesivos y resultados magros.

España y Grecia, que junto a Portugal formaban el llamado "grupo de los pobres" de la UE al ingresar a ésta en 1986, supieron hacer mejor uso de los generosos fondos comunitarios de cohesión enviados desde Bruselas durante dos décadas, coinciden observadores económicos.

España y Portugal ingresaron a la entonces Comunidad Económica Europea con índices similares de desarrollo relativo.

Hasta 1995, Portugal ocupaba un lugar superior al de Grecia e Irlanda en el listado comunitario, pero en 2001 fue cómodamente superado por esos dos países, mientras España ya superó el promedio del bloque.

Portugal fue el país que recibió más beneficios por habitante en asistencia comunitaria en las últimas dos décadas. Pero tras nueve años de acercarse a los niveles de la UE, en 1995 comenzó a caer, y las perspectivas hoy indican mayor distancia.

Economista y con una amplia experiencia política emanada del cargo de primer ministro que ejerció entre 1985 y 1995, Cavaco e Silva aprovechó su mensaje para cuestionar los elevados ingresos de los altos dirigentes de empresas nacionales.

En promedio, un alto ejecutivo gana 41.500 dólares por mes, 14 sueldos anuales, a lo que se deben sumar regalías, premios de producción, automóvil, gasolina, tarjeta de crédito ilimitada, lo que puede llevar sus ingresos a unos 90.000 dólares por mes, frente a unos 15.000 de un administrador alemán.

Muchas veces, estos sueldos son "injustificados y desproporcionados, frente a los salarios promedio de los trabajadores", dijo el presidente.

"No podemos dejar de inquietarnos ante las desigualdades en la distribución de la riqueza que las estadísticas revelan", agregó.

Bessa sostiene en una columna publicada el 4 de enero que "el crecimiento de las remuneraciones de las funciones más altas resulta de la necesidad de las empresas de captar los mejores talentos para enfrentar los desafíos cada vez más complejos".

"Es el mercado en funcionamiento", añadió, pero reconoció que en empresas de capital disperso, "los administradores acaban por participar en la fijación de sus propios sueldos, y eso ya no hace parte de las reglas del mercado".

La opinión es compartida por el ex diputado socialista João Cravinho, ex ministro de Obras Públicas (1995-2002) y actual ejecutivo del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. "Son los propios administradores quienes fijan sus salarios, cargando las culpas al mercado", dijo a IPS.

Según el análisis de Jornal de Negocios, la referencia al mensaje de Cavaco e Silva cobra sentido "a modo de alerta sobre la necesidad de autorregulación de los accionistas y de los administradores".

Es preferible que las propias empresas tomen las medidas adecuadas "para que no sea el capitalismo el que mate al capitalismo", concluyó Bessa.

Por su parte, la redactora jefa del semanario Visão de Lisboa, Áurea Sampaio, afirmó en el último número de la revista que se asiste a "una secuencia de estadísticas perturbadoras en materias de salud, educación, desarrollo humano y desigualdades sociales".

"Es cierto que la OCDE llega a decir que Portugal puede crecer arriba del promedio de la UE en 2009 lo que, de ocurrir, por lo menos nos daría la sensación de que los sacrificios habrían servido para algo, pero la verdad es que esas décimas de crecimiento no evitan el foso que nos separa de la Europa más desarrollada y próspera", dijo Sampaio.

Fernando Madrinha, subdirector de Expresso, semanario de mayor circulación del país, destacó "los ingresos obscenos de una gran parte de los administradores públicos y privados".

"Son los dos países de costumbre: el país rico, con bolsas cada vez más amplias de ostentación indecorosa, y el pobre, con bolsas cada vez mayores de una miseria extrema. Dos países que nunca se encontraron en la vida real, pero se cruzan en los noticiarios de radio y de televisión o en las páginas de los periódicos", añadió.

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