La guerrilla zapatista y sus simpatizantes asentados en el sureño estado mexicano de Chiapas soportan la mayor embestida del Estado de los últimos 10 años, ignorada por casi todos en este país, denunció un centro de investigación que trabaja en esa zona.
"Acabamos de rescatar apenas ayer en la región zapatista a un indígena base de apoyo de la guerrilla herido de bala por paramilitares. La situación es grave", dijo a IPS Ernesto Ledesma, director del no gubernamental Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (Capise) de Chiapas.
Según este centro, que desde hace cinco años mantiene brigadas que registran los movimientos militares en territorios de influencia del insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en las últimas semanas se detectó una creciente presencia de uniformados y acción concertada con grupos paramilitares.
Además, de acuerdo con el Capise, instituciones agrarias emprendieron un "irregular" reparto de las tierras que habían sido ocupadas por indígenas cuando el EZLN se alzó en armas, en enero de 1994.
Se están entregando títulos de propiedad sobre unas 250.000 hectáreas, discriminando a todos los simpatizantes zapatistas, sostuvo Ledesma.
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"Como no había sucedido desde 1998, unas 30 comunidades zapatistas están sometidas a fuertes presiones militares, paramilitares y de autoridades con la intención, suponemos, de mermar la fuerza del EZLN", señaló el director del Capise.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas también ha denunciado desde meses atrás que la situación en las zonas zapatistas es grave por la creciente presencia militar y de grupos indígenas contrarios a la guerrilla.
Una fuente del gobierno del conservador Felipe Calderón que no quiso dar su nombre dijo a IPS que le sorprendía la información procedente de Chiapas y aseguró que el Poder Ejecutivo no tenía una estrategia de acoso a los zapatistas, que no disparan un solo tiro desde la segunda semana de 1994.
Las autoridades de Chiapas, encabezadas por el gobernador Juan Sabines, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, tampoco reportaron cambios de situación en la zona, mientras legisladores y activistas sociales muestran desinterés en la otrora famosa guerrilla.
Ledesma sostuvo que el lunes recorrió zonas de cañadas y selvas chiapanecas en las que, junto con algunos colaboradores, pudo rescatar a un indígena herido de bala y perseguido por grupos que identificó como paramilitares, por un conflicto de tierras.
"Aquí hay una articulación directa de paramilitares (que son también indígenas) con policías, militares y autoridades, que tiene el propósito de atacar a los zapatistas", sostuvo Ledesma.
Una de las primeras acciones de ex presidente Vicente Fox (2000-2006) fue ordenar el retiro del ejército de las inmediaciones de zonas guerrilleras, pero organizaciones de derechos humanos aseveran que sólo se trató de una reubicación estratégica.
A partir de 2001, cuando delegados del EZLN llegaron a la capital entre vítores de cientos de miles de personas para pedir la aprobación de una ley sobre derechos y cultura indígenas, la guerrilla fue perdiendo presencia en la escena política, y su líder, el subcomandante Marcos, se ha distanciado de la izquierda y de los intelectuales que lo apoyaban.
En 2006 y 2007, Marcos recorrió el país desarmado, con la venia del gobierno, llevando a cabo "La otra campaña", un intento de aglutinar fuerzas políticas no electorales y presionar por la redacción de una nueva constitución.
Pero el recorrido pasó casi desapercibido para la mayoría de mexicanos.
Antes de finalizar el año, Marcos anunció que regresaba a sus reductos en Chiapas y que no volvería a salir ni a hablar hasta una fecha no determinada. Además, advirtió, el EZLN respondería a cualquier ataque.
Catorce años atrás, miles de mexicanos se movilizaron contra los ataques del ejército a la guerrilla, lo que derivó en la formulación de una ley de pacificación.
Pero ahora, nadie parece reaccionar ante la información de que está en marcha una embestida del Estado contra la insurgencia.
"La situación en Chiapas es grave y la violencia aumenta, esto debe conocerse", dijo Ledesma.
Reportes del gobierno de Fox, respaldados por varios investigadores, indican que el EZLN controla administrativa y políticamente 15 por ciento de Chiapas, de 75.634 kilómetros cuadrados de extensión.
En esa zona, donde no operan los programas sociales del gobierno, viven unas 100.000 personas, la gran mayoría indígenas pobres y marginados, como ocurre con las poblaciones originarias del resto del país.
Allí habría unos 5.000 hombres, en general mal armados, que constituyen las bases militares del EZLN. Pero el zapatismo ha abandonado toda acción ofensiva.
El Capise sostiene que la autonomía indígena en la zona zapatista es un hecho y asegura que allí funcionan programas de salud, educación y desarrollo propios, pero está cada vez más amenazada por la presencia militar y paramilitar y por la presión de campesinos contrarios a la insurgencia.