KENIA: ONU busca acercar a gobierno y oposición

La ONU intenta acercar a las partes en conflicto en Kenia, donde la violencia política desatada tras la denuncia de opositores de la existencia de fraude en las elecciones presidenciales del 27 de diciembre ya cobró alrededor de 600 vidas.

En su intento de encontrar una solución pacífica a través del diálogo, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), ha estado en contacto con el reelecto presidente de Kenia, Mwai Kibaki, el líder opositor y candidato derrotado, Raila Odinga, y el presidente de la Unión Africana, John Kufuor.

Pero la decisión de Kibaki de designar como vicepresidente a Kalonzo Musyoka, quien resultó tercero en las elecciones, podría desbaratar la gestión mediadora, según los analistas.

Este nombramiento y el de algunos ministros podrían ser vistos como un acto de provocación, señaló un corresponsal de la BBC.

En su primera conferencia de prensa de 2008, Ban declaró que más muertes de civiles resultarán "inaceptables" y expresó su esperanza de que, "a través de la intervención internacional, los líderes de Kenia se sienten a dialogar para resolver este tema de manera pacífica".
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Sin embargo, Ban no brindó precisiones sobre cómo lograría acercar al oficialismo y la oposición. Señaló que Kufuor y "otros ex presidentes" visitarían en breve el convulsionado país de África oriental.

Se ignora si esta intervención internacional producirá algún resultado positivo. La semana pasada, Kibaki dijo que no era necesaria la visita de Kufuor y el opositor Odinga rechazó de plano la propuesta de Estados Unidos de formar un gobierno de unidad nacional.

Odinga, quien denunció un fraude escandaloso para privarlo de la victoria, declaró que el presidente debería renunciar y que tendrían que realizarse nuevos comicios. El alejamiento de Kibaki es su precondición para llegar a algún tipo de acuerdo político.

Pero algunos observadores parecen esperanzados sobre la posibilidad de alcanzar algún tipo de compromiso. Se informó que este lunes Kibaki había invitado a Odinga a dialogar cara a cara, aunque el líder opositor no ofreció aún su respuesta.

Organizaciones de derechos humanos temen que la continuación de la violencia lleve a una mayor crisis humanitaria. Han reclamado que se concrete una investigación independiente sobre los resultados de la elección.

"La evidencia creciente sobre el fraude ayudó a desatar la violencia en Kenia", dijo Georgette Gagnon, subdirectora para África de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York.

"Se requiere con urgencia un recuento de votos independiente y transparente", señaló en una declaración, en la que también reclamó al gobierno que levante las restricciones a la prensa, que tiene prohibido cubrir en vivo las manifestaciones pacíficas de protesta.

Aunque el gobierno niega las acusaciones de fraude, observadores internacionales que supervisaron los comicios destacaron que hubo generalizadas "irregularidades" en el recuento de los votos.

Aunque la información inicial tras los comicios señalaba una ventaja a favor de Odinga, las autoridades anunciaron luego que el partido oficialista era el ganador, lo que desató la espiral de violencia.

La declaración de HRW también pide al líder opositor que acepte una investigación internacional sobre el escrutinio, pero Odinga insiste que quiere la renuncia del presidente.

Human Rights Watch responsabilizó tanto al gobierno como a la oposición por las muertes de civiles inocentes.

La respuesta gubernamental a las protestas fue brutal, señaló HRW, pero también criticó la conducta de grupos de "vigilantes" de la oposición, que tomaron como blanco de sus ataques a miembros de la etnia kikuyo.

Los seguidores del partido oficialista pertenecen a este grupo, mientras que los integrantes de la etnia luo apoyan a Odinga.

"Hubo episodios espantosos, como la quema de una iglesia en la que se habían refugiado docenas de kikuyos, incluyendo mujeres y niños", dijo Ganon. En ese incendio murieron 30 personas.

La ONU estima que por lo menos 200.000 personas perdieron sus casas a causa de la violencia y las agencias del foro mundial dedicadas a la ayuda humanitaria están tratando de llegar a las víctimas en varias partes del territorio.

El 27 de diciembre, la participación de los ciudadanos en las elecciones presidenciales y parlamentarias alcanzó un nivel sin precedentes. El opositor Movimiento Democrático Naranja obtuvo casi 100 de las 210 bancas en juego.

El director de la Comisión Electoral, Samuel Kivuito, anunció que Kibaki tuvo 230.000 votos más que Odinga, pero luego declaró que no sabía si el presidente había ganado y que estuvo bajo presión para anunciar el resultado con rapidez.

Observadores electorales de la Unión Europea expresaron sus dudas sobre la legitimidad del recuento de votos, señalando que hubo "irregularidades que ponen en entredicho el resultado final".

El gobierno rechazó los pedidos de una investigación internacional. Pidió a la oposición que llevaran sus reclamos a la justicia, pero los seguidores de Odinga dicen que no recibirán un tratamiento imparcial.

En tanto, el deterioro de la situación política ha colocado sobre el tapete el papel de Estados Unidos como mediador.

"Las relaciones entre los dos países deben estar centradas en las personas y con un compromiso verdadero con el proceso democrático, en lugar de estar definidas por la estrecha agenda de la 'guerra contra el terrorismo' y los intereses comerciales", señaló la semana pasada la no gubernamental Africa Action, con sede en Washington.

Kenia es un estrecho aliado de Washington en su lucha contra el terrorismo.

El grupo destacó, asimismo, que, pese a la caracterización de Kenia como un polo de crecimiento económico, persisten marcadas desigualdades. "Las horribles escenas de violencia y caos son síntomas del problema de fondo, la pobreza y la inequidad", señaló y recordó que el salario promedio es de 540 dólares al año.

La comunidad internacional no sólo debe atender "la crisis política inmediata, sino las cuestiones más profundas vinculadas con la justicia económica y social", reclamó Africa Action.

Con independencia de cuándo y cómo el oficialismo y la oposición pueden llegar a un arreglo negociado, la cuestión más apremiante en este momento es la ayuda a los desplazados.

Activistas advirtieron que las mujeres son el grupo más vulnerable. Algunas son víctimas de violaciones como forma de revancha política de las facciones enfrentadas.

"El hospital de mujeres de Nairobi está repleto", informó Vicky Karimi, de la no gubernamental Acción Urgente, que ofrece asistencia médica y psicológica a víctimas de violación. "Hubo 19 casos en las últimas 24 horas", señaló.

El número de personas desplazadas aumenta a diario, advirtió Karimi, quien considera que ya son más de 300.000. Mostró su preocupación por la posible falta de fondos para auxiliarlas, aunque la Cruz Roja y otras organizaciones humanitarias han provisto alguna ayuda.

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