FORO ECONÓMICO MUNDIAL: Ojo crítico

La sociedad civil ejercerá otra vez la vigilancia sobre lo que acontezca en el Foro Económico Mundial y sobre la conducta social y ambiental de un millar de las compañías más grandes del mundo que participan de esa cita anual de empresarios, gobernantes y expertos liberales en Davos, Suiza.

En esa misión, las organizaciones no gubernamentales Declaración de Berna y Pro Natura, la filial suiza de Amigos de la Tierra, entregarán el 23 de este mes los premios del Ojo Público, una ceremonia cargada de sarcasmo que galardona a las empresas transnacionales sindicadas de irresponsables en lo social y ambiental.

La selección final, que se divulgará en esa fecha en el centro turístico alpino de Davos, al sudeste de Suiza, recaerá este año en una de las tres compañías seleccionadas como favoritas: la empresa nuclear del Estado francés Areva, la transnacional química alemana Bayer CropScience y la filial filipina de la frutera estadounidense Dole Foods.

Los candidatos a la irónica recompensa son empresas integrantes del Foro Económico Mundial (FEM), que del 23 al 26 de este mes realizará su tradicional reunión anual.

Durante esos días, a veces ante la presencia de figuras del arte y o el espectáculo de fama internacional, el FEM o Foro de Davos "corteja a los líderes mundiales mientras hace presión a favor de una generalizada liberalización de las finanzas y el comercio", sintetizó para IPS Sonja Ribi, de Pro Natura.

Sin embargo, El Ojo Público se encarga de iluminar, para la opinión pública general, el lado "oscuro de la globalización" mientras reclama a las empresas transnacionales que "por lo menos demuestren un mínimo de compromiso social y ambiental", refirió Oliver Classen, de la Declaración de Berna.

La campaña del Ojo Público muestra a los actores de la economía mundial que los efectos sociales y ambientales de sus prácticas comerciales "no sólo perjudican a las víctimas de esos daños sino que también afectan la reputación de sus empresas", observó Classen a IPS.

Ya se trate de patentar medicamentos esenciales o de explotar sin escrúpulos las materias primas o a las trabajadoras, la rapacidad de esos personajes reunidos en Davos no tiene límites, insistió el activista de la Declaración de Berna.

Con el pretexto de reunirse para "mejorar el mundo", los líderes de las grandes compañías aprovechan esta oportunidad anual para tomar contactos y ejercer influencias sobre otros empresarios o representantes de gobiernos, describió Ribi.

Pero el Ojo Público se vale de esta ocasión para denunciar las masivas consecuencias negativas de una mentalidad obsesionada con las tasas de rentabilidad, dijo la representante de Pro Nature.

Al mismo tiempo, las organizaciones no gubernamentales reclaman por las condiciones del trabajo humano, la responsabilidad en el producto final y la sustentabilidad ecológica de las empresas.

Las candidaturas de las empresas seleccionadas al premio tienen en cuenta sus conductas sociales y ecológicas. En el caso de Areva, se examinaron sus antecedentes en Niger, donde explota minas de uranio a través de dos empresas subsidiarias, Somair y Cominak.

Los trabajadores de esas minas reciben información insuficiente sobre los riesgos sanitarios del almacenamiento al aire libre de materiales radiactivos, sostuvieron las dos organizaciones que promueven el Ojo Público.

Por otro lado, los hospitales propiedad de la compañía minera extienden diagnósticos deliberadamente falsos a los trabajadores enfermos y certifican muertes por síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en casos de fallecimientos por cáncer. De esa manera, los empleadores evitan el pago de los tratamientos de sus mineros, afirmaron.

Areva ha explotado durante 40 años las minas de uranio de Níger, una ex colonia francesa. En las áreas bajo explotación, las concentraciones de radiactividad en el aire, el agua y el suelo son demasiado elevadas, dijeron Pro Natura y Declaración de Berna.

La compañía alemana Bayer CropScience, presentada como la mayor fabricante de pesticidas del mundo, ha sido propuesta para el galardón por sus intentos de imponer el cultivo de jatropha, una planta que por su contenido de 40 por ciento de aceite puede ser empleada como biocombustible.

Sin embargo, las dos organizaciones no gubernamentales sostuvieron que los planes de expansión de la jatropha en India prevén el uso de tierras que son actualmente fuentes de alimentos. Los campesinos que trabajan pequeñas parcelas y que se involucren en ese cultivo quedarán dependientes del uso de costosos agroquímicos indispensables, dijeron.

La conocida activista india Vanda Shiva publicó en noviembre un estudio sobre los efectos del cultivo de la jatropha en su país e inició una campaña de gran escala para desalentar esa explotación agrícola.

Pro Natura y Declaración de Berna dijeron que, con el fin de expandir el cultivo de esa planta, Bayer usa a la Secretaría de la Convención de las Naciones Unidas sobre Desertificación (CNUD) y al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

Las dos entidades de la sociedad civil dirigieron también un pedido a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que establezca criterios definiendo "con quién coopera y bajo que condiciones".

El tercer candidato es la firma Dole Philippines Inc., una filial de la estadounidense Dole Foods, que explota plantaciones de ananás en 12.000 hectáreas de las tierras más fértiles de Filipinas. También dispone de una planta de enlatado y empaquetado.

Desde 1990, la compañía ha reducido el número de empleados permanentes de 8.000 a 5.000, mientras los empleados temporarios originalmente inexistentes suman ahora unos 12.000, con un elevado porcentaje de mujeres.

El jornal asciende a unos cuatro dólares, la mitad de los que el gobierno filipino define como nivel de pobreza. En comparación, los trabajadores de las plantaciones de Dole en Hawai perciben cinco dólares por hora.

Por otra parte, muchos campesinos han arrendado sus tierras a Dole, que ahora les ocupa como trabajadores de las plantaciones. Estos campesinos sólo pueden cumplir sus compromisos de trabajo con la ayuda de sus hijos, que de esa manera desertan de las escuelas y sufren problemas de salud por el trabajo excesivo y por los químicos tóxicos, como el Endosulfan que se utilizan en las plantaciones.

Las dos organizaciones suizas denunciaron además a Dole por ejercer presiones contra los sindicatos de los trabajadores Filipinos.

Classen advirtió de que las empresas transnacionales, "como los 1.000 miembros del Foro Económico Mundial, deben aceptar más responsabilidades". De lo contrario perderán no sólo su credibilidad sino también a sus inversores, sus empleados y sus clientes, previno.

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