EEUU-MÉXICO: Jaguares condenados a la extinción

Los jaguares no tienen un lugar en Estados Unidos, aunque varios deambulan por el sudoccidente. Los ambientalistas sospechan que la razón real por la que los funcionarios de ese país dejarán que estos animales se extingan es el muro que se construye en la frontera con México.

Durante mucho tiempo los ecologistas advirtieron que ese muro —en realidad, una serie de ellos— tendrá grandes impactos en la naturaleza frágil y única de la región.

"No hay dudas de que los jaguares (Panthera onca) en Estados Unidos y en el norte de México serán afectados de modo significativo por el muro", dijo Joe Cook, experto en mamíferos de la Universidad de Nuevo México.

"Los pocos jaguares estadounidenses que quedan son parte de una población más grande basada en México septentrional", declaró Cook a Tierramérica.

El muro frenará el movimiento de jaguares hacia norte y sur, disminuyendo considerablemente la diversidad genética de los animales atrapados a cada lado. Esa pérdida de variedad aumentará su vulnerabilidad a las enfermedades y a otros cambios ambientales, agregó.

"La única esperanza de preservar a grandes carnívoros en la naturaleza es tener grandes áreas de hábitat continuo, no fragmentado", sostuvo.

Los jaguares deambularon por el sur de Estados Unidos, desde Louisiana hasta California, durante miles de años. A fines del siglo XIX y durante buena parte del XX, esfuerzos extensivos de control de depredadores diezmaron sus números, hasta que quedaron muy pocos, convirtiéndose en una especie altamente amenazada.

Las leyes estadounidenses sobre especies amenazadas requieren que el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre desarrolle un plan para ayudar a recuperar los jaguares.

Eso nunca ocurrió, y organizaciones ambientalistas, como el Centro para la Diversidad Biológica, reclaman que se cree uno.

Sin embargo, el Servicio Federal anunció el día 17 que abandona todos los esfuerzos de recuperación del jaguar, alegando que Estados Unidos representa apenas una pequeña parte del área de influencia del animal.

Esa justificación no sólo es pobre desde el punto de vista científico, sino que también sienta un precedente para que naciones más pequeñas y más pobres argumenten que, como constituyen apenas una pequeña parte de la zona donde habitan los jaguares, o cualquier otro animal, no deberían tener que proteger a especies amenazadas, opinó Cook.

"El gobierno de (George W.) Bush ha sido nefasto con respecto a la conservación de los recursos naturales de Estados Unidos", aseguró.

"El felino más grande del nuevo mundo se está extinguiendo por toda América del Norte y del Sur, pero en vez de desarrollar un plan para salvarlo, el gobierno de Bush está construyendo un muro para mantenerlo alejado para siempre de Estados Unidos", dijo Kieran Suckling, director de políticas del Centro para la Diversidad Biológica.

Si hubiera un plan de recuperación del jaguar, se podría enlentecer o incluso forzar la reubicación de grandes proyectos, como las nuevas minas, carreteras o la construcción de un muro enormemente largo en la frontera con México.

"Es un esfuerzo con poca visión para mantener a los ciudadanos mexicanos fuera de Estados Unidos con un muro militarista que se extiende también a los animales de México", opinó Suckling a Tierramérica.

La frontera entre México y Estados Unidos, de 3.141 kilómetros de largo, atraviesa una región biodiversa que incluye desierto, bosques de mangles, llanuras, montañas, valles de ríos, pantanos, ciudades y pueblos. Esa área alberga muchas especies raras y amenazadas.

Y ahora, muros y barreras, junto con carreteras, luces y centrales eléctricas se construyen a lo largo de grandes porciones de la misma, sin que medie ninguna evaluación ambiental, advirtió ante Tierramérica Laura López-Hoffman, ecologista de la Universidad de Arizona.

López-Hoffman, también vinculada a la Universidad Nacional Autónoma de México, es parte de un grupo de científicos que, a ambos lados de la frontera, intentan realizar un estudio de impacto ambiental del muro. Pero éste se erige más rápidamente de lo que ellos pueden recabar datos.

"Lo mejor que podemos hacer es crear modelos hipotéticos de los impactos potenciales. Recolectar datos sobe las respuestas reales de las especies llevará otros 10 años y será demasiado tarde", planteó.

No hay dudas de que el muro tendrá profundos impactos ecológicos, impidiendo el desplazamiento de muchas especies, como los jaguares.

Las áreas serán destruidas durante la construcción del muro y las nuevas carreteras. Especies transfronterizas, como pájaros y murciélagos, serán afectados por cualquier iluminación a lo largo del muro.

México considera demandar a Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia a causa de los impactos del muro sobre la naturaleza. Al construirlo se están violando tratados, dijo a Tierramérica Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Incluso antes que el muro, el Servicio Fronterizo ha causado muchos daños, entre ellos la quema de amplias áreas para mejorar la visibilidad, el vallado de corredores de naturaleza y el relleno de valles, cañones y estuarios, puntualizó López-Hoffman.

En México, los ecologistas también ven al muro como una barrera para la colaboración en cuestiones ambientales transfronterizas, destacó.

"Será más difícil para los científicos estadounidenses y mexicanos trabajar juntos en asuntos hídricos y en los impactos del cambio climático, que se espera golpeen duramente a la región", aseguró.

* El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 26 de enero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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