La fuerza conjunta de paz de la ONU y la Unión Africana (Unamid) en la occidental región sudanesa de Darfur se encuentra en una situación de vulnerabilidad extrema, señalaron fuentes diplomáticas y organizaciones no gubernamentales.
Las tropas internacionales soportan, incluso, ataques incluso del ejército sudanés. Aunque el gobierno declaró que no se trató de una acción deliberada, un incidente puso en duda este mes la capacidad del contingente mantener la paz en esa turbulenta región.
"Los miembros de la misión deben tener confianza para ver qué ocurre sobre el terreno. Si la columna hubiera contado con apoyo de helicópteros no hubiera sido atacada", dijo a IPS Sam Ibok, principal negociador de la Unión Africana para Darfur.
"Van a pensar dos veces antes de atacar si saben que las fuerzas de Unamid podrán responder con efectividad", agregó.
La fuerza de paz solicitó 24 helicópteros, incluidos seis de ataque. Pero no ha recibido ninguno. Una oferta de Jordania fue rechazada, porque se consideró que el tipo de aparatos era inadecuado para la misión.
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Un grupo de 35 organizaciones no gubernamentales criticó en un informe a las autoridades de Jartum por obstruir el proceso de paz y hace un llamado a la comunidad internacional para redoblar los esfuerzos que permitan resolver el problema de la no disponibilidad de helicópteros.
"La comunidad internacional le da al gobierno de Sudán una excusa para las demoras y una oportunidad para desviar la atención de su calculada inacción", agregó el estudio.
"Hay miles de helicópteros por ahí. No puedo creer que se imposible encontrar los 24 que se necesitan. Esto le hace el juego al gobierno sudanés", dijo Salena Brewer, de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) y coautora del informe.
Muchos gobiernos, agregó, se muestran reticentes a prestar los aparatos por temor a perderlos en un ambiente hostil.
Aunque los planes originales contemplaban el despliegue de 26.000 soldados, hasta el momento Unamid sólo cuenta con 9.000 hombres. Parte del problema radica en la insistencia del gobierno de Sudán respecto de que sólo aceptará en su territorio tropas africanas.
Sin embargo, algunos refuerzos están en camino. Egipto prometió 1.200 soldados y Ruanda ofreció 800. Etiopía también tiene planeado realizar su debut en el ámbito de las misiones de paz, aunque todavía está en discusión el número de uniformados que enviará.
Pero el objetivo de llegar a un contingente de 26.000 aparece todavía muy lejano.
Otro motivo de bochorno es que, incluso una vez desplegadas en el terreno, las tropas están mal pertrechadas. Un grupo de ingenieros chinos y una fuerza de policías de Bangladesh aún esperan el equipo necesario para cumplir con sus deberes.
El comandante de Unamid, general Martin Agwai, viajó a El Cairo para pasar detallada revista a las tropas egipcias y cerciorarse de que cuentan con todo lo necesario.
El acuerdo por el cual el gobierno de un país permite la presencia de fuerzas extranjeras en su territorio es otra fuente de problemas. Aunque la ONU insiste que el texto propuesto es el que se emplea en todas las misiones de paz, Jartum quiere insertar cláusulas adicionales.
Entre ellas, la exigencia de que Unamid le informe con anticipación todos sus movimientos y que desactive su red de comunicaciones cuando las tropas gubernamentales realicen operaciones por razones de "seguridad nacional".
Los comandantes de la fuerza de paz señalan que esas cláusulas son inaceptables. Agwai ha mantenido una serie de reuniones con funcionarios del gobierno y se estima que podría llegarse a un acuerdo en el corto plazo.
Las autoridades de Jartum también han sido criticadas por no permitir a Unamid que realice vuelos nocturnos. Según el subsecretario de Relaciones Exteriores de Sudán, Mutrif Sidiq, los aeródromos de Darfur son muy pequeños y no están preparados para operar sin luz natural.
Pero portavoces de Unamid afirman que la mayoría de los ataques contra civiles se producen durante la noche y que mantener la vigilancia durante 24 horas es vital para el éxito de la operación.
También se acusa al gobierno de demorar innecesariamente la cesión de tierras para que la fuerza de paz establezca sus bases. Sidiq argumentó que esto se debe a la dificultad de encontrar áreas desocupadas que tengan fácil acceso a carreteras y estén cerca de un aeropuerto.
En diciembre se entregaron algunos terrenos y se cree que están a punto de concluir con éxito negociaciones para que Unamid reciba la superficie adicional que requiere. Pero HRW advirtió que, ante futuros despliegues de más tropas, habrá que recurrir nuevamente al gobierno por la necesidad de establecer nuevas bases.
Ibok considera que si no se encara con decisión la situación de debilidad que enfrenta Unamid será imposible iniciar una nueva ronda de conversaciones de paz.
"La fuerza de paz es necesaria para garantizar la seguridad y protección de las personas en Darfur, para que tengan confianza para buscar una solución política al conflicto", agregó.
Según Ibok, los preparativos para la próxima ronda de negociaciones podrían comenzar en seis u ocho semanas, si mejora la seguridad en el terreno y los grupos rebeldes definen una posición común.
Las cinco principales facciones armadas que actúan en Darfur son el Ejército de Liberación de Sudán, el Frente de Resistencia Unido, dos grupos del Movimiento de Liberación de Sudán y el Movimiento de Justicia e Igualdad.
La seguridad en Darfur es precaria y hubo nuevos combates a lo largo de la frontera con Chad. Ibok cree que este será el principal desafío que deberá enfrentar Unamid en los próximos meses. Pero si no se atienden sus debilidades, enfatizó, estará condenada al fracaso.