El fenómeno climático La Niña desató fuertes lluvias y tormentas en Bolivia, que sólo en enero acabaron con 33 vidas y daños de magnitud en carreteras e infraestructura urbana.
Este saldo está a punto de superar las pérdidas acumuladas en los cuatro primeros meses de 2007.
La ciudad de La Paz comenzó a soportar este fin de semana un agudo desabastecimiento de agua potable, a causa de la rotura de una tubería que une un reservorio con una planta de tratamiento. El problema, ocasionado por derrumbes, dejó a 34 zonas sin el servicio y creó inquietud en barrios de clase media.
La llegada de torrenciales lluvias, con desbordes de ríos y derrumbes en caminos troncales, obligaron al gobierno a pedir cooperación internacional. En las próximas horas se definirá concretamente la ayuda requerida, dijo a IPS el viceministro de Defensa Civil, Hernán Tuco.
El funcionario visitó la semana pasada regiones afectadas y organizó las tareas de asistencia humanitaria con las nueve prefecturas de departamento y los gobiernos municipales.
"Esperamos la ayuda internacional para enfrentar las emergencias", expresó Tuco luego de que el gobierno declarara la emergencia nacional a todo el territorio y diera instrucciones de enviar alimentos, herramientas y carpas a las familias damnificadas.
En 2007, un informe de la Comisión Económica para América Latina calculó en 69 millones de dólares las pérdidas de cultivos de arroz, habas, maíz, soja y yuca, entre otros.
Las heladas en zonas andinas, las inundaciones en valles y las extensas llanuras provocaron la muerte de ganado camélido, caprino y porcino. Los perjuicios para las humildes familias campesinas ascendieron a unos 208.737 dólares.
Las cifras preliminares del gobierno anuncian que este año ya hay alrededor de 33.000 familias afectadas. El 2007 fueron 120.000.
Hasta el momento, las zonas donde se registraron mayores lluvias son las regiones altas y los valles, pero la crecida de los ríos que descienden hacia las llanuras comenzaron a inundar grandes zonas ganaderas y agrícolas de los departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz.
Desde el sábado, familias humildes que viven alrededor de la ciudad de Trinidad, capital del departamento de Beni, comenzaron a trasladar sus pocas pertenencias hacia el centro urbano, protegido por un anillo de circunvalación.
El gobierno no cuenta con medios de transporte aéreo para tareas de rescate y traslado de personas aisladas por el agua.
Los gobiernos de Brasil, Chile y Perú anunciaron el envío de cinco helicópteros, un avión Hércules y personal que permanecerá en el país durante el período de emergencia.
El coordinador del Centro de Operaciones de la Prefectura del departamento de Santa Cruz, Marco Rodríguez, informó a IPS que este lunes recibieron tres helicópteros enviados por Brasil.
El personal militar y técnico se pondrá a disposición del Comando Conjunto de Desastres, que comenzó a operar con la participación de las fuerzas armadas bolivianas, agregó Rodríguez.
La Dirección de Defensa Civil declaró alerta roja en los departamentos de Beni, Cochabamba, La Paz y Santa Cruz. El resto del país se encuentra en situación de alerta por el aumento del caudal de los ríos.
El gobierno ha comenzado gestiones para obtener donaciones de alimentos por un monto aproximado a 1,2 millones de dólares. El pedido incluye aceite, arroz, azúcar, fideos, harina y maíz, por un total cercano a dos millones de kilogramos.
A esto se suma la demanda de repuestos, llantas y equipos de comunicación para facilitar la entrega de alimentos a poblaciones rurales y reparar los almacenes para alimentos.
La Corporación Andina de Fomento anunció que concederá a Bolivia un préstamo por 15 millones de dólares y el Banco Mundial reactivará una línea crediticia por 12,5 millones de dólares. Estados Unidos donó 50.000 dólares.
Rodríguez informó que los habitantes de la ciudad central de Santa Cruz de la Sierra tienen dificultades para trasladarse al interior de la república por los daños en las carreteras que conducen a Cochabamba y a otras regiones del país.