ALIMENTACIÓN-PAKISTÁN: Primero pan, después votos

Mientras las clases medias y altas de Pakistán se debaten en especulaciones sobre quién mató a la ex primera ministra Benazir Bhutto y si las elecciones de febrero serán libres y justas, los más pobres en realidad están preocupados en cómo conseguir su alimento diario.

Mientras se disparan los precios de los artículos esenciales, se multiplican las largas filas en las puertas de los comercios subsidiados por el gobierno. Todos esperan llevarse esa codiciada bolsa de 10 kilos de harina de trigo.

"O voto o me quedo en esta fila", dijo molesto Mohammed Moin, quien espera desde las 7.00 de la mañana en la entrada de un comercio habiendo desayunado "apenas una apurada tasa de té".

Cuando se acercan las 11.00, todavía no hay señales del camión que trae la harina. La fila crece y la paciencia se acaba. Una bolsa de 10 kilos de harina se vende en estos comercios subsidiados a unos dos dólares, mientras que en los demás a un promedio de 2,8 dólares.

La harina de trigo, conocida como "aata", es usada para hacer "rotis" (pan sin levadura), que constituye el alimento básico de los pakistaníes.
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Durante el último mes hubo interminables filas frente a estos comercios en todo el país. Los precios de la harina subieron de dos centavos de dólar por kilo hasta 4,5 centavos por kilo.

El gobierno fijó el precio máximo en 27 centavos y comenzó a multar a los dueños de los comercios que vendieran a precios más altos. El resultado fue que la harina desapareció de los mercados.

Moin, quien trabaja en el sector de las telecomunicaciones en esta meridional ciudad portuaria, tuvo que pedir un cambio de horario en su empleo para poder estar en la fila. Pero no hay garantías de que cuando llegue la hora de su turno haya conseguido harina para llevar a su casa. La fila es muy larga. Unas 40 personas aguardan pacientemente, y es casi seguro que muchas se irán con las manos vacías.

Al lado de Moin, Rafique (desempleado desde que se enfermó trabajando en una compañía marítima) se une a la fila. "Es la tercera vez que vengo esta semana. No he tenido éxito hasta ahora", cuenta.

Por su parte, Asim Mehdi, empleado en una fábrica textil, ya vino cinco veces y nunca pudo comprar harina. "Es difícil. Tengo o pedir el día libre o cambiar mi turno, y aun así termino comprando una bolsa de 10 kilos a 250 rupias (cuatro dólares) en el mercado" abierto, indica.

"Ni los gobernantes ni los partidos políticos merecen mi voto. No quiero gastar mi voto ni mi tiempo en ellos", dice airado.

Las elecciones en Pakistán estaban previstas para el 8 de este mes, pero fueron postergadas para el 18 de febrero tras el asesinato de Bhutto, principal figura de la oposición.

Solo Mohammad Nadeem, de 13 años, parece feliz de estar en la fila, ya que eso significa que puede faltar a la escuela. "Soy el mayor, y como mi padre es empleado del ferrocarril no puede tomarse tiempo libre y me manda a mí, pues mi madre tiene que cuidar a mis hermanos más pequeños y atender la casa", cuenta. Nadeem logra llevarse una bolsa de harina cada vez que viene.

En la fila, las personas matan el tiempo opinando sobre la crisis de la harina, y muchos acusan al gobierno de conspirar con los ricos propietarios de los molinos para fabricar una escasez artificial y aumentar la demanda.

"Es una escasez creada por el gobierno. La harina es contrabandeada a Afganistán, y por eso sufrimos esta crisis", dijo uno. "Los propietarios de los molinos están acumulando harina y creando una escasez artificial", añadió.

A comienzos de mes, hubo noticias de que algunos políticos estaban vinculados con esa acumulación de harina, pero el gobierno se negó a tomar medidas, temiendo causarle problemas a la Liga Musulmana Pakistaní, ex partido gobernante que apoya al presidente Pervez Musharraf en los comicios.

Los cortes de energía frecuentes y prolongados afectaron el trabajo de los molinos, según otros.

Otros también critican al gobierno de haber aplicado demasiado tarde un impuesto a las exportaciones de trigo, cuando las existencias ya habían disminuido significativamente.

Los partidos de oposición condenaron al gobierno por no haber actuado a tiempo. Maulana Fazlur Rehman, del partido religioso Jamiat Ulema-i-Islam, acusó a la administración de Musharraf de haber creado deliberadamente una escasez de harina, petróleo y energía para distraer la atención pública del asesinato de Bhutto.

Según una encuesta realizada por Gallup Pakistan, la mayoría de los habitantes de este país de Asia meridional creen que las agencias del gobierno y los políticos cercanos a Musharraf fueron los responsables del atentado en la localidad de Rawalpindi, cercana a Islamabad.

Explicando la génesis de la crisis del trigo, el economista Asad Sayeed señaló: "La principal razón es que el gobierno anunció que entre mayo y junio hubo una extraordinaria cosecha de trigo, de 23 millones de toneladas. Pero, en realidad, la cosecha fue de apenas 19 millones de toneladas. Nunca hubo una divergencia tan grande entre las estimaciones y la real producción".

Pero esas explicaciones no le sirven a las personas que forman fila para conseguir alimento. "No me importa pasar aquí todo el día, pero si me dicen que ya no hay más cuando llegue mi turno, romperán mi corazón", afirma una mujer llamada Shamin. Los 16 miembros de su familia consumen cinco kilos de harina por día. "Y aun así, la mayoría de nosotros nunca nos acostamos con el estomago lleno", lamenta.

"No hay escasez de harina. Yo veo mucha en los comercios cercanos a mi casa. Lo que falta es dinero para comprarla", dijo Rubi Ibrahim. Esta mujer dice haber escuchado a Musharraf instando a la población en sus discursos a que no compre artículos que sean caros.

"Si ni siquiera podemos comprar harina, ¿qué nos queda para comer? Ya hemos eliminado varios de los artículos de la cocina: verduras, leche, lentejas, manteca… ¿Qué le queda para comer a una persona pobre? ¿Sólo polvo?".

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