El ataque a dos policías españoles perpetrado el sábado en la localidad vascofrancesa de Capbreton, muy cerca de la frontera con España, significó un paso atrás y dos adelante en la lucha contra el grupo terrorista ETA.
El paso atrás tiene varias facetas. Una de ellas es que muchos policías que actúan en Francia en actividades contra ETA lo hacen sin uniforme y desarmados, si bien coordinados con sus homólogos franceses, lo que ha suscitado protestas en España.
Otra faceta es la forma en que huyeron los tres presuntos miembros de ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad), tras dar muerte al guardia civil Raúl Centeno y dejar gravemente herido a Fernando Trapero, quien se encuentra internado en un hospital de Bayona, Francia, sin signos de actividad cerebral.
Según las investigaciones, los dos policías fueron seguidos por sus atacantes desde un café donde estaban desayunando hasta su automóvil. Cuando se introducían en el vehículo fueron abordados por los desconocidos y baleados.
No debe de haber sido fácil dejar allí a los caídos, tomar un automóvil y escapar, recorrer varios kilómetros, abandonar ese vehículo y sustraer otro, ocupado por una mujer y su hijo, y secuestrarlos brevemente para luego proseguir la huida.
¿Fue casualidad o la forma de escape estaba prevista? Si fuera lo segundo, se abrirían dos hipótesis: que la conductora del segundo vehículo estuviera confabulada, o que fuera muy grande la falta de vigilancia en la zona, algo difícil de creer dadas las operaciones franco-españolas que se llevan a cabo allí desde hace meses contra el grupo separatista vasco ETA.
Otro aspecto negativo se relaciona con la forma en que los agresores identificaron a los dos miembros de la militarizada Guardia Civil. Una posibilidad es que hubieran descubierto previamente quiénes eran, tras lo cual los siguieron y los agredieron.
También es posible que los presuntos etarras se hubieran percatado de que los dos hombres sentados a otra mesa del mismo café eran policías por su conversación y decidieran atacarlos, dijeron a IPS fuentes de la Guardia Civil.
Además, este es el primer acto violento cometido por ETA en Francia en 31 años. Con todo, ha generado una fuerte reacción de París, que se ha comprometido a estrechar la cooperación y las acciones conjuntas contra el grupo terrorista.
Durante décadas, España se quejó de que Francia miraba hacia otro lado, quizás para evitar atentados en su territorio, pese a que allí estaban radicados dirigentes de ETA, así como depósitos de explosivos y armas y centros de entrenamiento.
El compromiso de intensificar la actividad policial conjunta es un paso adelante. El otro fue el restablecimiento de la unidad política para enfrentar a ETA, en especial de la principal fuerza opositora, el derechista Partido Popular (PP), cuyo líder Mariano Rajoy encabezó las manifestaciones de repudio al ataque, convocadas este lunes por el presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
En esos actos participaron también asociaciones de víctimas del terrorismo y otras organizaciones no gubernamentales, próximas tanto al PP como al gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y a otras fuerzas políticas.
Un indicio que alienta las investigaciones son las huellas digitales y el material genético recolectado en la mesa del café que ocuparon los presuntos etarras, que permitirían identificarlos.
Las autoridades creen que uno de ellos sería Mikel Garikoitz Aspiazu, "Txeroki", considerado uno de los dos jefes del grupo terrorista y encargado de organizar los atentados, reclutar adeptos y mantener su infraestructura.
Las fuentes policiales defienden sus avances en la lucha contra ETA, alegando que desde el atentado de diciembre de 2006 en el madrileño aeropuerto de Barajas, en el que murieron dos trabajadores ecuatorianos, el grupo vasco no había vuelto a matar hasta el sábado.
Especialmente significativas fueron las protestas en el País Vasco, donde miles de ciudadanos se echaron a la calle convocados por Gesto por la Paz y el Foro de Ermua, dos organizaciones no gubernamentales que desde hace años promueven el fin de la violencia. El secretario general del PSOE en el País Vasco, Patxi López, criticó indirectamente a los partidos vascos nacionalistas moderados por no haber participado en las manifestaciones conjuntas. La unidad lograda en Madrid "dará mucha fortaleza a los demócratas para luchar contra el terrorismo", dijo.
La ausencia de los nacionalistas moderados que gobiernan la Comunidad Autónoma del País Vasco, que rechazan la violencia, pero intentan a la vez diferenciarse del PSOE y del PP y evitan condenar al brazo político de ETA, se vincula a la cercanía de las elecciones generales de marzo de 2008.