Sus edades van de los 18 a los 60 años y aspiran a fundar la primera logia masónica femenina de Cuba a mediados de 2008 y poner fin así a la tradicional exclusión de que han sido objeto en esa institución, entre cuyas divisas figura la defensa de la igualdad, la libertad y la fraternidad.
En ese empeño cuentan con el auspicio de la Gran Logia Femenina de Chile, que vendrá por esa fecha a iniciar a varias decenas de mujeres de La Habana y de Pinar del Río, 157 kilómetros al occidente de la capital cubana, confirmó, en entrevista a IPS Digna Gisela Medina, presidenta del Comité Gestor de Masonería Femenina en Cuba, creado hace dos años.
Según Medina, el interés femenino por la masonería viene de siglos atrás, sólo que no hubo espacio para que ellas pudieran desarrollarse hasta fechas más recientes.
"En la medida en que la mujer fue logrando metas y creció su participación activa en la sociedad, comenzaron a crearse Logias femeninas en muchos países del mundo", comentó.
En ese caso están Francia, Bélgica, España, Inglaterra, Chile, Argentina. México y Uruguay, entre otras naciones. "Parece que ya es un fenómeno indetenible y pensamos que más temprano que tarde la mujer en la masonería será un hecho internacionalmente aceptado por las Grandes Potencias Regulares", añadió.
La masonería se define como una institución progresista filantrópica, integrada por personas de libre pensamiento, buenas costumbres, y que buscan la autosuperación y el perfeccionamiento humano. En sus filas conviven personas de diferentes credos religiosos y ateos, así como de distintas tendencias políticas y corrientes filosóficas.
Pero uno de los antiguos límites o preceptos fundamentales de la Gran Logia de Inglaterra, que patrocina las logias regulares en el mundo, excluye de integrar sus filas a las mujeres. Esto hace que la iniciación masónica femenina conlleve un concepto de irregularidad. Sin embargo, José Manuel Collera Vento, gran maestro de la Gran Logia de Cuba de 2000 a 2003, considera, "como muchos otros masones", que esa prohibición ya no se corresponde con los tiempos actuales y, por tanto, debe ser revocada. "Personalmente, siempre he defendido el papel de la mujer en la masonería", indicó a IPS. En su opinión, la institución ha perdido vigencia en el mundo por excluir a las mujeres, que son "el elemento más importante de la sociedad, constituyen la mitad de la humanidad y son madres de la otra mitad". "Tampoco hay razón doctrinal, filosófica, esotérica o iniciática que impida a una mujer ser masona", recalcó.
Collera Vento reconoció, no obstante, que las cubanas han tenido "valladares que vencer" en su objetivo, sobre todo entre los sectores más conservadores de la masonería masculina. "Pero sólo se trata de corrientes de pensamiento contrarias, no de una postura oficial del organismo masónico", afirmó.
En todo caso, el auspicio de la Gran Logia Femenina de Chile libera de compromisos a la Gran Logia masculina de Cuba, que correría el riesgo de perder su regularidad y el reconocimiento de las Grandes Logias con las cuales tiene relaciones interpotenciales si viola los antiguos límites y acepta mujeres entre sus miembros.
La masonería femenina ejerce el rito escocés, que también practica la masculina, de modo que, a la hora de trabajar los símbolos, los rituales o iniciaciones, no existen diferencias entre hombres y mujeres, dijo Medina, de 46 años y médica especializada en cirugía maxilo-facial del hospital docente Calixto García, en La Habana.
Entre las aspirantes masonas hay desde profesionales activas a amas de casa, católicas y funcionarias con cargos estatales. "Lo importante es que sean virtuosas, discretas, trabajadoras y, por supuesto, deseen pertenecer a la masonería", explicó Medina, cuyo padre y su esposo son masones.
Ser masona tampoco se contradice con la militancia política o la pertenencia a otras asociaciones fraternales que existen en Cuba, afirmaron Collera Vento y Medina.
El Comité Gestor que preside Medina radica en La Habana e integra a unas 30 mujeres, en tanto las de Pinar del Río suman 32. El interés llegó hasta Caibarién, poblado de la costa norte de la provincia de Villa Clara, a 268 kilómetros de la urbe capitalina, donde varias aspirantes están comenzando a unirse.
También se piensa formar un Comité Gestor en Santiago de Cuba, segunda ciudad en importancia social y económica de este país y distante 847 kilómetros de La Habana. "No nos interesa tanto la cantidad, como la calidad", apuntó Medina.
Datos de 2004 indican que la masonería cubana tiene actualmente unos 29.000 miembros. Sus más de 300 logias trabajan dirigidas por la Gran Logia de Cuba y practican el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y el Rito de York.
Según expertos, en la historia de la masonería cubana, la mujer siempre ha estado ligada de una u otra manera a sus actividades, apoyando como una columna externa todas sus obras y sus procederes, pero nunca se ha reconocido la necesidad real y palpable de introducirla en su seno.