Diversas organizaciones insurgentes activas en el sur de Iraq asesinan a mujeres por entender que no ciñen su conducta a los dictámenes del Islam, según la policía. El recrudecimiento de las amenazas aleja a muchas de ellas de sus hogares.
Al menos 40 mujeres fueron asesinadas en los últimos cinco meses, informó a la prensa el jefe de policía de la meridional ciudad de Basora, general Jalil Hannoon.
"Estamos seguros de que hay muchas más víctimas cuyas familias no hacen la denuncia por temor al escándalo", añadió.
Las milicias chiitas de la Organización Badr, que responden al Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, y el Ejército Mehdi, liderada por el clérigo Muqtada Sadr, contrario a la ocupación, encabezan estas acciones hacia la imposición de estrictas normas islámicas.
La presión religiosa coincide con la partida del contingente británico de Basora, la mayor ciudad del sur del país, cuya seguridad deja en manos del gobierno iraquí.
El gobierno iraquí, de mayoría chiita, es acusado de dar un respaldo tácito y, a veces directo, a las milicias. El Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq forma parte del gobierno.
Las mujeres que no llevan el velo son el principal objetivo de las milicias, según los residentes. Muchas de ellas se quejan de recibir amenazas si no obedecen.
"Las milicias nos abordan y nos dicen que debemos llevar el velo y dejar de maquillarnos", relató la estudiante universitaria Zahra Alwan, quien huyó hace poco de Basora a Bagdad.
"Imitan a los Guardianes de la Revolución de la República Islámica de Irán (donde rige un régimen islamista desde 1979) y creemos que reciben órdenes desde allí", añadió.
Se pueden ver consignas pintadas en rojo en las paredes de Basora que ordenan a las mujeres no usar maquillaje ni salir a la calle sin sus cuerpos cubiertos de pies a cabeza, recordó Alwan.
"La situación en la capital no es tan diferente", dijo a IPS Mazin Abdul Jabbar, investigador de la Universidad de Bagdad. "Todas las universidades están controlados por insurgentes islámicos que acosan todo el tiempo a las estudiantes con dictámenes religiosos."
Esa es una de las razones por las cuales "muchas familias dejaron de mandar a sus hijas a las universidades", añadió Jabbar.
El Ministerio de Educación indicó a principios de este año que más de 70 por ciento de las niñas y muchachas dejaron de asistir a los centros de enseñanza que les corresponden por su edad.
Gran cantidad de las víctimas habían sido acusadas de ser "malas" antes de ser secuestradas, relataron varios residentes que no quisieron revelar su identidad.
Muchas de las secuestradas terminan asesinadas. Sus cuerpos aparecen luego en basureros con signos de violación y torturas y con una nota en la que se puede leer "mala".
Un clérigo chiita que habló con IPS en Bagdad, y pidió reserva de su identidad, defendió los asesinatos.
"Somos un país islámico y debemos comprometernos con las restricciones de nuestra religión", arguyó. "No tenemos que permitir que la corrupción ingrese en nuestras familias bajo la bandera de la libertad y tonterías de ese tipo."
Los clérigos sunitas tienen una perspectiva diferente.
"Va contra las normas islámicas que las mujeres muestren su cabello y su cuerpo", dijo a IPS el jeque Tariq al-Abdaly.
"Pero este no es un Estado islámico, así que lo único que podemos hacer es aconsejar a las mujeres, al igual que lo hacemos con los hombres, a que sigan esos dictámenes. En cualquier caso, el castigo por tales errores debe ser, por cierto, mucho menor que la ejecución", explicó.
Los liberales iraquíes se sienten profundamente frustrados por la falta de libertades personales.
"Estamos muy desilusionados con la pérdida de lo que fueron los logros de las mujeres iraquíes bajo el régimen del ex presidente Saddam Hussein (1979-2003), al que considerábamos retrógrado", dijo a IPS Salim Mahmood, del Partido Comunista Iraquí.
"Los estadounidenses prometieron convertir a Iraq en un símbolo de libertad y prosperidad. Ahora no hay nada de eso", añadió.