En tiempos en que la Unión Europea (UE) considera derribar sus barreras con Serbia, este país prevé erigir las suyas para bloquear a Kosovo en caso de que esta provincia insista con la independencia.
Serbia amenaza con disponer un embargo económico contra Kosovo, administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1999, cuando los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre Belgrado pusieron fin a una guerra.
Este país afirma que su principal objetivo en materia de política exterior es integrarse a la Unión Europea (UE). Pero el destino de esta provincia de dos millones de habitantes, la mayoría de los cuales pertenecen a la etnia albanesa, es decisiva para lograr esa meta.
La amenaza de embargo no es oficial. Sin embargo, diversos dirigentes políticos la mencionaron en varias ocasiones.
"En marcado contraste con la apertura de fronteras en Europa, en algunos lugares se erigen nuevos muros", escribió el analista Vladimir Gligorov en su columna del diario Blic, el de mayor tiraje de Serbia.
Llama la atención, prosiguió, que Serbia considere "obstáculos al comercio y las comunicaciones".
La iniciativa, sostuvo Gligorov, es considerado por la dirigencia política en Belgrado "una 'obligación política', pese a que el compromiso internacional de Serbia es ampliar el libre comercio en los Balcanes".
La medida que más se menciona es el corte del suministro de agua y electricidad. También puede ponerse un freno a las importaciones de alimentos de Kosovo.
El temor a un embargo serbio llevó a muchas empresas kosovares a importar cereales y otros alimentos básicos de Croacia.
Pero el mayor temor se refiere al reservorio de agua de Gazivoda, que cubre 60 por ciento del consumo de Kosovo. Esta fuente se encuentra en el norte de la provincia, controlado por Serbia.
Gazivoda no sólo brinda agua para beber, sino también para enfriar la planta termal Kosovo B, que cubre más de la mitad de la demanda de energía eléctrica.
"Sin Gazivoda, la viabilidad de Kosovo está en duda", dijo a IPS un veterano diplomático de la UE que pidió reserva sobre su identidad. "Aun la importación de electricidad es una posibilidad dudosa porque tiene que pasar por la red serbia."
El Ministerio de Industria y Comercio de Kosovo informó que Serbia brinda suministros a esa provincia por unos 450 millones de dólares al año.
Belgrado parece encaminarse hacia el aislamiento político con la UE.
El primer ministro serbio Vojislav Kostunica rechazó una oferta de la UE de integración rápida a cambio de la independencia de Kosovo. El gobernante la consideró "un insulto".
La agitación política acerca del futuro de Kosovo también tiene repercusiones en territorio serbio.
Los ultranacionalistas aprovechan la oportunidad para pedir mayor cooperación con Rusia, que defendió con fuerza en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la postura serbia de negar la independencia a Kosovo.
Serbia y Rusia comparten las raíces eslavas, un elemento que no es menor en su alianza contra la autonomía de la albanesa Kosovo.
El candidato ultranacionalista a las elecciones presidenciales serbias previstas para el 20 de enero, Tomislav Nikolic, pidió que Rusia construya una base militar en Serbia para "contrarrestar" la de Bondstill, que Estados Unidos tiene en Kosovo.
"Rusia debe tener presencia estratégica en Serbia, con la fuerza aérea u otra cosa", declaró.
Nikolic es popular y se espera una dura batalla entre él y el actual presidente, Boris Tadic.
La propuesta de Nikolic tuvo buena recepción entre los miembros de la minoritaria comunidad serbia de Kosovo que organizaron una manifestación la semana pasada en la septentrional ciudad kosovar de Mitrovica.
Los serbios kosovares pidieron, incluso, que Rusia envíe a su ministro de Defensa para oficiar de "ministro de Defensa de Serbia" frente a la eventualidad de la independencia de Kosovo.
"Se trata de un pedido sin precedentes y representa una verdadera traición a los intereses nacionales", dijo a IPS el historiador Nikola Samardzic.
"Aparte de los sentimientos fraternos hacia Rusia, los serbios sabemos que ese país no ofreció beneficio alguno a las naciones en las estuvieron presentes", agregó.
Muchos habitantes de la capital coincidieron con él.
"Las poblaciones que estuvieron 45 años bajo dominio de Rusia no tuvieron prosperidad", señaló Dragica Mirosavljevic, de 43 años, un comerciante de Belgrado.
"Se salvaron con la caída del comunismo. Tenemos que mirar hacia la UE y no reemplazar a las naciones en la órbita de Rusia", añadió.