La admisión por parte de la inteligencia de Estados Unidos de que Irán no procura fabricar armas nucleares desde 2003 está lejos del gran triunfo reivindicado por el presidente Mahmoud Ahmadinejad, y no aleja la amenaza de sanciones económicas.
La Evaluación Nacional de Inteligencia estadounidense fue el «golpe final a todos los que le desean el mal a la nación iraní», dijo Ahmadinejad el 5 de este mes en la occidental ciudad de Ilam, dos días después de divulgado el informe.
Muchos representantes del ala más dura del régimen islamista iraní se sumaron desde entonces al regocijo presidencial.
«El estudio tenía el objetivo de ayudar al gobierno estadounidense, pero, en última instancia, anunció la victoria de la nación iraní en asuntos nucleares contra todas las grandes potencias», dijo el mandatario.
Simpatizantes de Ahmadinejad afirman que la publicación del informe fue una derrota para los neoconservadores de Washington y una prueba de la rectitud de Teherán.
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Pero otros dirigentes iraníes, tanto conservadores como reformistas, se muestran escépticos. Aunque consideran positiva la evaluación de la inteligencia estadounidense, también critican a Ahmadinejad por cantar victoria de modo apresurado.
El informe hace una distinción entre las actividades nucleares iraníes previas y posteriores a 2003, algo que resulta peligroso, advirtió el diario de línea dura Jomhuri Eslami en su editorial.
Jomhuri Eslami señaló que el objetivo de la Evaluación Nacional de Inteligencia es convencer a la opinión pública de que se requiere «una continua presión sobre Irán», porque, en caso contrario, el régimen islamista «avanzará otra vez hacia la construcción de armas nucleares».
El gobierno estadounidense continuará con su política de hostilidad y presionará al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas para imponer una tercera ronda de sanciones contra Irán, agregó el diario.
Asimismo, reivindicar con demasiado énfasis los argumentos del informe implica aceptar la información de inteligencia de Estados Unidos sobre el programa nuclear iraní de los últimos siete años, cuando menos.
Así lo señala el sitio de Internet Tabnak, cercano a Mohsen Reza’ei, secretario del poderoso Consejo de Discernimiento.
El mismo Ahmadinejad ha bajado su tono. En una conferencia de prensa del 11 de este mes, describió al informe, apenas, como un «paso positivo».
Si Estados Unidos «da uno o dos pasos adelante más, la situación puede ser significativamente diferente. El siguiente paso debería ser dejar de lado las acusaciones sin fundamento sobre el programa nuclear», afirmó.
La Evaluación Nacional de Inteligencia asegura que Irán buscó construir armas nucleares hasta 2003, pero que en esa fecha abandonó ese propósito.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Manouchehr Mottaki, enfatizó que los planes de desarrollo atómico siempre tuvieron intenciones pacíficas y que el informe sólo había revelado 70 por ciento de la verdad.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo en una reunión con su par italiano, Giorgio Napolitano, el día 11: «Creemos que Irán tiene un programa secreto de armas atómicas y que deberá explicar al mundo por qué.»
Según Bush, también debe informar a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
La idea de Ahmadinejad acerca de que el informe era una señal de normalización de las relaciones con Washington también ha sido recibida con escepticismo.
«Nuestras diferencias se refieren a una serie de cuestiones estratégicas y no se resolverán enviando señales y con movimientos tácticos», dijo el ex negociador nuclear iraní Ali Larijani.
Actualmente Larijani integra el Consejo Supremo de Seguridad Nacional como representante del líder supremo religioso iraní, Ali Khamenei.
Un analista de Teherán dijo a IPS que la estimación de inteligencia «deja abierta la especulación sobre los objetivos futuros del plan nuclear. Y esta es un trampa para Irán».
«Admitir que no existe en este momento un plan de construcción de armas ayuda mucho al gobierno estadounidense, aliviando la presión del lobby israelí y los representantes de la línea dura que reclamaban acciones militares», agregó la fuente, que pidió no revelar su nombre.
No hay que olvidar, señaló, que otro informe, elaborado por el director de la AIEA, Mohammed El Baradei, «tampoco es categórico sobre el carácter pacífico del plan nuclear, por lo que no evitará realmente la adopción de nuevas sanciones».
Se estima que si llegaran a aplicarse, afectarán fundamentalmente a personas vinculadas con el programa atómico, algunos bancos y las fuerzas armadas. «Existen pocas posibilidades de que China y Rusia, que tienen estrechos lazos con Irán, requieran una gran tarea de persuasión para ir adelante con las sanciones», afirmó el analista.