Trabajan en el interior profundo o en áreas marginales de las ciudades, que a veces paradójicamente están en el centro. Coinciden en buscar la inclusión social, pero parten desde muy abajo en la escala social y con personas que han vivido mucho pese a sus pocos años.
Uno de los programas desarrollados en esas áreas es el dirigido a reducir la morbilidad y mortalidad materna, perinatal e infantil en Sobral, una ciudad de 183.000 habitantes del nordestino y empobrecido estado brasileño de Ceará.
Llamado "El trébol de cuatro hojas", tuvo la suerte de lograr este viernes en Porto Alegre los 30.000 dólares del primer premio en la feria de proyectos de innovación social, organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Fundación W. K. Kellogg.
El jurado, que lo eligió entre 12 finalistas surgidos de 900 proyectos presentados, entendió que el programa a cargo de la Secretaría de Salud y Acción Social de Sobral es "técnicamente el mejor diseñado y que potencia la energía de la comunidad para intervenir ante un problema tan importante como la mortalidad infantil".
"Es una estrategia que, nacida en 2001 desde un gobierno distinto al actual, fue apropiada por la comunidad a tal punto de que los cambios de autoridades, sin importar el color político, no pueden desactivarla, aunque quisieran", dijo a IPS la primera coordinadora del proyecto, la enfermera Julia Santos Sousa.
A tal punto llega esa convicción que a Santos Sousa, hoy una integrante más de "El trébol de cuatro hojas", no le importa quién gobierna y no supo responder a IPS qué partido o coalición está hoy en la sede de la prefectura (municipio) de esta ciudad, donde 36 por ciento de sus habitantes son pobres.
"Ha logrado influir en la agenda pública, es sustentable y tiene la capacidad de medir su impacto, a la par de que aporta un mensaje trascendental sobre el valor de la organización social y demuestra a que sí se pueden lograr resultados concretos", señaló Norha Rey de Marulanda, ex gerente de Áreas Sociales e Integración del Banco Interamericano de Desarrollo. Rey de Marulanda fue la portavoz del Comité de Notables del Concurso Experiencias en Innovación Social de la feria organizada por la Cepal en una plaza céntrica de la capital del meridional estado brasileño de Rio Grande do Sul.
Entre los logros que destaca el grupo se cuentan la atención el año pasado de 1.148 familias, a un costo de 175 dólares por cada una de ellas. Además, desde el comienzo de esta experiencia en 2001 se verificó una mejoría en los indicadores de atención prenatal y una reducción de la mortalidad infantil de 29,7 por mil nacidos vivos a 16,5 por mil.
Santos Sousa explicó que la participación de la sociedad civil, a través de organizaciones no gubernamentales, fundaciones empresariales y voluntarios, permitió superar una de las trabas mayores: la financiación. Al inicio de la experiencia, el municipio aportaba la totalidad del presupuesto, mientras que ahora ese aporte bajó a 74 por ciento. Pero no hubo un solo ganador. Además de los otros cuatro que se irán de Porto Alegre con dinero en sus alforjas (20.000, 15.000, 10.000 y 5.000 dólares), los 12 finalistas cargan ya con el respaldo de haber sido certificados por la Cepal, lo que les otorga credibilidad e interpela a los gobiernos nacionales y locales a prestar atención a estos emprendimientos sociales y a sus propuestas de políticas públicas.
Es lo que esperan con la mención especial los miembros de Educación con el niño callejero (Ednica), cuyo marco es la Colonia Morelos, en el histórico centro de la capital de México, y un barrio del sur, también lleno de pobreza y marginación. Una labor que trasciende hasta su propio nombre, pues atiende desde bebés hasta jóvenes de 22 ó 25 años.
Ednica, como organización de la sociedad civil, no es dependiente de ningún organismo ni partido, "independencia que nos ha permitido trabajar con los distintos gobiernos de turno, sea de derecha, como el federal, o de izquierda, como el de la capital", comentó a IPS la joven abogada Rocío Morales.
Pero también en los últimos tiempos, de la mano de la política de "mano dura" contra el delito del presidente Felipe Calderón, "aparecemos como sospechosos" y presionados por la presencia de fuerzas policiales en los alrededores de los centros de atención, dijo Morales.
"Es que hay mucha estigmatización de los niños de la calle. Parece que todos son traficantes y no es así. Pero hay un aumento en el consumo de drogas en todo el país por el cierre de la frontera con Estados Unidos y los niños de la calle aparecen como las primeras víctimas de este combate contra el narcotráfico", puntualizó.
El centro cuenta con la presencia de trabajadores del servicio social, voluntarios y en especial gente de la comunidad.
En el centro de Morelos trabajan con 80 niños y jóvenes que viven en la calle, y con otros 150 que son atendidos de día, con apoyo específico para sus estudios en el sistema formal y en la búsqueda de convencer a sus padres para que los retiren del circuito laboral a cambio de una beca compensatoria de los ingresos que dejarían de percibir.
Por su parte, en el Centro Educativo por la Infancia, de la colonia Ajusco, en el sur de la ciudad, sólo se atiende a niños y niñas que trabajan: ya suman 230.
Ednica forma parte de la Red por los derechos de la infancia, que incluye 53 organizaciones no gubernamentales mexicanas que trabajaron con buenos acuerdos durante el gobierno de Vicente Fox (2000-2006). Pero hoy, según Morales, Calderón los dejó de lado. En cambio, la colaboración con instancias del gobierno local de la ciudad de México continúa, en una experiencia que la activista considera positiva.
Pero "también desde el gobierno capitalino se promueve una idea de limpiar el centro histórico llevando a los chavos (niños) fuera de esos espacios, porque es un lugar turístico y se debe ver lindo", cuestionó. Esas políticas muchas veces son de "limpieza social", concluyó, y violan los derechos humanos de los menores.