El día después de Navidad fue de vértigo para las familias de unos 45 rehenes en manos de la guerrilla colombiana, que esperan la entrega de tres de ellos antes de que termine 2007.
Un audaz operativo internacional presentado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para la liberación segura de las políticas colombianas Consuelo González de Perdomo y Clara Rojas, y del pequeño hijo de ésta, Emmanuel, fue aceptado por el gobierno de Colombia.
A las 14:47 hora colombiana (19:47 GMT), Bogotá anunció que «autoriza la misión humanitaria en los términos» de la propuesta de Chávez, expuesta por éste pocas horas antes en Caracas.
Por boca de su canciller Fernando Araújo, el gobierno colombiano anunció que su representante sería Luis Carlos Restrepo, alto comisionado para la Paz, con el cual la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) guarda fuertes diferencias.
En una declaración leída desde la sede del Ministerio de Defensa, el gobierno advirtió que «las aeronaves que se empleen en esta misión humanitaria deben llevar los emblemas de la Cruz Roja Internacional».
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Patricia Perdomo, hija de Consuelo González, dijo a IPS «estoy segura de que todo va a salir muy bien, porque todo está listo», y agregó que, «renuevo mis agradecimientos al presidente Hugo Chávez, a la senadora Piedad Córdoba, y por supuesto al gobierno colombiano».
En un comunicado fechado el 9 de este mes, y divulgado el 18 por la agencia cubana Prensa Latina, las FARC habían anunciado que liberarían a González, a Rojas y al hijo que ésta tuvo en cautiverio, como gesto unilateral de reconocimiento a las gestiones de Chávez y de la senadora opositora colombiana Córdoba para un acuerdo humanitario, abortadas el 21 de noviembre por el presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
El acuerdo humanitario que quieren las FARC supone el canje de unos 45 rehenes civiles, policías y militares en su poder por unos 500 guerrilleros presos.
La propuesta de Chávez fue remitida por intermedio del canciller venezolano Nicolás Maduro, en carta fechada el 25 de diciembre y entregada a la cancillería colombiana de manera simultánea a la rueda de prensa que realizaba el mandatario en Caracas.
Una caravana aérea humanitaria, compuesta de aviones ligeros y helicópteros venezolanos identificados con emblemas de la Cruz Roja, partirá de uno o hasta cinco aeropuertos de ese país próximos a la frontera con Colombia, con rumbo a la terminal aérea de Vanguardia, en Villavicencio, unos 90 kilómetros al sur de Bogotá.
La caravana estará integrada por emisarios de alto perfil directamente designados por los mandatarios de Francia, Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador y Venezuela y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC), dijo Chávez.
Algunos de esos emisarios son el ex mandatario argentino Néstor Kirchner y el asesor internacional de la presidencia de Brasil, Marco Aurelio García.
La terminal aérea de Vanguardia tiene una pista asfaltada de 1.700 metros de longitud, con capacidad para aviones medianos y puede operar tanto a través de instrumentos como por medios visuales.
En Villavicencio, el contingente tomaría contacto con las FARC, encargadas de determinar el resto del trayecto hasta el punto de entrega de los tres rehenes. Ese tramo es secreto, según condición impuesta por la guerrilla, y que «yo comprendo porque soy militar», dijo el presidente.
Los rehenes serán trasladados entonces a Vanguardia, donde los esperarán aeronaves dispuestas con equipo médico para afrontar cualquier emergencia de salud, y desde allí a suelo venezolano, donde los estará esperando Chávez.
«Desde el mismo instante en que recibimos la noticia de que las FARC habían tomado la decisión de liberar a Clara, Consuelo y Emmanuel nos pusimos a trabajar intensamente, con mucha paciencia», en esta «Operación Transparencia», agregó.
La velocidad con que se desplegaron los hechos este miércoles podría indicar que el operativo llevaba mucho tiempo de planificación. Chávez ratificó lo que había admitido el día 18 en Montevideo: que conocía la oferta de las FARC desde varios días antes.
Para el colombiano Alfredo Rangel, analista en temas militares y director de la Fundación Seguridad y Democracia, se trata de «un operativo demasiado aparatoso y sin duda en busca de un espectáculo internacional».
«Esperaba que las FARC entregaran a los secuestrados en Venezuela», pues los guerrilleros «cruzan todos los días la frontera para lado y lado. Es una frontera demasiado porosa», dijo a IPS.
«El asunto está en los detalles de la propuesta que el gobierno venezolano le haya transmitido al gobierno de Colombia. Esos detalles son claves para la viabilidad de ese operativo, y por lo pronto son desconocidos para la opinión publica», agregó.
Al exponer ante la prensa mundial su propuesta a grandes rasgos, Chávez apuntó que dejaba en discreción varios «detalles» que sí habría expuesto a Uribe.
Antes de recibir respuesta de Bogotá, el venezolano dijo que «en el supuesto de que sea negativa, nosotros estaríamos obligados a activar la fórmula clandestina», pero aclaró que en ningún momento ésta contemplaba la violación de la soberanía colombiana, lo cual supondría que los representantes de las FARC tendrían que acercar a los rehenes hasta la frontera.
Según Chávez, si Bogotá aceptaba de inmediato, como lo hizo, todo estaba dispuesto para que la operación humanitaria se llevara a cabo este jueves.
«No puedo confirmar ni negar» esa posibilidad, dijo a IPS Yves Heller, portavoz del CIRC en Colombia.
«Ya estamos tratando de organizar la parte logística. Vamos a pedir todas las garantías de seguridad a las partes concernidas, pero es muy difícil decir si la operación puede llevarse a cabo mañana», reiteró.
«Estamos en la primera etapa de la operación, y tenemos que ser muy prudentes. Vamos por buen camino», señaló, porque las personas que van a ser liberadas «han perdido su libertad hace tiempo y viven en condiciones muy difíciles».
Rojas, compañera de fórmula de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, fue capturada junto a ésta en 2002. Durante su cautiverio tuvo un hijo con un guerrillero. La ex congresista González fue secuestrada en 2001.
Este «es un gesto unilateral de la guerrilla, pero a la vez es una señal que se le manda al gobierno y al mundo de que las FARC están dispuestas a negociar», dijo a IPS Juan Carlos Lecompte, esposo de Betancourt.
«Ojalá que el gobierno entienda este gesto de buena voluntad» y «permita la negociación inmediata del tan anhelado acuerdo humanitario, por el que llevamos luchando casi seis años, para así poder poner en libertad a los demás secuestrados», agregó.
Algunos de los rehenes llevan 10 años en cautiverio. En la lista de los canjeables, las FARC incluyen a tres contratistas del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que actuaban en operaciones contrainsurgentes en territorio colombiano.
El portavoz del CRIC estimó que «sí hay voluntad de las partes. Estamos en contacto con los gobiernos de Colombia y Venezuela, y con las FARC, para llevar a cabo la operación con todas garantías de seguridad en la zona».
Villavicencio es capital del departamento del Meta, donde se libran fuertes combates entre el ejército y las FARC y entre grupos narcotraficantes rivales, cada cual con sus propios ejércitos.
La ciudad se recuesta al pie del monte andino, donde se abre la gran planicie de los llanos de la Orinoquia, región geográfica y cultural que comparten Colombia y Venezuela.
Aunque el presidente venezolano sostuvo que su gobierno se encargará de suministrar el combustible necesario para las naves, el aeropuerto de Villavicencio tiene equipos de aprovisionamiento para aviones como los Falcon 900, de tres turbinas, con capacidad para 19 pasajeros y una autonomía de vuelo de 7.000 kilómetros.
* Con aportes de Mariana Pérez (Caracas), Constanza Vieira y Helda Martínez (Bogotá).
