CAMBIO CLIMÁTICO: Australia entre dos aguas sin ser puente

Aunque el flamante gobierno laborista de Australia se comprometió a ratificar el Protocolo de Kyoto, el primer ministro Kevin Rudd se opondría a aceptar metas obligatorias de reducción de emisiones de gases invernadero para las naciones ricas.

La conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que delibera en la isla indonesa de Bali, maneja un borrador de declaración final que incluye un compromiso del Norte industrializado de recortar sus emisiones entre 25 y 40 por ciento para 2020 respecto de los niveles de 1990.

Estados Unidos y Japón rechazan esta posibilidad. Australia también se opondría a la inclusión de una meta de carácter obligatorio en el documento final de la conferencia, cuyo cierre está previsto para este viernes pero podría postergarse hasta este sábado.

Rudd declaró que sería "irresponsable" asumir un compromiso de ese tipo, pero que aguardaría un estudio sobre el impacto del cambio climático en Australia, antes de aceptar reducciones específicas obligatorias.

El informe fue encargado al economista Ross Garnaut cuando el Partido Laborista aún estaba en la oposición.
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La posición de Rudd resulta clara, a pesar de informes acerca de la disposición de la delegación australiana en Bali a aceptar esa meta de limitar las emisiones entre 25 y 40 por ciento.

Tony Mohr, de la Fundación Australiana para la Conservación, dijo a IPS que "no hay ningún problema con la posición del gobierno de esperar por el estudio de Garnaut y tomarse su tiempo para evaluar el impacto económico de metas específicas".

Pero agregó que Australia puede apoyar la reducción de entre 25 y 40 por ciento y definir luego, "en el transcurso del próximo año o algo así", la magnitud de su contribución para alcanzar ese objetivo.

"Soy optimista sobre la posibilidad de que Australia se una a la comunidad internacional, con países como Alemania, Gran Bretaña, Nueva Zelandia y la Unión Europea para apoyar estas metas como base para futuras negociaciones", dijo Mohr a IPS desde Bali.

El estudio de Garnaut se conocerá en junio de 2008. Pero Ben Pearson, de la organización ambientalista Greenpeace Internacional, tiene la esperanza de que Australia acepte las reducciones en el rango de 25 a 40 por ciento.

Tal aspiración "se basa sobre la mejor evidencia científica de los más importantes expertos en cambio climático del mundo. Espero que el informe de Garnaut no sea usado como excusa para que Australia no asuma un papel de liderazgo en la conferencia", agregó.

Rudd ha manifestado que desea actuar como puente entre las naciones occidentales y China en materia de recalentamiento planetario.

La semana pasada Australia inició el proceso de ratificación del Protocolo de Kyoto —aprobado en 1997 y que caducará en 2012—, acuerdo que establece metas de reducción de emisiones. Su antecesor conservador en el cargo, John Howard, rechazó el tratado.

Luego de dar el primer paso hacia la ratificación, Rudd habló por teléfono durante 20 minutos, en mandarín, con el primer ministro de China, Wen Jiabao, sobre cuestiones ambientales.

Según Pearson, Rudd tiene una "perfecta oportunidad" para demostrar su liderazgo en Bali, donde se presentará este miércoles. "Si lo hace, pondrá al mundo en la senda para evitar un cambio climático peligroso", agregó.

Según Mohr, "Australia puede tender un puente en estas negociaciones entre los países ricos y los subdesarrollados para alcanzar un acuerdo".

Pero mientras Canberra parece dispuesta a rechazar reducciones de emisiones obligatorias para las naciones ricas, está adoptando una posición dura frente a los países subdesarrollados que más contaminan.

El ministro de Comercio, Simon Crean, dijo que Australia debe aceptar reducir sus emisiones de gases invernadero "en el momento apropiado" pero, al mismo tiempo, obtener compromisos similares de países como China e India.

Mohr dijo que China sugirió que aceptaría reducciones "claras" y "medibles" para lograr que una cantidad importante de países ricos asuma, de buena fe, el compromiso de limitar las emisiones entre 25 y 40 por ciento.

El Protocolo de Kyoto establece que las metas obligatorias no se aplican a los países del Sur en desarrollo, incluidas China e India, dos de los mayores contaminadores en el mundo en cantidades absolutas, pero que se encuentran detrás de Australia en el volumen de emisiones de gases invernadero por habitante.

Greenpeace Internacional considera que establecer metas obligatorias para las naciones en desarrollo es un paso adelante, pero aclaró que debían ser menos estrictas que para los países ricos, como Australia, dijo Pearson.

"Los países industrializados son los mayores responsables por la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera hasta el momento y son los más ricos del mundo. Son ellos los que tendrán que dar el primer paso en la reducción de emisiones y, luego, las naciones en desarrollo deberán seguir el mismo camino", señaló.

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