Bangladesh solicitó a la comunidad internacional el urgente envío de 500.000 toneladas de arroz o trigo para alimentar a los miles de hambrientos sobrevivientes del ciclón Sidr, que azotó al país el 15 de noviembre y arrasó con sus cosechas.
Se trató de la segunda catástrofe que castigó a esta nación esencialmente agrícola, luego de devastadoras inundaciones en julio. Con las dos principales cosechas de arroz del año destruidas, los economistas temen que una hambruna esté acechando a la vuelta de la esquina.
Un miembro del gabinete del gobierno interino respaldado por los militares, Tapan Chowdhury, quien está a cargo de la administración de alimentos y manejo de desastres, señaló que el país necesita esas 500.000 toneladas de granos para superar la escasez de comida.
"Hemos solicitado la asistencia de instituciones humanitarias ante la imposibilidad del gobierno de garantizar el abastecimiento suficiente de granos a causa de las pérdidas provocadas por las inundaciones. Tendremos un déficit en la producción de alimentos este año", afirmó.
El gobierno está tratando de atender la demanda con sus reservas, pero es muy probable que se agoten antes de abril.
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Las autoridades informaron que cuentan con una existencia de 700.000 toneladas de granos. Necesitan importar al menos un millón para cubrir el déficit previsto.
El ciclón Sidr dejó un saldo de más de 4.000 muertos y afectó a casi siete millones de personas en este empobrecido y densamente poblado país de 150 millones de habitantes.
La semana pasada, la Organización de las Naciones Unidas señaló que alrededor de 2,6 millones de personas en estado de pobreza extrema necesitan auxilio inmediato. Varias naciones, instituciones internacionales y organizaciones no gubernamentales se unieron a los operativos de socorro en la zona meridional del país. Pero decenas de miles reciben una alimentación deficiente o pasan hambre.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha anunciado que comenzará a distribuir masivamente en los distritos más castigados las galletas conocidas como "BP5", de alto valor nutricional, junto con botiquines familiares, especialmente a niños pequeños, embarazadas y madres que están amamantando a sus hijos.
Unicef estima que más de un millón de casas y 3.000 escuelas primarias fueron dañadas o destruidas. Los espacios disponibles en edificios públicos en las ciudades y aldeas se encuentran abarrotados.
El 28 de noviembre, centenares de sobrevivientes en el distrito de Barguna protestaron contra el mal manejo en la distribución de la ayuda.
Los economistas temen que una hambruna afecte al país. Las inundaciones y el ciclón no sólo destruyeron las cosechas sino que también afectaron la producción agrícola y otras actividades generadoras de ingresos.
Si no se toman medidas inmediatas, la situación empeorará, dijo a IPS Zaid Bakht, director de investigaciones del Instituto de Estudios sobre el Desarrollo de Bangladesh. "Es una situación riesgosa, puede afectar la estabilidad macroeconómica", agregó.
"No creo que se produzca una hambruna, pero habrá una crisis si el gobierno no actúa de inmediato para obtener alimentos", dijo Bakht.
La Cruz Roja señaló en Ginebra que está incrementando su solicitud de ayuda a Bangladesh a 22 millones de dólares, ya que todavía existen millones de personas que necesitan asistencia y refugio.
La Federación Internacional de la Cruz Roja y las sociedades de la Media Luna Roja indicaron en una declaración conjunta que la ayuda contribuirá a proveer a las personas afectadas "socorro inmediato, cobijo, agua, servicios sanitarios y asistencia temprana para la recuperación".
"El invierno se aproxima rápido. Las familias que perdieron sus casas necesitan desesperadamente materiales y apoyo técnico para construir refugios para ellos y sus pertenencias", afirmó Graham Sanders, de la Cruz Roja.
El economista Mahbub Ullah declaró que "importar comida es un gran desafío, pero uno aún mayor es proveer a la gente con capacidad de compra luego de otorgarles ayuda alimentaria".
Pero los expertos, en general, evitan utilizar el término hambruna.
La ex ministra de Agricultura y dirigente del partido Liga Awami, Matia Chowdhury, dijo a IPS que una crisis alimentaria es inevitable si el gobierno no importa granos a través de iniciativas públicas y privadas. "Pero prefiero no usar la palabra hambruna", agregó.