AMBIENTE-CHILE: Ollas y sartenes contra el cambio climático

El restaurante vegetariano El Huerto, en Santiago, es el primero de Chile que decidió combatir sus emisiones contaminantes de dióxido de carbono.

Alimentos sabrosos y libres de la huella de carbono. Crédito: Gentileza El Huerto
Alimentos sabrosos y libres de la huella de carbono. Crédito: Gentileza El Huerto
Y ahora, gracias a una iniciativa independiente, cualquier ciudadano podrá hacer lo propio a través de Internet.

El Huerto, con capacidad para 100 comensales, abrió sus puertas en 1980 en el acomodado vecindario de Providencia y hoy goza de fama entre los amantes de la comida saludable y la naturaleza.

Fieles a su conciencia ecológica, sus dueños, José Fliman y Nicole Mintz, decidieron en junio dar un paso que los llevara más allá de sus afamadas tarta de alcachofas y verduras salteadas: neutralizar el dióxido de carbono, uno de los gases de efecto invernadero, liberado a la atmósfera por la cocina y el servicio a los comensales.

"Queríamos reducir nuestro consumo de energía y compensar lo que no podíamos ahorrar", explicó a Tierramérica Fliman, quien dejó el proceso en manos del no gubernamental Instituto de Ecología Política (IEP).

El IEP se dedicó primero al análisis energético de El Huerto, que emite anualmente 64,65 toneladas de dióxido de carbono por consumo de electricidad térmica y combustibles fósiles como gas, parafina, carbón y bencina.

Luego diseñó un plan de ahorro energético de 12 por ciento mensual con consejos prácticos y talleres educativos para cambiar los hábitos de los más de 20 trabajadores del concurrido restaurante.

"La charla que (IEP) nos dio sobre el cambio climático nos hizo tomar conciencia de la gravedad del problema", señaló a Tierramérica la mesera Isabel Carvajal.

Se cambiaron bombillas eléctricas por las de bajo consumo, se sellaron filtraciones de aire para disminuir el uso de calefactores en invierno y se instalaron toldos fuera de las ventanas para reducir la entrada de calor en verano.

Las ollas se tapan para disminuir el tiempo de cocción de los alimentos, se almacena el agua caliente en termos y se apagan luces innecesarias durante el aseo.

La evaluación final del proceso se hará en noviembre de 2008. Mientras tanto, el restaurante decidió compensar todo el dióxido de carbono emitido en 2007 comprando electricidad limpia y bonos de carbono, destinados a financiar proyectos de baja o nula liberación de gases invernadero.

El Huerto compra electricidad a El Rincón, una central hidroeléctrica de pasada, que aprovecha la energía natural de los ríos sin acumular el agua en embalses.

En agosto, el propio IEP certificó que El Rincón producía energía limpia, respetando el ambiente y la población, según los estándares de la Red Europea de Electricidad Verde.

El Huerto también compra bonos de carbono a Climate Care, que utiliza el dinero para implementar proyectos limpios en nombre de sus clientes.

El restaurante desembolsó 770 dólares por la compensación de 2007. El 30 de noviembre entregó unos 295 dólares a El Rincón, que genera 2,4 kilovatios por hora. A Climate Care, que otorga certificados o permisos para emitir una tonelada de carbono por el precio de 15 dólares, le corresponden cerca de 475 dólares.

La propietaria de El Rincón, la Asociación de Canalistas del Maipo, principal río que abastece de agua a la capital, utilizará el aporte en la operación de la generadora y en el mantenimiento de la red de canales que la nutren, dijo a Tierramérica su gerente general, Alejandro Gómez.

Climate Care invertirá el dinero en su portafolio de proyectos de energías renovables no convencionales y de eficiencia energética.

"Esto reforzará nuestra imagen ante los consumidores. Si yo fuera exportador, no lo pensaría dos veces para competir con empresas de otros países", afirmó Fliman.

El Huerto utiliza 20 por ciento de sus materias primas orgánicas, elaboradas sin agroquímicos. La proporción no es mayor porque el mercado interno es pequeño y por problemas en la distribución, explicó el propietario.

"Hacerse responsables de su huella ecológica les trae a las empresas beneficios de imagen o de competitividad en el mercado", señaló a Tierramérica Matías Steinacker, representante de Climate Care en América Latina. Pero esa tendencia apenas comienza en Chile.

En noviembre, fueron compensadas las emisiones de dióxido de carbono de un encuentro organizado por el gobierno con inversionistas en energías renovables y Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL).

Los MDL permiten que gobiernos y empresas de naciones industriales obligadas a abatir sus gases invernadero, cumplan en parte ese objetivo invirtiendo en proyectos limpios en países en desarrollo para obtener reducciones certificadas de emisiones a costos más bajos.

Para Fliman, lo más reconfortante fue ver el cambio de hábitos de sus trabajadores "porque así se va generando una red".

Según datos de las Naciones Unidas, Chile es el país de América Latina que más aumentó sus emisiones anuales de carbono entre 1990 y 2004: de 35,6 millones de toneladas a 62,4 millones.

Pero el aporte chileno a la contaminación climática es de 0,2 por ciento del total. La emisión de dióxido de carbono por habitante es de 3,9 toneladas anuales.

Para comprometer a los ciudadanos en la cruzada contra el cambio climático, el IEP lanzó la iniciativa "Cerodióxido de carbono", en una página de Internet donde cualquiera puede calcular sus emisiones de ese gas y encontrar guías para reducirlas y compensarlas pagando de forma electrónica.

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