En vísperas de la segunda cumbre África-Unión Europea (UE) de este fin de semana en Portugal, todos están de acuerdo: la firme defensa de los derechos humanos es el valor que debe prevalecer.
Pero investigadores, académicos, analistas y activistas de los dos continentes albergan serias dudas de que este noble enunciado tendrá asidero en la realidad.
"Es una verdad ineludible que los derechos humanos y los valores democráticos están un nivel más abajo de los intereses estratégicos", sostuvo la investigadora Manuela Franco, del Instituto Portugués de Relaciones Internacionales, en declaraciones divulgadas este miércoles por el diario Público de Lisboa.
Esta nueva relación entre los dos continentes, "está siendo condimentada porque Europa está perdiendo cuotas de mercado en África" en favor de la creciente influencia de China.
Este sábado y el domingo, Lisboa recibirá 52 delegaciones de gobiernos de África, de los 27 Estados miembros de la UE y observadores de la Unión Africana, de la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque, del Parlamento Europeo, del Consejo de Europa y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La anterior cumbre se realizó en 2000 en El Cairo, también por iniciativa de Portugal, cuando ejercía como ahora la presidencia comunitaria semestral.
En materia de derechos humanos, la polémica estalló cuando el primer ministro británico Gordon Brown anunció en septiembre que no asistiría, si lo hacía el mandatario de Zimbabwe, Robert Mugabe.
La postura británica, apoyada por Holanda y Dinamarca y, de modo más discreto, por Suecia, se basó en los "atropellos a los derechos humanos" cometidos en ese país de África austral.
Observadores luso-africanos acusaron a Gran Bretaña de ignorar frecuentes atropellos a los derechos humanos en otros países africanos, en especial en la región sudanesa de Darfur y en Etiopía, pero no los de Zimbabwe, porque allí los afectados por el régimen de Mugabe son hacendados blancos descendientes de colonos británicos.
"Existen de hecho no sólo dos pesos y dos medidas, sino varios pesos y varias medidas de acuerdo a los intereses en causa", dijo a IPS el politólogo Eugenio Costa Almeida.
"Los británicos continúan sin soportar que alguien pueda hablar más alto que ellos, sin disfrazar su racismo, más político que cultural, que existe en su forma de vida", opinó Costa Almeida, doctor en ciencias políticas de la Universidad Técnica de Lisboa.
"Hay razones humanitarias, políticas y sociales para criticar a Mugabe y a su equipo, pero estas se hicieron evidentes (en Londres) cuando los hacendados fueron 'nacionalizados' y algunas empresas británicas tocadas, pero no todas, como el caso de la (línea aérea) British Airways que mantiene sus vuelos a Zimbabwe", dijo.
Mientras los hacendados blancos de origen británico no fueron afectados por las políticas de Harare, "la corrupción, desvíos de fondos y robos de Mugabe y sus amigos pasaron desapercibidas para los británicos", sentenció.
El primer ministro socialista portugués José Sócrates "canta victoria porque consigue juntar a europeos y africanos, cerca de 23 jefes de Estado y de gobierno, en una cumbre, algo que nunca antes se había logrado, independientemente de quién estará presente: dictadores, autócratas musculosos o corruptos", añadió.
En Portugal, se cita con frecuencia el caso de la corrupción y del sistema autocrático imperante en Angola, "pero olvidan países donde la corrupción y el autoritarismo están muy bien implantados, como Eritrea, Guinea Ecuatorial, Chad, Somalia, Guinea-Bissau y la República Democrática del Congo", acotó.
Otros "discretamente mantienen una cierta actitud autocrática, como Mozambique, Zambia, Argelia, Egipto, Libia o Etiopía. Y también olvidamos, o hacemos todo por olvidar, a los refugiados de Somalia, Uganda y Chad, debido a una crisis humanitaria todavía peor, que es la de Darfur", agregó. Costa Almeida citó a China, recordando que cuando hay de por medio intereses económicos, la UE olvida los derechos humanos.
"Los chinos son quienes más protegen a los países africanos que mencioné, debido a su interés en los hidrocarbonatos y otros minerales, mientras Europa continúa mirando a África como un receptor de sus productos y no como un asociado en pie de igualdad", sentenció.
La periodista y analista Ana Dias Cordeiro, especializada en asuntos africanos, sostuvo que "las sociedades civiles de países de África exhortan a la UE a que no olvide en Lisboa los valores que fundaron la construcción europea".
"La ausencia de firmeza, omisión, complicidad, son las expresiones que han dominado en las críticas de varios analistas de diversos países o de las sociedades civiles africanas ante el silencio de la UE respecto de los abusos de derechos humanos o la falta de transparencia electoral en África", dijo Dias Cordeiro en un trabajo publicado este miércoles por Público.
Esas críticas "se centran en la visión de que la cumbre UE-África será como tantas otras: un club donde jefes de Estado y de gobierno se reúnen para discutir entre sí grandes cuestiones, pero dando la espalda a los verdaderos problemas de la ciudadanía".
La perspectiva oficial de la cumbre fue sintetizada por el canciller portugués Luís Amado, para quien lo importante es que "los problemas sean enfrentados en forma multilateral, ya que no se reducen a la dimensión de un único Estado".
"Esta visión es la nueva estrategia", porque identifica problemas específicos que los países enfrentan hoy, y es ese "el espíritu de la nueva asociación estratégica".
Esta asociación estratégica propuesta por la presidencia portuguesa consiste en la regulación a largo plazo de las relaciones entre los dos continentes, asentada en valores y principios comunes, que serían ejecutados mediante sucesivos planes de acción identificando prioridades. El primero correspondería al período 2008-2010.
Ese plan de acción está estructurado en torno a ocho colaboraciones específicas y concede especial atención a una serie de acciones que valorizan la cooperación y el diálogo político ya existente.
Los ocho capítulos contemplados son Paz y Seguridad, Ciencia, Sociedad de Información y Espacio, Gobernanza Democrática y Derechos Humanos, Comercio e Integración Regional, Objetivos de Desarrollo del Milenio, Energía, Cambios Climáticos y Migraciones, y Movilidad y Empleo.
El académico francés especialista en África, Roland Marchal, aseveró en una conferencia la semana pasada en Lisboa, que se sentía "perplejo" ante la indiferencia europea sobre la democracia en África, que si bien es uno de los capítulos de la cumbre, será discretamente debatida.
El gobierno de Sócrates ha sido más bien discreto en materia de derechos humanos, pero el presidente conservador Aníbal Cavaco Silva, hablando este miércoles en la apertura de la Cumbre de la Juventud África-Europa, no escabulló el bulto.
"El respeto por los derechos humanos, la libertad y la democracia" es esencial para la relación entre la UE y África, por lo que en la cumbre del fin de semana, los representantes de ambos continentes deberían adoptar una estrategia "basada en el respeto mutuo y en valores e intereses comunes", dijo el mandatario.
En su cobertura informativa especial de la cumbre, la agencia portuguesa de noticias Lusa difundió este miércoles reacciones de protagonistas sobre la cuestión de los derechos humanos.
Desde Harare, Mugabe elogió "la lectura correcta" de Lisboa al rechazar "los intentos de Gran Bretaña" por impedir la participación de Zimbabwe en la cumbre, y acusó a Londres de "intentar internacionalizar las divergencias" bilaterales.
El director general adjunto de la cancillería de Sudáfrica, Gert Grobler, afirmó que "África no puede impedir a la UE discutir la cuestión de Zimbabwe durante la cumbre", pero su gobierno espera que la reunión se concentre "en los asuntos claves de la cooperación y asociación entre los dos continentes".
En la Cumbre de la Juventud, el angoleño Assunção Afonso de Sousa dos Anjos, decano de los embajadores africanos en Portugal, expresó que "el desarrollo sostenible en África no puede lograrse en forma aislada" y el apoyo que reciba "sólo puede ser adicional a su propio trabajo".
La cooperación entre África y Europa "es fundamental para impulsar el desarrollo", pero "nosotros tenemos que ser nuestros propios arquitectos", concluyó Sousa dos Anjos.