Los recientes disturbios en varias universidades de Venezuela constituyen un síntoma de violencia política que no se manifestaba desde hacía años. Pero los estudiantes oficialistas y opositores de hoy se debaten entre el pacifismo de las ideas o el impacto de las balas por el socialismo del siglo XXI.
En los últimos días, los universitarios salieron de sus aulas para rechazar o defender la propuesta de reforma constitucional promovida por el presidente Hugo Chávez, pero han rebasado la polémica verbal para atacarse dentro de los recintos académicos con pistolas, bombas lacrimógenas, fogatas y secuestros de líderes estudiantiles.
Un factor inquietante es la presencia de grupos armados que operan desde hace algún tiempo en las universidades, sin que se haya identificado plenamente su filiación ni de dónde reciben órdenes para actuar.
Algunos afirman que se trata de infiltrados que ingresan a las universidades con el fin de cercenar las protestas y sembrar el miedo. Otros análisis apuntan al sicariato, al fanatismo y a la lucha por el control gremial de los campus.
Los conflictos estallaron en la capital y en ciudades como Zulia, Mérida, San Cristóbal y Barquisimeto, occidente del país, con una gruesa población de alumnos.
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En la última jornada se registraron 12 heridos, tres de ellos de bala, en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Se suma la muerte de la estudiante Flavia Araújo por un disparo en circunstancias confusas, en el occidental estado de Zulia.
El ministro del Interior, Pedro Carreño, convocó a unas mesas de diálogo con los rectores de las universidades para evitar más actos violentos.
El dirigente del partido opositor Bandera Roja, Rafael Venegas, dijo a IPS que los grupos que ejecutan la violencia son parapoliciales.
"Eran los antiguos círculos bolivarianos (seguidores de Chávez) que, junto al colectivo Alexis Vive, tienen su asentamiento en la Escuela de Trabajo Social de la UCV, desde allí reciben el mandato de personeros del gobierno para sus actividades", a favor del "Sí" a la reforma, opinó Venegas.
"Al Estado le conviene el caos para entrar a las universidades y allanarlas, para violentar su autonomía, es el pretexto que están buscando", alegó.
Los ya desaparecidos círculos bolivarianos surgieron en 2000, con el fin de defender al gobierno de Chávez, y eran vistos como milicias populares. El grupo Alexis Vive está conformado por activistas de izquierda radical con presencia en el barrio "23 de Enero", famoso por su participación en revueltas políticas.
Estos grupos salieron en defensa del presidente Chávez cuando éste fue depuesto por un efímero golpe de Estado en abril de 2002. El mandatario retornó a su cargo gracias al apoyo militar y a muchos ciudadanos que se manifestaron a favor de su causa "bolivariana".
Venegas defiende la conducta pacífica del movimiento opositor, "ya que es la mejor estrategia de lucha, tiene más efecto y así se alcanza la legitimidad para hacer propuestas". Pero advierte que el gobierno no puede acorralar a los manifestantes, porque podría provocar una escalada violenta.
Bandera Roja es una organización izquierdista de intensa vida en las universidades públicas y que en los años 60 participó en la lucha armada y apoyó movimientos guerrilleros.
"Si bien la violencia estuvo presente en ese tiempo, no se compara con la actual, en la que sujetos externos a la universidad y armados ingresan para someter a los que piensan diferente", alega Venegas.
Algunos oficialistas ya veteranos recuerdan a los "gavilleros de Copei", el tradicional partido socialcristiano, algunos de cuyos miembros arremetían contra los comunistas en la UCV a fines de los años 60.
"Los hijos de aquellos fascistas son los que hoy marchan en contra de Chávez y agraden a nuestros futuros profesionales", afirmó la diputada oficialista Iris Valera.
Los estudiantes bolivarianos acusan de violentos a los opositores que se niegan a aceptar el socialismo del siglo XXI que impulsa Chávez y que cimentará sus bases en la reforma constitucional, afirman.
El líder del poder estudiantil, Robert Sierra, afirmó que las refriegas son provocadas por otros compañeros de clase, a quienes llamó "delincuentes oposicionistas de clase media", pertenecientes al Comando Nacional de la Resistencia (CNR).
El CNR es una pequeña facción radical que descree del sistema electoral y del voto para solucionar la polarización política que vive Venezuela desde 1999, y hace llamados a la insurrección, pero no representa al conjunto opositor.
Las modificaciones a la Carta Magna, que se someterán a consulta popular el 2 de diciembre, incluyen la reelección indefinida del presidente, la instauración de un sistema mixto de propiedad social, privada y estatal, una nueva división territorial y la definición de las Fuerzas Armadas como un cuerpo "popular y antiimperialista".
Para los próximos días se prevé que las organizaciones estudiantiles sostengan intensos debates en mesas de trabajo y asambleas, de las que emergerán documentos en rechazo a la violencia y un llamado a la Fiscalía General de la República para que castigue a los implicados en los desmanes.
En tanto, el Foro por la Vida, que reúne a activistas de derechos humanos, exigió este viernes "protección a la población que asiste a las marchas" y exhortó a la Defensoría del Pueblo a realizar un monitoreo de las movilizaciones, para evitar la confrontación.