Miles de trabajadores de la vestimenta, en su mayoría mujeres jóvenes de la Sri Lanka rural, claman por mejores salarios en una campaña que podría disparar consecuencias masivas en la industria, y un posible viraje de la producción a otros países donde los costos son menores.
Trabajadores como Chrishanthi, de 23 años, empleada en una fábrica de prendas en la Zona de Libre Comercio de Katunayake, cerca de Colombo, dijo que los costos de vida aumentan agudamente y ellos no pueden llegar a fin de mes.
"Un coco cuesta 30 rupias (25 centavos de dólar), y una rebanada de pan 35 rupias (30 centavos). Este mes la cuenta del almacén fue de 3.888 rupias (35,2 dólares). A menos que haya un aumento salarial de por lo menos 2.500 rupias (22,6 dólares) por mes, tendremos que renunciar e irnos a casa", sostuvo.
En contraste, el salario mínimo actual es de apenas 6.000 rupias (54,3 dólares).
Pero los propietarios de las fábricas en Colombo dicen que los costos de producción son los más elevados de la región.
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"Ya tenemos los operadores de máquinas más caros de toda Asia", dijo Ajith Dias, presidente del Foro de Asociación Conjunta de la Vestimenta, agregando: "Simplemente no podemos aumentar los sueldos".
Algunos fabricantes srilankeses de ropa tienen unidades de producción en África, Camboya, India, Medio Oriente y Vietnam, e inicialmente comenzaron a hacer uso de cuotas en esos países. Pero debido a la presión del aumento de costos y a la inflación, que hizo crecer el costo de vida, algunas compañías buscan pasar la producción a ubicaciones más baratas.
Los economistas señalan que esto está ocurriendo en la mayoría de los sectores. Días atrás, fabricantes de pintura de la zona se unieron a los reclamos, alegando que los elevados costos podrían obligarlos a producir en otras partes y exportar a Sri Lanka.
La guerra civil en la isla tampoco ha sido de ayuda.
A diferencia de otros sectores, el de la vestimenta es el que más exporta en Sri Lanka. La industria emplea a más de 300.000 trabajadores, en su mayoría mujeres, mientras que otros miles dependen de este sector.
Las mujeres, que representan 51 por ciento de los casi 20 millones de habitantes de Sri Lanka, son puntales de la economía, produciendo prendas a escala industrial, trabajando en plantaciones de té (principal materia prima de exportación) y empleadas en varios países extranjeros como trabajadoras domésticas.
El mes pasado, ALaRM, una coalición de organizaciones no gubernamentales y sindicatos del sector vestimenta, lanzó una campaña pidiendo a las autoridades y a las fábricas de ropa un inmediato aumento salarial de 2.500 rupias (22,6 dólares) para las obreras del rubro.
La campaña, que comenzó en octubre y se extenderá hasta fines de este mes, involucrará a miles de trabajadoras de la vestimenta en una variedad de acontecimientos, entre ellos manifestaciones para generar conciencia, a fin de presionar a las empresas y el gobierno para que aumenten sus salarios.
"Los principales objetivos de la campaña son demandar un incremento salarial y garantizar el pago del salario mínimo de 5.000 rupias (45 dólares), y que se efectúe la asignación presupuestaria de alivio de 1.000 rupias (nueve dólares) a cada uno de los empleados del sector", dijo ALaRM en una declaración escrita.
Esa coalición también reclama un mínimo "salario de vida" de 12.504 rupias (113, 3 dólares) por mes por trabajador por una jornada de ocho horas de trabajo diario, dentro de zonas de libre comercio, y un "salario de vida" de 10.183 rupias (92,3 dólares) para fuera de esas zonas. Los costos de vida son más elevados para quienes trabajan en esas zonas porque no viven en sus hogares o en las cercanías.
Niduka, del meridional pueblo de Galle, quien trabaja en Katunayake, señaló que aunque su salario básico es de 7.200 rupias (65,2 dólares), su jornada excede el horario reglamentario, haciendo turnos nocturnos para ganar el doble de esa suma cada mes.
Para ganar esto, se esclavizó y trabaja como una máquina. "No tenemos tiempo para tener contacto con el mundo exterior. Y aunque eso sea posible, no tenemos ganas de hacerlo, porque estamos demasiado cansadas. Si el salario básico es bueno no necesitamos esforzarnos tanto", dijo Niduka.
Los empleadores culpan de la inflación —que ahora llega a 18 por ciento— y el elevado costo de vida a la crisis en la industria.
"La inflación tiene que reducirse por lo menos 10-12 por ciento como mínimo, en los próximos seis meses. Tiene que ser llevada a un solo dígito, pero inmediatamente", dijo Dias, del Foro de Asociación Conjunta de la Vestimenta.
La estabilidad del tipo de cambio también es un problema serio. La rupia de Sri Lanka se deprecia cinco por ciento al año en relación al dólar, y mucho más rápidamente que cualquier otro país de Asia, presionando los costos al alza.
La presión ya se siente en el sector. Funcionarios de la industria dicen que en los últimos 18 meses cerraron unas 100 fábricas pequeñas y medianas. Se calcula que donde alguna vez operaron 800 fábricas ahora hay entre 350 y 400.
Debido al aumento de los costos de vida, la industria tiene entre 15.000 y 30.000 puestos vacantes.
La industria está tan desesperada que brinda incentivos a los trabajadores para tomar nuevos reclutas. "El dinero se da cuando vamos a casa con licencia, para traer nuevos trabajadores. Si se paga un buen salario, esas crisis no se suscitarán. Si a nuestro trabajo se le da el valor y la dignidad que merece, todos trabajarán de manera feliz", dijo Nishanthi, otra obrera.
La industria dice que los aumentos de salario en este momento no son posibles, dado que las fábricas de vestimentas no pueden aumentar sus ganancias con la inflación actual.
"Ellos quieren un aumento de 40 por ciento sobre el actual salario mínimo básico. ¿Cómo podemos hacer eso? Nuestros precios minoristas son los mismos que hace cinco años, o menores. Nuestros márgenes son muy estrechos. Los costos de todos los otros insumos también suben. Así que ¿cómo podemos ajustar este tipo de aumento salarial y continuar en el negocio?", planteó Dias, director de Brandix, uno de los grupos industriales más grandes.
"Aunque los salarios aumenten, se agregarán a la inflación. Así que en pocos meses querrán otro aumento de sueldo, porque los salarios nuevamente no serán suficientes", sostuvo.
El Foro de Asociación Conjunta de la Vestimenta sostuvo que la única solución es controlar la inflación y el costo de vida. "Este ritmo de inflación debe reducirse a un nivel soportable", opinó Dias.
Padmini Weerasuriya, coordinadora del Centro de Mujeres, señaló que cuando las trabajadoras no ganan suficiente para cubrir sus costos reducen los alimentos que ingieren, lo que lleva a una mala nutrición. Y ésta, a su vez, genera baja productividad.
"Hay una muchacha que se cocina una comida para el día, y durante cinco días come solamente arroz y calabaza. Es patético, pero encontramos muchos ejemplos como éste" en una encuesta que hicimos, dijo.