Cuando transcurrió 68 por ciento del tiempo para cumplir el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, reducir a la mitad la proporción de indigencia en 2015, América Latina muestra un avance de 87 por ciento. Los países más adelantados deberían hacer lo mismo con la pobreza a secas, propuso la Cepal.
Según la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), 36,5 por ciento de la población de la región era pobre en 2006, lo que equivale a 194 millones de personas. De éstas, 71 millones eran indigentes, es decir, 13,4 por ciento del total.
Esto significa que en el último año analizado salieron de la pobreza 15 millones de personas, y 10 millones dejaron de ser indigentes. En términos porcentuales, la pobreza total bajó 3,3 por ciento respecto de 2005, mientras que la proporción de indigencia descendió dos puntos porcentuales.
Pese a la mejora, la región aún no logra acercarse a las cifras de 1980, cuando el número de pobres ascendía a 136 millones de personas, de las cuales 62 millones eran indigentes.
"No en porcentaje, pero sí en cantidad de personas, hoy tenemos más pobres e indigentes que los que teníamos hace 27 años", remarcó el economista argentino José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la Cepal, durante la presentación en la capital chilena del Panorama Social 2007 de la región.
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Los países que más han disminuido su pobreza e indigencia desde 2002 son Argentina, con una merma de 24,4 por ciento y 13,7 por ciento, respectivamente, y Venezuela, en 18,4 y 12,3 por ciento.
Según las proyecciones de la Cepal, en 2007 la pobreza total se ubicaría en 35 por ciento (190 millones de personas) y la de indigencia en 12,7 por ciento (69 millones), 9,8 puntos porcentuales menos que en 1990, cuando era de 22,5 por ciento.
"Este resultado equivale a un avance de 87 por ciento hacia la consecución de la primera meta del milenio, mientras que la proporción de tiempo transcurrido para el cumplimiento es de 68 por ciento", indica el documento.
Esto se explica en gran medida porque los dos países con la mayor cantidad de habitantes de la región, Brasil y México, ya cumplieron la meta, a los que se suman Chile y Ecuador.
Los ocho grandes Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fueron fijados por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2000 para ser cumplidos casi todos en 2015, tomando como referencia los indicadores de 1990.
Además de abatir a la mitad la proporción de indigencia y de hambre, otras metas contenidas en esa plataforma son lograr la enseñanza primaria universal, disminuir la mortalidad infantil, promover la igualdad de género, mejorar la salud materna y combatir el VIH/sida.
Aunque en promedio la región se encuentra "bien encaminada" para lograr el primer ODM, hay grandes diferencias entre los países, subrayó Machinea.
Colombia, El Salvador, Panamá, Perú y Venezuela presentan un progreso similar o superior al esperado con respecto al tiempo transcurrido.
En tanto, "Argentina, Bolivia, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Uruguay se encuentran a más de 50 por ciento de la distancia total de la meta", señala el texto.
Chile es el único país que ha disminuido la pobreza total a la mitad, pasando de 38,6 por ciento en 1990 a 13,7 por ciento en 2006.
Ecuador, México y Panamá superaron el avance esperado para el 68 por ciento del tiempo transcurrido y países como Bolivia y Uruguay no alcanzan ni siquiera a 10 por ciento.
Considerando estas cifras, Machinea llamó a los países más adelantados a plantearse el objetivo de reducir la pobreza propiamente dicha a la mitad en 2015.
Uno de los factores que explican la reducción de la pobreza es el alto crecimiento del producto interno bruto (PIB) por habitante de los últimos cuatro años (2003-2007), superior a tres por ciento anual, el mayor desde los años 60. Éste ha venido de la mano de la generación de mucho empleo, según el secretario general de la Cepal.
A esto se suma la disminución de la llamada tasa de dependencia (número de personas que dependen de cada trabajador) y a la aplicación de políticas sociales que han involucrado mayor gasto, pero también más eficacia. En el caso de algunos países de América Central también contribuyó el aumento de las remesas que envían a sus familias los trabajadores emigrantes.
Los ingresos laborales aumentaron en pocos países y no aportaron sustancialmente a la reducción de la pobreza.
Entre 2004 y 2005, el gasto público social promedio en América Latina fue de 15,9 por ciento del PIB, 3,1 por ciento más que en 1990 y 1991.
Según Machinea, en esta materia se requiere pasar de un comportamiento "procíclico" (gastar más en períodos de bonanza y menos cuando el PIB disminuye) a uno "anticíclico", a fin de mantener un sistema estable de protección social para la población más vulnerable. Para ello se requiere ahorrar más en épocas de vacas gordas.
En su informe, la Cepal también advierte que los gastos en educación han mejorado su distribución entre los diferentes sectores sociales. En cambio, la seguridad social sigue siendo altamente regresiva debido a que predominan los esquemas contributivos de financiamiento.
Para detectar mejor los sectores a dónde deben dirigirse las políticas sociales, la Cepal recomienda a los países identificar la fase demográfica por la que atraviesan. Mientras algunos requieren disminuir urgentemente la desnutrición y la mortalidad infantil, otros tienen desafíos en materia de educación superior y sistemas de salud, dijo Machinea.
En cuanto al llamado pacto fiscal, Machinea señaló a IPS que "en promedio hay que aumentar la recaudación en la región" y que esto debería pasar por "disminuir las exenciones y exoneraciones en los impuestos a las ganancias, las que tienden a privilegiar a los grupos más poderosos", así como disminuir la evasión.
Consultado por IPS sobre la calidad de las mediciones de pobreza realizadas en cada país, considerando las críticas internas que han surgido en muchos de ellos, Chile incluido, Machinea señaló que el problema es que buena parte de las metodologías utilizadas se basan en datos antiguos.
La Cepal se encuentra en estos momentos actualizando su "meta de pobreza", utilizando encuestas de hogar más recientes, indicadores que estarán listos en 2008, adelantó el economista, tarea que a su juicio los países deberían replicar.
El Panorama también dedica capítulos a la calidad de la educación, a los movimientos migratorios dentro de los propios países y a las políticas y programas de salud para los pueblos indígenas de la región.