El parlamento de Rusia habrá dejado pasar los dos periodos de gobierno de Vladimir Putin sin consagrar uno de los proyectos más caros del presidente: la abolición de la pena de muerte.
La iniciativa "ha sido discutida arduamente varias veces, pero no reunimos suficientes voluntades" para someterla a votación en el plenario, dijo a IPS el presidente del Comité de Leyes Civiles y Penales de la Duma (cámara baja parlamentaria), Pavel Krasheninnikov.
"Sería un error decir que la Duma relegó el proyecto. Existe una posibilidad lógica de que la próxima legislatura considere y prepare otra ronda de votos. Sería, por cierto, una de sus prioridades", dijo Krasheninnikov.
La próxima cámara se formará en las elecciones legislativas del 2 de diciembre. La Duma consta de 450 miembros elegidos cada cuatro años y es responsable exclusiva de la elaboración de las leyes.
En cambio, el Consejo de la Federación (cámara alta) tiene potestades de veto y de control de las actividades del Poder Ejecutivo, así como la facultad de designar a los principales funcionarios del Poder Judicial y de la fiscalía.
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Un legislador que solicitó reserva de su identidad admitió que la mayoría de los miembros de la Duma fueron incapaces de comprometerse con la abolición de la pena de muerte, a pesar de los reiterados llamados de Putin.
Las próximas elecciones presidenciales se celebrarán el 2 de marzo, y la Constitución impide a Putin presentarse a una segunda reelección consecutiva.
Sin embargo, el mandatario encabeza las listas a la Duma de su partido, Rusia Unida, y ha manifestado su intención de mantener una posición de poder, si bien no adelantó si su intención es convertirse en primer ministro o en presidente del Consejo de la Federación.
Putin consideró, en un foro público, que la pena de muerte "carece de sentido, es peligrosa y es contraproducente".
"Esto ha sido demostrado a lo largo de la historia de la humanidad y de la civilización moderna. Endurecer los castigos hasta llegar a la pena capital no es una panacea", advirtió.
"Todos saben que el instrumento más eficiente en la lucha contra la criminalidad es la inevitabilidad del castigo, no su crueldad. Estoy profundamente convencido de que, si aplica la pena de muerte, el Estado educa a sus ciudadanos en la crueldad y los alienta a ser crueles entre ellos", agregó.
Jeffrey T. Renz, de la Facultad de Derecho de la estadounidense Universidad de Montana, dijo a IPS desde Missoula que "existen otros medios de protegernos de los asesinos, digamos, de Ossetia del Norte o del Cáucaso o de los Saddam Hussein del mundo".
"Podemos apresarlos sin contacto con el mundo exterior por el resto de sus vidas", explicó. "Las repúblicas ex soviéticas lo reconocieron cuando casi todas ellas abolieron la pena de muerte o impusieron una moratoria, por la vía de la ley o de hecho, sobre las ejecuciones."
El comisionado de derechos humanos del Consejo de Europa, Thomas Hammarberg, advirtió que este bloque de 47 naciones no retiraría de Rusia su misión de observación hasta que la pena de muerte sea definitivamente abolida.
Rusia se comprometió a abolir la pena capital al ingresar en el Consejo hace 10 años. Es el único país europeo que aún no lo ha hecho.
"Nada que sepamos impide que Rusia decida la abolición de la pena de muerte", dijo a IPS Pierre Bannister, de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
Diversos representantes del gobierno ruso aseguran que la oposición del presidente Putin se basa sobre convicciones profundas, pero advierten que, según él, la población rusa no está preparada para aceptar la abolición.
Pero Bannister recordó que los gobiernos de muchos de los 133 países que resolvieron acabar con este castigo extremo contaban con amplios sectores del público en contra.