Israel y Palestina ya recibieron la invitación para la cumbre organizada por Estados Unidos en la ciudad de Annapolis, pero eso no despeja las dudas sobre la agenda y las posibilidades de alcanzar una paz duradera.
La invitación oficial cursada por Estados Unidos, ya confirmada por asesores del presidente palestino Mahmoud Abbas y del primer ministro israelí Ehud Olmert, se envió una semana antes de la fecha prevista para la conferencia, el 27 de este mes.
Se espera que acudan a esta ciudad del oriental estado de Maryland un centenar de representantes de gobiernos y foros internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE).
"La reunión de Annapolis y la forma en que está enmarcada adolece de los mismos problemas del anterior proceso de paz", sostuvo el ex negociador israelí Daniel Levy, hoy analista de la estadounidense New America Foundation, en referencia a la anterior ronda de conversaciones promovida por Washington, hace siete años.
Además, Levy calificó aquella instancia, realizada en la residencia del presidente estadounidense en la nororiental localidad de Camp David, de "mal concebida y mal preparada".
[related_articles]
La cumbre de 2000, a la que asistieron el entonces presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001), el primer ministro israelí Ehud Barak (1997-2001) y el fallecido líder palestino Yasser Arafat (1929-2004), terminó en frustración.
Originalmente, el gobierno de Estados Unidos anunció que la cumbre de Annapolis avanzaría hacia un acuerdo de paz detallado que incluiría asuntos clave como la condición definitiva del estado palestino, y que contaría con amplia participación de países árabes.
Pero la incapacidad de los negociadores de Israel y Palestina para acordar una declaración básica y la incógnita acerca de los participantes en la conferencia siembran dudas sobre la viabilidad de esos objetivos.
Se considera primordial la participación de los vecinos árabes para que las negociaciones sean efectivas, pues un reconocimiento implícito de Israel daría respaldo político a los debilitados representantes de los dos bandos para promover un eventual acuerdo entre sus ciudadanos.
Observadores pronostican que ninguno de los países vecinos —entre ellos Arabia Saudita y Siria, que no tienen relaciones diplomáticas con Israel—, responderá a la invitación hasta después de la reunión de la Liga Árabe que comenzará este jueves en Egipto.
Siria informó que no participará en la cumbre a menos que se incluya la situación de las Alturas del Golán, estratégica meseta ocupada por Israel en la Guerra de los Seis Días (1967) y que desde entonces Damasco reclama su devolución, una posibilidad improbable.
El escaso tiempo que queda antes de la reunión de Annapolis dificultan a Israel y Palestina la labor de redactar una declaración conjunta de principios, un objetivo central en medio de las disminuidas expectativas.
"El éxito conlleva cierto tipo de proceso", señaló David Wurmser, ex asesor en cuestiones de Medio Oriente del vicepresidente estadounidense Dick Cheney. "Voy a poner la barra baja. El éxito significa que la situación no empeore".
Para Wurmser, el proceso de paz entre Israel y Palestina no es prioritario, frente a amenazas como las que, según él, representan Corea del Norte, Venezuela y, especialmente, Irán.
Sin embargo, consideró que el gobierno de George W. Bush le brinda una atención desproporcionada. La secretaría de Estado (canciller) Condoleezza Rice "casi deja un agujero en la atmósfera" con todos sus viajes a Medio Oriente para preparar la cumbre.
Estados Unidos presiona por una solución al problema palestino con el objetivo de demostrar buena fe frente a las naciones árabes y obtener así su apoyo contra los objetivos regionales de Irán, indicó Wurmser.
Eso es consistente con las conclusiones del Grupo de Estudio sobre Iraq, que adoptó un "enfoque al revés", con el fin de aliviar el sentimiento antiestadounidense y las tensiones derivadas de la presencia de Washington en ese país, así como dar prioridad a las naciones árabes en su política exterior, según Levy.
El Grupo de Estudio sobre Iraq es un panel de ex legisladores, altos funcionarios y expertos creado por el Congreso legislativo, con representación equitativa del gobernante Partido Republicano y del opositor Demócrata.
Con las expectativas de éxito disminuidas de forma flagrante, la reunión de Annapolis podría quedar reducida a un conglomerado de campañas de relaciones públicas a cargo de las partes involucradas, incluido Estados Unidos.
"Creo que eso tiene que ver con que Rice ponga tanto énfasis en anunciar la conferencia", señaló Phyllis Bennis, del Instituto de Estudios Políticos.
"Rice será recordada como quien, cuando Israel bombardeaba Líbano el año pasado, se paró ante el mundo y dijo: 'No queremos un cese del fuego'. Por eso, quiere una sesión de fotografías para trascender como promotora de la paz", apuntó.
La situación legal definitiva del estado palestino no ha sido discutido y queda poco por hacer, excepto redactar borradores y firmarlos, según expertos. Para colmo, una disputa mediática entre autoridades palestinas y Olmert, la semana pasada, reveló cuan distanciadas están ambas partes.
Olmert anunció que la formación de un estado palestino estaba supeditada al reconocimiento de Israel como "estado del pueblo judío", condición que puede tener consecuencias en el reconocimiento del derecho de retorno de los alrededor de cinco millones de palestinos refugiados.
Los líderes palestinos se apresuraron a rechazar el nuevo prerrequisito.
Llama la atención la ausencia en la cumbre de Annapolis del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
Considerada organización terrorista por Estados Unidos, entre otros, Hamas triunfó en las elecciones de enero de 2006, pero volvió a tomar las armas contra el partido secular Fatah, de Abbas, tras una escalada en la tensión que terminó con el fracaso en la conformación de un gobierno de unidad.
Las diferencias causaron una crisis en junio cuando Hamas recurrió a la fuerza y tomó el control de la franja de Gaza, dividiendo de hecho la Autoridad Palestina en dos, pues Fatah mantuvo el control de Cisjordania.
La división de Palestina es representativa de los riesgos del fracaso de la conferencia de este mes. Otro intento infructuoso de negociaciones fallidas y la falta de capacidad para avanzar de forma satisfactoria pueden agravar la frustración de los palestinos y empujar a los moderados a posturas extremas.
"Si el pueblo palestino no observa ningún avance, puede haber otra intifada", advirtió el líder de Hamas Khaled Mashaal en una reunión con una delegación del Centre for the National Interest Foundation, en alusión a la palabra árabe utilizada para describir la insurrección popular contra la ocupación israelí.
La cumbre de Annapolis también corre el riesgo de desgastar la paciencia de los estadounidenses en lo que al proceso de paz entre Israel y Palestina respecta.
"La inmensa mayoría de los estadounidenses dan a sus representantes gran libertad de acción para lidiar con la compleja situación en Medio Oriente", señaló el ex senador demócrata Gary Hart. "Una cumbre intranscendente en Annapolis, seguida de una serie de reuniones sin importancia, hará que los estadounidenses digan 'olvídalo'".