La angustia se apoderó de los seis millones de mexicanos que viven en Estados Unidos sin documentos de residencia, debido a las crecientes redadas y leyes en su contra.
El gobierno de México anunció medidas para defenderlos e insiste en que urge una reforma migratoria en el vecino país del norte, pero todo indica que no la habrá al menos hasta 2009.
"El hostigamiento es fuerte y le reconozco que estamos nerviosos. No vemos la ayuda de México, ¡pero para nada!", dijo a IPS Freddy Batista, un inmigrante mexicano que desde hace cuatro años realiza labores de mantenimiento en edificios de la sudoccidental ciudad estadounidense de Los Ángeles.
"He pensado en no llevar más a mi hijo (de 12 años) a la escuela, pues en una de esas me detienen a mi o a él y quedamos separados, no sería justo. Pero cómo le hago, no se puede quedar (su hijo) solo o escondido", señaló Batista en entrevista telefónica de esa urbe.
El estatal, pero independiente, Instituto de los Mexicanos en el Exterior calcula que Estados Unidos deportará de enero a diciembre de este año un millón de mexicanos sin documentos, la mayoría detenidos en redadas que consideran discriminatorias.
A comienzos de octubre y en un solo día, agentes de migraciones aprehendieron a cerca de 1.500 naturales de América Latina en Los Ángeles, la gran mayoría mexicanos.
"Aquí vivimos pidiendo a Dios para que no nos toque la migra (policías de la dirección de migraciones), pero dicen que pronto habrá más redadas", declaró Batista, originario del estado mexicano de Puebla.
Según datos oficiales, en Estados Unidos residen unos 11 millones de mexicanos de nacimiento de los cuales seis millones no tienen documentos de residencia. Las dos terceras partes de esta población residen en los estados de California, donde está la ciudad de Los Ángeles, y en el sureño Texas.
El gobierno mexicano del conservador Felipe Calderón anunció esta semana que pasarán de 50 a 52 los consulados de su país en Estados Unidos y que éstos reforzarán sus equipos jurídicos para prestar ayuda a los inmigrantes cuando sean discriminados, además de brindarles asesoramiento y apoyo al momento de ser detenidos con fines de deportación.
Calderón informó también que se desarrollarán campañas de propaganda en los medios de comunicación de Estados Unidos para proyectar una imagen positiva de los inmigrantes y "revertir las percepciones distorsionadas".
El plan es no seguir "estrategias de mera confrontación y desplante", que sólo exacerban "un sentimiento antimexicano y despiertan aún más las peores fobias discriminatorias", sino "ganar la batalla en la opinión pública americana (estadounidense) para que los mexicanos sean reconocidos como lo que son, como el gran soporte de la economía y de la sociedad", sostuvo el mandatario.
"Mi gobierno no descansará hasta lograr el pleno reconocimiento y respeto a los derechos de los mexicanos en el exterior", expresó Calderón, repitiendo así de forma casi textual una expresión de su antecesor y correligionario Vicente Fox (2000-2006), quien incumplió su promesa de alcanzar un acuerdo migratorio con Estados Unidos.
Consejeros del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, reunidos esta semana en la capital de México con el presidente, denunciaron que el "clima antiinmigrante" ha ido en aumento luego de que el Congreso legislativo de Estados Unidos fracasó, a comienzos de año, en su intento por aprobar una reforma migratoria.
Esa iniciativa, que habría endurecido los controles migratorios, buscaba también abrir la posibilidad para que los inmigrantes sin papeles, que suman unos 11 millones de latinoamericanos, regularicen su situación y no sean perseguidos.
El Instituto de los Mexicanos en el Exterior, integrado por empresarios locales residentes en Estados Unidos y algunos diplomáticos, reportó que este año se pusieron en marcha alrededor de 170 medidas antiinmigrantes, entre las que hay prohibiciones para que los extranjeros sin permiso de residencia obtengan una licencia de conducir, puedan rentar una vivienda o recibir servicios médicos.
Tales medidas son independientes de una ley firmada en octubre de 2006 por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que dispuso ampliar de 112 a 1.226 kilómetros las barreras levantadas en la frontera con México.
Esa norma autoriza además a poner en funcionamiento nuevas cámaras de vídeo, sensores y aviones no tripulados de vigilancia, así como elevar de 13.300 a 14.800 la cantidad de agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense.
Todavía hay "una oportunidad y un espacio para trabajar intensamente con objeto de promover (en Estados Unidos) que el debate migratorio incorpore plenamente la consideración de las dimensiones económicas, sociales y, en última instancia, humanas, del fenómeno", declaró Carlos Rico, viceministro de Relaciones Exteriores de México.
Jorge Castañeda, quien fue canciller de Fox, opinó que la posibilidad de que en Estados Unidos se discuta una amplia reforma migratoria está clausurada al menos hasta 2009.
Es que en ese país están ya en marcha en los partidos Republicano y Demócrata las campañas que definirán quienes serán los candidatos que participen en los comicios presidenciales de noviembre de 2008.
La mayoría de los aspirantes a suceder a Bush han expresado opiniones que apuntan a la necesidad de endurecer los controles migratorios y posturas poco favorables a la regularización de la permanencia de los inmigrantes, llamados en Estados Unidos "indocumentados".
"Estamos como quien dice a la buena de Dios y no vemos que México se preocupe. Pero qué le vamos a hacer, también asumimos un riesgo al venir a este país (Estados Unidos) a trabajar y hasta trajimos a nuestros hijos", señaló Batista.
"Yo no deseo volver (a México) porque aquí ya está la familia y ganamos mucho más. Además, porqué volver si estamos trabajando y no hacemos mal a nadie", dijo el inmigrante radicado en Los Ángeles.
Unos 500.000 mexicanos emigran hacia Estados Unidos cada año, según indica un estudio del estatal Consejo Nacional de Población.
La emigración hacia Estados Unidos va en aumento desde la década del 70, cuando estaban radicados en ese país vecino del norte unos 800.000 mexicanos por nacimiento, cantidad ínfima frente a los 11 millones actuales.