La exigencia del empleo decente formaba parte central hasta ahora del programa de acción de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero a partir de ahora puede considerarse que ha sido adoptado como otro objetivo del milenio por la comunidad mundial.
Esa es la interpretación que el director general de la OIT, Juan Somavia, ofreció a gobernantes, sindicalistas, empresarios y expertos internacionales que asisten en Lisboa al Foro sobre el trabajo decente para una globalización justa.
El concepto de empleo decente implica la existencia de un trabajo productivo, con remuneración adecuada, amparado por los derechos laborales y, al mismo tiempo, por todas las garantías de la ley.
En otras palabras, significa que el trabajo no sea sólo una mercancía que se compra y se vende, resumió para IPS Josep Borrell, ex presidente del Parlamento Europeo, quien ahora dirige el Comité de Desarrollo de ese cuerpo legislativo comunitario.
Según esa concepción, el trabajo decente se erige como un derecho, como una forma de integración social. Debe permitir que la gente viva de su salario, insistió Borrell.
La visión del trabajo decente había sido presentada por Somavia a la Conferencia Internacional del Trabajo de 1999.
Desde entonces, esa figura adquirió una dimensión global, "al punto que ya no pertenece sólo a la OIT, ni a la Unión Europea o a la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU), sino a toda la comunidad mundial, a todos nosotros", subrayó Somavia.
"Estamos en marcha", sostuvo el jefe de la OIT en ese contexto. "Ya emerge un movimiento por el trabajo decente, se percibe en el aire, ya se siente que llegan", dijo Somavia, quien comparó el fenómeno con anteriores movimientos internacionales por los derechos humanos, la mujer, los derechos civiles y el ambiente.
La OIT estima que los pobres del mundo tienen objetivos más amplios que la mera disminución de la pobreza y aspiran también a reducir las desigualdades y a fomentar oportunidades para la creación de una clase media mundial de hombres y mujeres con trabajos decentes.
Somavia entiende que a una globalización justa se llega por el camino de la acción concertada internacional en favor de la erradicación de la extrema pobreza.
Por esa razón, los Objetivos de Desarrollo para el Milenio tienen tanta importancia, subrayó a IPS el jefe de la OIT. En ese aspecto, el programa de Trabajo Decente de la OIT contribuye plenamente al esfuerzo internacional por alcanzar esas metas en 2015, insistió.
Los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, establecidos en septiembre de 2000 por los gobiernos en la ONU, aspiran entre otras metas a reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre para esa fecha, tomando como base los indicadores de 1990.
En ese proceso, la OIT mostró preocupación por el rumbo seguido por la globalización y por la posibilidad de que muchos quedasen excluidos de sus beneficios, así como también por la incapacidad de aprovechar plenamente sus posibilidades.
A pesar de que la globalización en curso tiene algunos aspectos positivos, la manera en que ha sido conducida aumento los desequilibrios y las desigualdades entre países y regiones, y también dentro de esos mismos espacios, comento a IPS el secretario general de la Unión General de Trabajadores de Portugal, Joao Proença.
La globalización que pretendemos debe ser diferente, sin caer en los proteccionismos del pasado, donde prevalecían siempre los más poderosos, previno el líder de una de las centrales obreras portuguesas.
El fenómeno tiende a ser controlado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y por las instituciones financieras internacionales, "muchas veces sin transparencia ni un verdadero control democrático", lamentó.
Por ese motivo es fundamental que logremos el trabajo decente, para convencer a la gente que la globalización puede también favorecerlos, opino Borrel.
Es hora de que los ciudadanos recuperen la confianza creando buenos empleos de calidad, dentro y fuera de Europa, y un sistema comercial justo que comparta los beneficios de la igualdad comercial, dijo el parlamentario europeo.
El secretario general de la Confederación Sindical Internacional, Guy Ryder, promovió esta semana en Lisboa el lanzamiento de un llamado dirigido a todas las instituciones mundiales para que orienten sus políticas hacia el objetivo del trabajo decente.
Los gobiernos establecieron que el trabajo decente es una meta y ahora tienen que actuar para incorporar ese concepto a las actividades centrales de todas las instituciones internacionales, subrayo Ryder.