El primer ministro de Japón, Yasuo Fukuda, pasó una prueba importante con la aprobación en la cámara baja del parlamento de un proyecto para que barcos de este país vuelvan a reabastecer de combustible a la flota estadounidense y de sus aliados en su «guerra contra el terrorismo».
Japón interrumpió la misión de reabastecimiento que llevaba seis años el 1 de este mes, cuando expiró el mandato original.
La renovación parcial se concretó el martes tras la visita de Fukuda a Washington, donde reafirmó el apoyo de su gobierno a la política exterior de Estados Unidos. Este fue su primer viaje al exterior desde que asumió el cargo en septiembre.
La disputa entre el gobernante Partido Democrático Liberal (PDL) y la principal agrupación de oposición, el Partido Democrático (PD), acerca de la renovación de las operaciones de reabastecimiento llevaron a la renuncia del predecesor de Fukuda, el dirigente del ala más conservadora del mismo sector, Shinzo Abe.
Japón tiene una relación "amplia y de larga data" con Estados Unidos, declaró el lunes Fukuda, quien también advirtió que, en caso de no continuar la misión, el país "quedaría fuera de la lucha mundial contra el terrorismo".
Pero el proyecto aprobado en la Dieta (cámara baja) va camino a ser rechazado por la cámara alta, dominada por el PD. Este partido ya prepara una propuesta alternativa que se centra en brindar asistencia humanitaria para ayudar a reconstruir Afganistán.
La propuesta, según se divulgó, pone hincapié en su papel civil de "asistir en la restauración de tierras cultivables, brindar asistencia médica y alimentos".
Pero es significativo que el proyecto del PD prevea el despliegue de las Fuerzas de Autodefensas (fuerzas armadas) en zonas de Afganistán, donde se acordó el cese del fuego o en áreas seguras para la población civil y disponga el uso de armas en aquellos casos en que "es inevitable para disuadir la resistencia a la implementación de actividades".
Actualmente, las fuerzas militares japonesas sólo pueden usar armas para su propia defensa o la de cualquiera que esté bajo su protección.
En ese sentido, el líder del PD, Ichiro Ozawa, pidió una ley permanente acerca de una política de seguridad nacional y ofreció un acuerdo con el partido gobernante, del que él fuera secretario general.
Los primeros indicios de que había posibilidades de llegar a un acuerdo fue la reunión entre Fukuda y Ozawa de hace dos semanas.
La norma permanente que propone Ozawa tiene pros y contras, según Weston Konishi, de la revista Foreign Affairs del independiente Consejo de Relaciones Exteriores.
"Por un lado, prohíbe el despliegue de las Fuerzas de Autodefensas en el extranjero, salvo autorización de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Por otro lado, sus operaciones no necesitarán más de la aprobación de la Dieta sobre una base ad hoc", explicó Konishi.
"Esa propuesta es consistente con los principios de Ozawa de despliegue de las Fuerzas de Autodefensas y es algo con lo que probablemente muchos miembros del PDL puedan convivir", apuntó.
Pero hay otra complicación.
El PD también propuso un proyecto esta semana que anularía una norma que permite que las Fuerzas de Autodefensas brinden transporte aéreo en Iraq.
El partido de oposición espera que este nuevo proyecto se debata en la cámara alta en perjuicio del que acaba de aprobar la Dieta. Si esa táctica funciona, la misión de reabastecimiento, o proyecto antiterrorista como se lo conoce, no se aprobará en la actual sesión de la Dieta, que termina el 15 de diciembre.
"El nuevo proyecto es una forma inteligente del PD de matar la norma antiterrorista sin tener que votar en contra en la actual sesión" parlamentaria, explicó Konishi. "La cuestión es si los votantes seguirán aceptando estas tácticas o si en algún momento lo castigarán por ser demasiado obstruccionista".
Una encuesta de la emisora estatal NHK, divulgada el lunes, indicó que 45 por ciento de los entrevistados quieren que los dos principales partidos cooperen en cuestiones políticas, en tanto 37 por ciento piden elecciones anticipadas para resolver el impasse.
Mientras, el secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, estuvo en Tokio la semana pasada para tratar de convencer a Fukuda de reanudar las operaciones de reabastecimiento lo antes posible.
"Me gustaría que Japón desempeñe un papel apropiado para lo que es su función como una de las democracias más grandes y ricas del mundo", declaró en conferencia de prensa del 8 de este mes.
"Hay una gran cantidad de fuerzas de paz internacionales y de otras operaciones donde creemos que Japón puede desempeñar un papel constructivo", añadió.
"Vale la pena recordar que Japón importa 80 por ciento de su petróleo del Golfo (Pérsico o Arábigo) para impulsar su economía", subrayó Gates.
El ministro de Defensa japonés, Shigeru Ishiba, señaló que era muy importante para este país alcanzar un compromiso para reanudar el reabastecimiento porque, de prolongarse la interrupción, "nuestra posición sería considerada más negativa respecto de la guerra contra el terrorismo".
La relación entre ambos países ya se vio perjudicada, según Konishi. "A Washington no le debe haber gustado nada que el reabastecimiento de Japón en el océano Índico fuera suspendido" hace unos meses, indicó.
"Pero es poco probable que la situación actual lleve a una ruptura significativa de la alianza bilateral. Las contribuciones de Japón en el océano Índico eran apreciadas por Washington, pero no eran importantes para el conjunto de la misión de la coalición de los dispuestos", indicó Konishi.