DERECHOS HUMANOS-UE: Todos diferentes, todos iguales

Europa debe adoptar una postura que se traduzca en la aceptación de las minorías y no de tolerancia, un término que presupone una concesión y no la integración plena y efectiva de la diferencia.

Este fue el mensaje central lanzado por los activistas en la clausura del Año Europeo de la Igualdad de Oportunidades para Todos, que se inició en Berlín en enero, cuando se inauguró la presidencia rotativa alemana de la Unión Europea (UE) y que concluyó durante la gestión de Portugal, el segundo semestre de 2007.

La serie de acciones impulsadas todo este año, de acuerdo al plan de la presidencia alemana, tenían como meta sensibilizar a los ciudadanos de la UE sobre el derecho a la igualdad y el propósito de que los ciudadanos extra comunitarios, muchas veces expuestos a la discriminación, conocieran mejor sus derechos a la luz de las legislaciones de este bloque de 27 países.

El encuentro de dos días finalizado este martes en Lisboa contó con la presencia de unos 600 representantes de organizaciones no gubernamentales, en especial las que operan en el campo de los derechos humanos y de la igualdad de géneros, de todos los miembros de la UE y de los no comunitarios Islandia, Liechtenstein y Noruega.

También contó con la participación de Vladimir Spidla, comisario para Empleo, Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, y del vicepresidente del Parlamento Europeo, Rodi Kratsa-Tsagaropoulou.

Como era de esperar, la visión de los gobiernos y de los activistas pocas veces coincidió durante el animado encuentro. Entre los integrantes de la sociedad civil se produjo un acuerdo tácito en el común denominador de eliminar del léxico comunitario la palabra "tolerancia", utilizada con frecuencia por los gobiernos de la EU en sus exhortos para una mejor convivencia con los inmigrantes, en su inmensa mayoría de piel más oscura.

Uno de los momentos más álgidos del la reunión se produjo durante la intervención de la holandesa Lydia La Rivière-Zijdel, consultora internacional en género y diversidad de organizaciones no gubernamentales europeas, cuando pidió que la palabra tolerancia fuese sustituida cuando se trata de minorías, "porque le diferencia es algo positivo".

Toda línea de pensamiento que incluya la diferencia dentro de la tolerancia, "es negativa", apunto.

"¿Tolerancia? No. Yo quiero hablar de aceptación. No deseo ser tolerada, quiero ser aceptada porque soy mujer, lesbiana y minusválida", enfatizó La Rivière-Zijdel, tras lo cual fue largamente ovacionada por los participantes.

Por su parte, la portuguesa María de Graça da Vasconcellos, quien a fines de la década pasada fue coordinadora del Grupo de Ligación de organizaciones no gubernamentales de la UE en Bruselas, comentó a IPS que lamentaba que "no hubo intervenciones de los inmigrantes" en la reunión. Reconoció que fue impactante escuchar a La Rivière-Zijdel, porque se trató de "la intervención de una mujer lesbiana y minusválida, lo cual significa que incluye dos grupos que deben ser integrados", pero calificó de "demasiado folclórico" el tratamiento del caso.

Vaconcellos, actualmente jubilada y que ahora desempeña funciones de asesoría a los sindicatos portugueses, se reconoció en total sintonía con la desaparición de la palabra tolerancia de la terminología comunitaria.

"Pienso que está muy bien que se cuestione la palabra tolerancia, un término paternalista, que no presupone una mirada de igual a igual y justamente ésta es una reivindicación que me harté de colocar hace algunos años en Bruselas", concluyó la ex responsable de las organizaciones no gubernamentales.

Esther Mucznik, vicepresidente de la comunidad israelita de Portugal y miembro de la Comisión de la Libertad Religiosa, apuntó por su parte que "ser tolerante es aceptar la diferencia, mientras la palabra libertad, presupone que lo diferente hace parte de la norma, o sea, no necesita de tolerancia".

La dirigente luso-judía centró su intervención en la definición global del concepto de libertad, que integra la diferencia en el sistema, con lo cual se llega a la conclusión que el grado de libertad de un país se mide por la integración de sus minorías.

"Hubo tiempos en que la tolerancia fue un sistema en sí. En la época medieval, los judíos tenían relativa libertad, basada en un sistema de protección de los reyes, que era la manera como las minorías eran toleradas. La libertad, sólo llega en el siglo XIX, pero por etapas", explicó.

Como ejemplo citó el caso de Portugal, donde la libertad se dio "sólo después de la revolución del 25 de abril de 1974", cuando los capitanes izquierdistas del ejército derrocaron la dictadura corporativista (1926-1974) de Antonio de Oliveira Salazar-Marcello Caetano y a la vez desmantelaron el represivo y vetusto imperio colonial lusitano.

Sérgio Vitorino, dirigente del Frente de Combate a la Homofobia "Panteras Rosas", considera que este fue el "año europeo de la hipocresía", ya que los países en la práctica "hacen lo opuesto a las buenas intenciones anunciadas".

En Portugal, "es el caso de la homosexualidad, donde llamo la atención a que continúa sin ser creado ningún organismo del Estado que asuma definitivamente que estas realidades existen". "¿Cómo se puede hablar de combate a la desigualdad y a la discriminación de los homosexuales si ni siquiera se reconoce su existencia?", lamentó Vitorino.

Para la presidente de la Unión de Mujeres Alternativa y Respuesta, Elisabete Brasil, la iniciativa alemana trajo visibilidad en diversas áreas, pero peca de no haber envuelto a la sociedad y a las organizaciones que en ella trabajan, limitándose a la transmisión de un mensaje.

"La mayoría de la gente con quienes trabajamos, ni siquiera sabe que está en curso un Año Europeo de Igualdad de Oportunidades para Todos", expresó Brasil y deploró que la ocasión no fue usada para involucrar a jóvenes, niñas y niños, "en una perspectiva de futuro, porque si deseamos educar a la ciudadanía tenemos que invertir en la infancia".

En el capítulo de las intervenciones oficiales, el ministro portugués de la Presidencia del Consejo, Pedro Silva Pereira, comparó las acciones desarrolladas durante éste año con "una intensa siembra" de valores y actitudes, que permitirá cosechar en el futuro "el sabroso fruto de una Europa más justa".

Silva Pereira apuntó que, en el caso de su país, las medidas adoptadas lo han colocado "en el segundo lugar en el ranking internacional sobre las políticas de integración de los inmigrantes", primado ocupado por Suecia. Por su parte, el ministro de Trabajo Solidariedad Social de Portugal, José Vieira da Silva, advirtió sobre el peligro de las discriminaciones, calificándolas de contrarias a la cohesión social.

"Las sociedades con menos cohesión, con mayores números de pobreza, con más exclusión, son las que desarrollan más fácilmente los mecanismos de discriminación", recordó el ministro.

Las palabras de Vieira da Silva fueron recogidas por el vicepresidente del Parlamento Europeo al sostener que la igualdad es un valor defendido por el bloque y que ese cuerpo legislativo "está convencido de que precisamos ir más lejos".

"Una sociedad con leyes más justas no es necesariamente una sociedad justa. Hay un trabajo profundo por realizar en las mentalidades para convertir a la UE en una tierra prometida de felicidad y de diversidad", precisó Kratsa-Tsagaropoulou al clausurar el encuentro.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe