Los gobiernos del Sur ofrecieron una demostración de unidad y de afán de concordancia en la Organización Mundial del Comercio (OMC) al día siguiente de cumplirse seis años del lanzamiento de la todavía estancada Ronda de Doha.
Por lo menos 100 países en desarrollo exhibieron a través de sus representantes "unidad, firmeza y disposición a negociar", destacó Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil y coordinador del Grupo de los 20 (G-20), una alianza de naciones amalgamadas por sus intereses en el comercio agrícola.
Las declaraciones conjuntas emitidas este jueves en Ginebra por los representantes de gobiernos del Sur recogen sus demandas en todas las áreas de negociación de la Ronda de Doha.
Además de comprender los aranceles industriales, servicios y las normas que regulan el comercio, también incluyen otros aspectos esenciales para esas naciones, como el tratamiento especial y diferenciado y la aplicación de resoluciones pendientes que les favorecen.
La Declaración de Doha, aprobada el 14 de noviembre de 2001 por la cuarta conferencia ministerial de la OMC reunida en la capital de Qatar, lanzó las negociaciones multilaterales para profundizar la liberalización del comercio en el mundo, que hasta ahora se encuentran estancadas.
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Las diferencias entre los países ricos y los pobres impiden la concertación de un texto que condense las modalidades que orientarán la etapa final de las negociaciones agrícolas, cuando se definan los valores que las partes estarán dispuestas a conceder.
Un acuerdo en agricultura, el sector que tiene un papel central en toda la negociación de Doha, como volvieron a recordar en la fecha las naciones en desarrollo, debería facilitar los entendimientos en las demás áreas. Por ahora esa perspectiva es muy vaga, dijeron los negociadores de esos países.
El canciller de Argentina, Jorge Taiana, dijo a IPS que del actual atascadero en que se encuentra la negociación de Doha "se sale sólo con una oferta más generosa de los países industrializados". Si no, no se sale, enfatizó.
Respecto de las posibilidades de que los gobiernos del Norte mejoren sus propuestas, Taiana opinó que "en lo inmediato, lo veo difícil".
Por ese motivo, el ministro argentino realzó la importancia de las discusiones sostenidas en esta ciudad suiza. Han sido una muestra de unidad y de coordinación de los países en desarrollo, sostuvo.
Amorim ironizó sobre titulares de los medios de comunicación de países industrializados que en los últimos días mencionaban supuestas divisiones entre las naciones en desarrollo y también acusaban a Brasil e India de bloquear las negociaciones.
El ministro brasileño llamó la atención "de los escépticos y de los críticos" sobre los distintos documentos aprobados en la fecha por las naciones en desarrollo, que en varios párrafos defienden sus objetivos comunes.
El éxito de la Ronda de Doha fue presentado también en los debates de los países en desarrollo como una tabla de salvación ante los riesgos reales de un estancamiento económico mundial causado por las crisis financieras en Estados Unidos y Europa.
Un resultado satisfactorio de la Ronda en los próximos meses podría ser un antídoto excelente para esas incertidumbres, observó el ministro de Comercio e Industria de India, Kamal Nath.
Ahora más que nunca necesitamos una rápida conclusión favorable, insistió.
Sin embargo, otro obstáculo se alza en el proceso de las negociaciones, reconocieron los delegados de países en desarrollo.
"Tenemos que reconocer que la incertidumbre mayor surge en torno a la TPA en Estados Unidos", dijo Nath en referencia a la Autoridad de Promoción Comercial, un mecanismo que consiente al Poder Ejecutivo estadounidense la facultad de concertar tratados comerciales sin necesidad de recurrir a la aprobación del Congreso legislativo.
La última TPA concedida por el Congreso de Estados Unidos venció en junio. Para el gobierno de George W. Bush, que en enero próximo inicia el último año de su mandato, la solicitud de una prórroga representa un incomodo desafío en el año electoral, advirtieron analistas políticos de ese país.
Los demás socios de Estados Unidos en la OMC muestran inseguridad ante los alcances de un eventual acuerdo con una delegación de ese país que carezca del aval de la TPA.
Por ese motivo, "pedimos a Estados Unidos que nos diga para cuándo podemos esperar" la noticia de que ha obtenido esa garantía del Congreso, subrayó el ministro indio.
Este asunto desempeñará obviamente "un papel clave en la hoja de ruta hacia la conclusión" del acuerdo de Doha. "Nosotros queremos avanzar, pero es importante que Estados Unidos nos suministre ahora un plano de esa ruta", insistió Nath.
Las deliberaciones de los países en desarrollo realizadas esta semana en Ginebra contaron con la participación del G-20, del Grupo de los 33 (G-33) países que defiende productos especiales por considerarlos críticos para el sostenimiento de sus agriculturas, y del conglomerado África, Caribe y Pacífico, integrado por ex posesiones de los imperios coloniales europeos.
A ellos se sumaron coordinadores del grupo de 50 Países Menos Adelantados, del Grupo Africano, de las naciones con economías pequeñas y vulnerables y del Grupo Algodón-4, integrado por Benín, Burkina Faso, Chad y Malí, que reclaman un trato justo por los perjuicios que les ocasionan las subvenciones que Estados Unidos otorga a sus productores algodoneros.
También asistió a las reuniones de Ginebra el denominado Grupo NAMA, de 11 de países en desarrollo defensores de una mínima reducción de aranceles de importaciones de productos industriales.
La declaración final promete mantener la unidad y la cooperación entre todos los grupos de los países del Sur y confirma su disposición a comprometerse con los demás socios de la OMC en la búsqueda de una solución aceptable para todos, en el menor tiempo posible.
Después de varios meses de discusiones y de distintas reuniones de grupos, estas declaraciones son una muestra de seriedad, de coordinación y de voluntad de los países en desarrollo, resumió Taiana.