Los gobiernos latinoamericanos reclaman mayores compromisos de los países industriales en la mitigación del cambio climático y en el apoyo para soportar sus efectos.
Con esa disposición participarán en la XIII Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco sobre Cambio Climático, que se celebrará entre el 3 y el 14 de diciembre en Bali, Indonesia.
Las naciones industriales prometieron contribuir al fondo especial para la adaptación, pero "nada aportaron hasta ahora", se quejó José Domingos Miguez, secretario de la Comisión Interministerial de Cambios del Clima de Brasil y uno de los representantes de este país en la COP.
Se acordó que al fondo le tocaría el equivalente a dos por ciento de los recursos negociados en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), pero hay divergencias sobre el organismo que se encargaría de gestionar esos recursos.
El MDL es uno de los instrumentos previstos en el Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático para ayudar a los países industriales a cumplir sus obligaciones de reducción de gases de efecto invernadero mediante inversiones en proyectos limpios en el mundo en desarrollo.
Como "máximo responsable" del calentamiento global, el mundo industrial tiene "la obligación moral de financiar los planes y acciones de adaptación de los países en desarrollo", en especial de los más vulnerables, como los pequeños estados insulares, subrayó Omar Rivera, experto del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, que también estará en Bali.
Muchas islas desaparecerán o perderán buena parte de sus tierras y playas, ante la elevación del nivel del mar por el derretimiento de los glaciares, que también reducirá el agua dulce disponible en las zonas que dependen del hielo de las montañas, como muchos pueblos andinos.
El financiamiento y soporte para enfrentar los disturbios son "una prioridad a defender" para Perú, "un país altamente vulnerable", corroboró Vanesa Vereau, presidenta de la no gubernamental Asociación Unidos por el Cambio Climático, que además reclama de Lima una "posición firme" a favor de mayores compromisos de reducir los gases invernadero, considerados responsables del recalentamiento.
Hacer efectivo el principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas", consagrado en la Convención, es una posición que comparten las autoridades consultadas por Tierramérica en la región.
En consecuencia, Brasil se niega a fijar metas para abatir sus emisiones, pese a las presiones de ambientalistas y expertos de este país, que está entre los cinco mayores emisores de gases debido a la deforestación de la Amazonia.
Por iniciativa de un diputado ecologista, se tramita en el parlamento un proyecto de ley que obligaría a reducir, hasta 2012, las emisiones de gases invernadero a volúmenes cuatro por ciento menores a los de 1990, poco menos que el 5,2 por ciento fijado por el Protocolo de Kyoto para las naciones industriales.
"Brasil debe asumir metas, aunque voluntarias", opinó José Marengo, meteorólogo del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales y miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que reúne a miles de científicos de todo el mundo.
Los dramáticos informes divulgados desde febrero por el IPCC —destacando las tragedias que el mundo sufrirá si no se adoptan fuertes medidas para reducir la contaminación atmosférica— despertaron esperanzas de que la conferencia de Bali cristalice decisiones que aclaren el futuro de la humanidad.
Pero la expectativa es "desproporcionada", porque no habrá avances sin la adhesión de Estados Unidos, que "no está en condiciones de avanzar", sentenció el embajador Raúl Estrada Oyuela, que acaba de dejar la Dirección de Asuntos Ambientales de la cancillería argentina, pero estará en Bali como miembro del Comité de Control de Cumplimiento del Protocolo de Kyoto, cuyo equipo de redacción presidió hace 10 años.
El Protocolo de Kyoto es el único tratado internacional que establece obligaciones de reducción de gases invernadero, procedentes sobre todo de la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la ganadería.
Estados Unidos repudió los compromisos del Protocolo —firmado en 1997 y en vigor apenas desde 2005— argumentando que afectaría su economía y arrojando dudas sobre la responsabilidad humana en el recalentamiento.
Además, la COP no abordará cuestiones "sustantivas", pues estará volcada a definir el proceso, la agenda y el cronograma de las negociaciones hasta 2009, sobre "un segundo período de Kyoto", señaló Miguez.
El brasileño rechaza la expresión "post Kyoto", pues no se trata de un nuevo proceso, sino de una continuación bajo principios ya acordados. El mundo industrial deberá cumplir nuevas metas obligatorias, "con los países en desarrollo ayudando mediante el MDL", sostuvo.
Brasil, sin embargo, trata de mostrar sus avances, como haber disminuido a la mitad el ritmo de deforestación amazónica en los tres últimos años y desarrollado una matriz energética sobre todo renovable, con energía hidroeléctrica y combustibles agrícolas.
Sus propuestas apuntan a la creación de mecanismos, "en el ámbito de la Convención" y no del Protocolo, que incentiven políticas públicas de reducción de gases, como el combate a la deforestación y el desarrollo de la bioenergía, como un fondo voluntario para remunerar los países que frenen la pérdida de bosques.
Pese a la actitud negativa de Estados Unidos y de países como Japón, Australia y Canadá, que quieren sustituir Kyoto por otro acuerdo, Miguez es optimista sobre definir un proceso de negociación antes de 2009.
Un fracaso dejaría el mundo a la deriva por un lapso que podría ser fatal, considerando que insumió 13 años poner en vigencia el Protocolo de Kyoto, desde la firma de la Convención en 1992, advirtió.
Estrada Oyuela alimenta alguna esperanza porque China e India, que se convirtieron en grandes emisores de gases por su rápido crecimiento económico y sus enormes poblaciones, "están un poco más receptivas para hacer cambios" en favor del clima.
Sin Brasil, China e India, "ningún esfuerzo será efectivo", opinó Suzana Kahn, otra integrante brasileña del IPCC, experta en energía y transporte.
Por su peso ambiental, "no pueden dejar de jugar un papel activo en las negociaciones internacionales", dijo Kahn, quien, como superintendenta de Clima y Mercado de Carbono del gobierno del estado de Río de Janeiro, coordinó un plan pionero para mitigar y adaptarse al cambio climático, que será presentado en Bali.
Si no asume compromisos, Brasil pierde fuerza para ejercer liderazgo en las negociaciones, según ambientalistas como Fabio Feldman, quien dirigió el Foro Brasileño de Cambios Climáticos y fue secretario de Ambiente del sureño estado de São Paulo. Este país podría cumplir metas con sólo hacer efectiva una de sus políticas, la de reducir la deforestación, responsable de 75 por ciento de las emisiones nacionales de gases, se arguye.
Pero las obligaciones para los países en desarrollo solo serán aceptables una vez que el mundo rico cumpla las suyas, fijadas en Kyoto para 2012, y asuma otras "mucho más significativas de reducción de sus emisiones en el nuevo régimen a ser negociado", concluyó el cubano Rivera.
* Con aportes de Marcela Valente (Buenos Aires), Patricia Grogg (La Habana) y Milagros Salazar (Lima). Publicado originalmente el 24 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.