AMBIENTE-BRASIL: Apuesta a guardianes de la bahía

Los contrastes golpean al visitante desde su arribo a la otrora capital brasileña. Desde el avión podrá ver la deslumbrante bahía de Guanabara, en cuya mayor isla está el aeropuerto, pero luego deberá pasar entre un canal de aguas fétidas y un cúmulo de «favelas» para llegar al centro y al área turística.

En el Canal del Fundao, que separa el continente de otra isla donde se instaló la principal universidad de Río de Janeiro, las aguas ya no circulan en la mayor parte de sus cinco kilómetros de largo, debido a la sedimentación causada por desechos industriales, basura y agua servida de muchos barrios densamente poblados.

La situación podría ser peor. Pero en los ríos que traen el grueso de esa contaminación, grupos de hombres y mujeres tienden cables de acero, alambres y palos de una orilla a la otra, componiendo improvisadas barreras que retienen botellas de plástico, envases despedazados de poliestireno (plásticos), cartones y otros materiales flotantes.

Son los Guardianes de los Ríos, integrantes de un proyecto creado en 2001 por la alcaldía de Río de Janeiro, la ciudad que en 1960 fue reemplazada por Brasilia como capital del país.

Seleccionados entre pobladores de las comunidades pobres vecinas, los guardianes ganan 520 reales (unos 290 dólares) al mes para recoger cotidianamente la basura tirada a los cursos de agua y periódicamente plantar árboles en las orillas.
[related_articles]
A veces aparecen colchones, equipos domésticos y muebles como sofás, señaló Sidnei Martins, coordinador de un equipo de nueve trabajadores que limpian un tramo de los ríos Yacaré y Faria-Timbó, algunos kilómetros arriba del Canal del Fundao. En agosto y septiembre "sacamos 35 cascos de automóviles", comentó a IPS.

"Falta conciencia" en los habitantes de la zona que "tiran de todo en los ríos", incluso fetos de abortos, observó Martins, de 47 años, siempre con su uniforme verde de la Secretaría Municipal de Ambiente. Su grupo se formó hace tres años, juntando vecinos del Conjunto Nelson Mandela, una de las "favelas" (barrios pobres y hacinados) de los alrededores.

"En los primeros días recogimos una tonelada de basura cada día", recordó. Cerca de 90 por ciento de los desechos son reciclables, pero no son aprovechados porque no se estimula la actividad, lamentó. Uno de sus ex colegas, sin embargo, sobrevive hoy vendiendo basura para reciclaje.

La mejora luego de que el proyecto se puso en marcha es sensible. "Los ríos ya no provocan las inundaciones frecuentes de antes, desaparecieron los ratones y disminuyeron las enfermedades, como dengue, diarreas y micosis", reconoció Ana Paula Ferreira, quien dejó el grupo de Martins en que trabajó dos años para ingresar a un "empleo estable" en un hospital.

"El río sigue feo, pero menos sucio", resumió.

El proyecto, destinado a limpiar cursos fluviales del municipio carioca, preveía movilizar este año a 640 personas en 86 comunidades, ampliándose a 960 y 136 respectivamente en 2012. "Se debería expandir más, porque la gente necesita trabajo", además de los beneficios ambientales y sanitarios, comentó la ex guardiana de 31 años y tres hijos, que vive a 30 metros del río Yacaré.

SANEAMIENTO EN FALTA

La acción de los guardianes busca prevenir tragedias urbanas. Además evita que muchas toneladas diarias de basura agraven la contaminación de la bahía de Guanabara. Pero es una gota en el océano, Atlántico en este caso.

Es el desagüe sin tratamiento lo que más contamina esta bahía, donde desembocan 35 ríos que cruzan la región metropolitana donde habitan 10 millones de personas, indicó Dora Negreiros, presidenta del no gubernamental Instituto Bahía de Guanabara.

Contra esa agresión poco hizo el Programa de Descontaminación de la Bahía de Guanabara (PDBG), iniciado en 1995 con un presupuesto de 793 millones de dólares basado en créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de Japón, previsto para que finalizara en 1999 pero que aún tiene varias obras pendientes.

El lodazal en el Canal del Fundao se constituyó en una denuncia permanente de la ineficacia del programa, en gran parte debido a la descoordinación entre sus acciones.

La principal estación de tratamiento del desagüe, denominada Alegría, es un ejemplo. Se construyó para procesar 5.000 litros por segundo, pero sólo recibe 1.000 litros. Faltan redes de alcantarillado para llevarle el agua servida, apuntó Vilmar Berna, periodista y ambientalista que ayudó en una investigación parlamentaria sobre las irregularidades del PDBG.

Antes de comenzar ese Programa se estimaba en 20.000 litros por segundo el volumen de agua sucia que se vertía en la bahía, sin tratamiento.

Alegría atiende justamente el centro y los barrios cercanos al Canal del Fundao, donde viven cerca de 1,5 millones de personas. El gobierno estadual de Río de Janeiro no concretó las inversiones de contrapartida que debía hacer al financiamiento del BID para instalar las redes, denunció Alfredo Sirkis, ex secretario municipal de Ambiente y de Urbanismo.

En los barrios pobres ocurre otro problema. Se instalaron alcantarillas, pero no conexiones con las residencias, puesto que las autoridades de saneamiento pretendían que lo hicieran los pobladores, como si fueran ciudadanos "suecos en cuanto a ingresos y capacitación cívica y técnica", ironizó Berna ante IPS. La consecuencia son aguas servidas en las calles y el alcantarillado sin uso.

En su evaluación, dijo que el PDBG fue "una gran oportunidad perdida", por su errónea ejecución, en una época de entusiasmo en esta ciudad que acogió la Cumbre Mundial del Ambiente en 1992.

Pero no fue pérdida en saneamiento, sino en la acumulación de basura, "el peor desastre", con plantas de separación y compostaje (abono orgánico) que nunca operaron, mientras "botellas PET (plástico) y neumáticos siguen boyando en la bahía", sostuvo.

Su balance, sin embargo, es que se trata de un "semifracaso, porque puede ser salvado" con inversiones complementarias para corregir los errores, indicó.

LA ESPERANZA

Ese cambio de rumbo positivo es lo que asegura estar haciendo el presidente de la Compañía Estadual de Aguas y Esgotos (Desagüe), Wagner Victer.

La estación Alegría ya está procesando 1.500 litros por segundo y en marzo pasará a 2.500 litros, la demanda máxima para su área y la mitad de su capacidad total, pues fue diseñada con "exageración" y sólo podrá ser usada en el futuro, anunció a IPS.

Victer reconoció la descoordinación entre las distintas actividades del PDBG y que "sería irresponsabilidad" proponer una segunda fase del programa, para obtener más créditos externos, sin concluir primero las obras con inversiones locales en atraso.

Ahora cada obra es acompañada de un cartel anunciando su plazo de finalización, que será cumplido, prometió.

Además, se efectivizarán otras medidas de descontaminación no previstas en el programa, como el dragado del Canal del Fundao y también del Canal de Cunha, que encamina hacia el primero las aguas sucias de varios ríos, como el Yacaré y el Faria-Timbó.

Todo eso "no limpiará la bahía, pero reducirá el flujo de carga orgánica que la contamina", para que la naturaleza pueda hacer su trabajo de limpieza, afirmó.

"La bahía de Guanabara es la célula madre de Brasil, una dádiva que distingue Río de Janeiro" como un centro del desarrollo y de la cultura nacional, por ello tiene que ser descontaminada, sostuvo Victer, quien se manifiesta orgulloso de haber nacido y vivido en la isla del Gobernador, donde está el aeropuerto internacional de Río de Janeiro y viven 400.000 personas.

A pesar de los puntos de contaminación extrema, como el Canal del Fundao, la bahía de Guanabara mantiene mucha vida en sus 381 kilómetros cuadrados de extensión, especialmente en el noreste protegido por un área de protección ambiental.

Es lo que asegura la sobrevivencia de 20.000 pescadores inscriptos en cinco colonias (comunidades) dispersas en la cuenca, pese a la merma de peces a causa de la contaminación, según Alex dos Santos, dirigente de la Asociación de Pescadores de Tubiacanga, en la isla del Gobernador.

La pesca sufrió un golpe con el derrame de petróleo ocurrido en 2000, un desastre cuyos daños son visibles hasta ahora en los manglares. La empresa responsable, la estatal Petrobras, aún no pagó las indemnizaciones debidas por ingresos perdidos de los pescadores, que superan el equivalente a 550.000 dólares, se quejó Santos ante IPS.

En su opinión, los pescadores poseen "las técnicas más baratas y eficientes" para limpiar la bahía, porque "nadie la conoce mejor que nosotros". Pero antes es necesario que se eliminen las fuentes de contaminación química y orgánica, por el saneamiento, concluyó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe