El histórico PRI demostró que aún goza de buena salud en los sureños estados de Oaxaca y Chiapas, donde habitan los más pobres de México y en los últimos años se registraron levantamientos sociales, a la par de que se documentaban violaciones de autoridades a los derechos humanos.
Según los resultados oficiales preliminares de las elecciones de alcaldes celebradas este domingo en Oaxaca, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) obtuvo 91 de los 151 ayuntamientos en disputa. Esa misma agrupación ganó con amplitud a comienzos de agosto los comicios para escoger legisladores locales.
En Chiapas, en tanto, ese partido de oposición al gobierno nacional obtuvo 52 de las 117 alcaldías. En cambio, en las elecciones para diputados locales, realizadas de forma simultánea en ese estado, los datos indican que podría perder su hegemonía en la legislatura en favor del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En Oaxaca y Chiapas, cuyos niveles de desarrollo son inferiores a los de los Territorios Palestinos Ocupados según los estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el abstencionismo de los votantes osciló el domingo entre 50 y 60 por ciento de los inscriptos.
Los opositores al PRI, que gobierno México sin interrupciones desde 1929 a 2000, acusaron a autoridades estaduales de usar estrategias de clientelismo político y en algunos casos de acudir a la coacción de los votantes durante el proceso electoral.
La jornada comicial en los dos estados, donde hay una fuerte presencia indígena, transcurrió en relativa calma, aunque hubo algunos hechos de violencia en los que estuvieron involucrados miembros de varios partidos.
Los institutos electorales independientes de Chiapas y Oaxaca dieron cuenta de las irregularidades, pero no las consideraron generalizadas ni determinantes para definir los resultados.
"Es cierto que el PRI sigue usando algunas de sus viejas mañas, pero hay que reconocer también que sus triunfos, en varios casos amplios, indican que las preferencias están a su favor y los opositores debería meditarlo", dijo a IPS Sofía Nava, politóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México
"Me parece que la gente esta cansada de la violencia, las protestas callejeras y de las posturas opositoras sempiternas", señaló Nava.
En Oaxaca, que fue escenario el año pasado del levantamiento popular contra el gobernador priísta Ulises Ruiz, el oficialismo se llevó la mayoría de votos el domingo.
Eso sucedió incluso en los lugares donde se supone que era fuerte la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, protagonista de esa rebelión social.
Oaxaca, que es gobernado por el PRI desde los años 20 del siglo pasado, es junto a Chiapas el estado más pobre de México. En este distrito la esperanza de vida es de 73,6 años, uno menos que el promedio nacional, mientras la tasa de alfabetización apenas supera 81 por ciento, cuando la media de todo el país es de 91,8 por ciento.
El movimiento social del año pasado contra Ruiz se extendió por más de seis meses y dejó unas 350 personas detenidas y 370 heridas, en su mayoría producto de acciones represivas de la policía que grupos humanitarios evaluaron como excesivas y marcadas por abusos y violaciones contra las garantías de los manifestantes.
Además, hubo despliegue de grupos armados irregulares que la Asamblea Popular y activistas afirman estaban al mando de Ruiz, lo cual dejó unas decena de personas muertas, entre ellas un activista estadounidense que reporteaba para Indymedia, una red de comunicadores identificados con el movimiento altermundista.
En Chiapas, donde el PRI perdió la gobernación en 2000 y volvió a quedar relegado en 2006 por el izquierdista PRD, registra al igual que Oaxaca altos niveles de pobreza. La alfabetización alcanza sólo a 80 por ciento, casi 11 puntos menos que el promedio nacional, y la esperanza de vida al nacer es casi dos años menor a la de los mexicanos en general que es de 74,5.
En esa zona se asienta el insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que se levantó en armas en enero de 1994. Este grupo, que se considera uno de las semillas del actual movimiento altermunidista, tiene ahora un corte pacifista y es un actor cada vez más marginal en la política mexicana.
En los municipios donde se asientan los zapatistas, en su mayoría en zonas selváticas y de cañadas, el PRI obtuvo el domingo la mayoría de votos.
El actual gobernador de Chiapas, Juan Sabines, es ahora del PRD, pero fue militante del PRI.
Las posturas que expresa Sabines son con frecuencia contrarias a su sector político y coinciden más bien con los posicionamientos del PRI y del conservador Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenece el presidente de México, Felipe Calderón.
El PAN logró el domingo, siguiendo un patrón que se mantiene desde hace décadas, magros resultados en las elecciones de Oaxaca y Chiapas, que lo encasillaron en el tercer lugar de las preferencias. (FIN/IPS/dc/dm/ip pr/mx sl la/07)