Ser presidenta del gobierno de Placetas ya no tiene secretos para Marisol Cabrera. Sin embargo, nueve años atrás, hasta ella dudó. «Me preguntaba si sería capaz, fue todo un reto, no había tradición de mujeres en este cargo», dice.
Tampoco era fácil la situación del municipio, de más de 71.000 habitantes y situado en el centro de Cuba, que a principios de la actual década debió cerrar las puertas de sus tres centrales azucareros y vio como se deprimía su sector industrial, por falta de materias primas.
La reconversión de los ingenios en predios agrícolas y ganaderos y la diversificación productiva de algunas fábricas evitaron el colapso. Como suele suceder a muchas mujeres en situaciones semejantes, Cabrera debió esforzarse el doble para demostrar que el cargo no le quedaba grande.
"Siempre he confiado en mis posibilidades, pero cuando me eligieron presidenta del Municipio tuve mis dudas. Me sentía a prueba y yo misma me exigía mucho. Hoy, ya no me hace falta estar presente en todos los lugares. Somos un equipo", afirmó.
Antes tuvo que revitalizar un Consejo técnico asesor, que permanecía inactivo, buscar la colaboración de la Universidad Central de Las Villas, conformar una red científica y capacitar personal. Todo eso y una consulta en los barrios permitieron hacer un diagnóstico de los principales problemas de Placetas, un municipio de la provincia de Villa Clara a 268 kilómetros de La Habana.
El resultado de ese proceso derivó en un Programa de desarrollo local que, entre otros aspectos, busca el avance sostenible del sector agrícola. "Desde 2002 hacia acá, el trabajo ha sido intenso. Aprendimos a pensar con cabeza propia", explicó Cabrera, de 52 años, casada y con un hijo de 23 años a punto de finalizar sus estudios de medicina veterinaria.
"Soy maestra de enseñanza primaria. A los profesores nos preparan para dirigir un proceso, lo cual viabiliza la forma de comunicarse con las personas. En alguna medida, esa preparación me ayudó para esta tarea", agregó. Este domingo, la presidenta de Placetas será sometida al escrutunio público, junto a dos candidatos varones, en los comicios municipales del Poder Popular (PP) que se realizan en todo el país, como parte de un proceso que continuará en fecha aún por precisar de 2008 con comicios para renovar las asambleas provinciales y el parlamento nacional unicameral.
Para continuar en su cargo, debe ser reelecta delegada del PP en su barrio. "No es la primera vez que me preguntan qué haré si no me eligen nuevamente. Yo digo que lo importante no es el cargo. Seguiré trabajando por mi país", afirmó. Cabrera es además una de las 212 mujeres que ocupan un escaño en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Dividido en 169 municipios, 14 provincias y un Municipio Especial (Isla de la Juventud), Cuba tiene actualmente 32 presidentas de Asambleas Municipales y 33 vicepresidentas, en tanto en las asambleas provinciales las mujeres ocupan tres vicepresidencias, pero ninguna presidencia.
A las elecciones municipales, que se realizan cada dos años y medio, concurren en esta ocasión 37.328 candidatos a Delegados de circunscripción, que es una división territorial del municipio. De ese total, 10.799 son mujeres, 1.600 más que en los comicios anteriores, efectuados en 2005
Se elige un Delegado por cada circunscripción, de entre dos y hasta ocho candidatos, seleccionados en asambleas barriales a simple mano alzada. Con posterioridad, los Delegados surgidos de estos comicios eligen a los miembros de cada Asamblea Municipal que, a su vez, designa a sus presidentes y vicepresidentes.
El sistema tiene sus detractores, que argumentan que no puede hablarse de elecciones libres sin pluripartidismo. Para Cabrera, sin embargo, se trata de uno de los más "democráticos" del mundo. "No es el Partido (Comunista, en el gobierno) el que postula a los candidatos, sino sus propios vecinos, ni su elección depende del dinero que tenga", alega.
Como ejemplo de democracia participativa, recuerda que cada dos meses el Delegado debe rendir cuentas de su gestión a sus electores y su mandato puede ser revocado si no ha trabajado bien. Aclaró además que el o la delegada no es el mago que revuelve todos los problemas, sino el representante de quienes lo eligieron ante las instancias estatales.
"Si sus electores le presentan un problema habitacional, por ejemplo, el Delegado viabiliza el trámite ante el Instituto de la Vivienda, para que busque solución, no es él el que va resolver", aclara.
La Constitución cubana define a las Asambleas del Poder Popular (municipales y provinciales) como órganos superiores locales del "poder del Estado" que, "ajustándose a la ley, ejercen gobierno" en sus demarcaciones respectivas.
Para el ejercicio de sus funciones "se apoyan en los Consejos Populares y en la iniciativa y amplia participación de la población y actúan en estrecha coordinación con las organizaciones de masas y sociales", dice el artículo 103 de la ley fundamental de la isla. La Asamblea Nacional, que junto con las provinciales se renueva cada cinco años y cuyos miembros son elegidos mediante voto "libre, directo y secreto", es "el órgano supremo del poder del Estado" y el único con "potestad constituyente y legislativo en la República", según los artículos 69 y 70.
Luego de constituida, la Asamblea Nacional debe elegir de entre sus diputados al Consejo de Estado, integrado por un presidente, un primer vicepresidente, cinco vicepresidentes, un secretario y 23 miembros más.
El presidente del Consejo de Estado, cargo para el cual el convaleciente líder cubano Fidel Castro fue reelegido en 2003 y por sexta vez consecutiva, es el jefe de Estado y de gobierno. El 31 de julio de 2006, el mandatario delegó provisionalmente sus cargos en su hermano, Raúl Castro, primer vicepresidente. ***** + Asamblea Nacional del Poder Popular: www.parlamentocubano.cu