El gobierno y parlamento de México no logran avanzar en acuerdo alguno para rescatar a Pemex del pozo financiero y estructural en que ha caído al paso del tiempo. Los males de la firma petrolera estatal quedaron expuestos otra vez con un accidente que mató a 19 personas.
Que Pemex (Petróleos Mexicanos) tenga graves problemas financieros pese que el precio internacional del crudo rompe récord hora a hora, que en sus instalaciones se registren accidentes y que las reservas de crudo del país estén agotándose son datos que, de tanto repetirse, parecieron ya perder la categoría de noticia.
Pero sus dramas volvieron a ponerse sobre el tapete esta semana tras la colisión entre una plataforma marina y válvulas de crudo conectadas al lecho del golfo de México. La firma dijo que investigará el asunto y reconoció que podría estar relacionado a los rezagos en mantenimiento que tienen sus instalaciones y que se valoran en 3.000 millones de dólares.
Varios de los trabajadores afectados por el accidente del martes en el golfo de México, de donde este país extrae parte de su producción de 3,3 millones de barriles diarios, intentaron usar pequeños barcos de emergencia, llamados "mandarinas", pero la mayoría estaba en mal estado y naufragaron.
La monopólica y estatal Pemex está quebrada, pues sus deudas superan desde fines de 2006 el valor de su patrimonio. Por eso no hay dinero suficiente para mantenimiento y para renovar infraestructura, explicaron las autoridades.
"La situación en Pemex es de emergencia constante y así se va (sigue trabajando) hasta que llegará un día en que morirá ante los ojos de todos", dijo a IPS Ignacio Mancera, un ingeniero petrolero de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Desde hace más de 10 años, gobiernos de turno y legisladores discuten cómo sacar a la firma del abismo. Pero en cada oportunidad posible alcanzan sólo acuerdos que tapan hoyos coyunturales.
La firma monopólica explora poco, le cuesta cada vez más caro extraer el recurso y casi todos sus ingresos van directo al fisco para financiar un tercera parte del presupuesto nacional, el doble que hace 20 años. Aún así, México se mantiene como uno de los ocho primeros productores de petróleo en el mundo.
La oposición de izquierda sostiene que los gobiernos exageran las debilidades de Pemex y la dejan a la deriva con el propósito de buscar su privatización.
Sin embargo, los técnicos advierten que México no tiene dinero para salvar a la empresa, que se requiere una profunda reforma legal de la firma y que se acepte capitales privados, tal como sucede en casi todos los países del mundo, incluso en Cuba, donde rige el sistema socialista.
"En México estamos en una discusión estéril que lo único que hace es posponer la solución. Pemex agoniza, pero no parece haber forma de romper tabúes y salvarla", opinó Mancera.
Para un sector político y de la población vinculados a la izquierda casi es una herejía pretender quitar a Pemex su carácter estatal. México nacionalizó ese sector en 1938, tras expulsar a firmas británicas y estadounidenses.
"Pemex, como la Virgen de Guadalupe, es un símbolo que debe manejarse con cuidado", declaró el ex presidente Vicente Fox (2000-2006) al explicar porqué no se puede, al menos en el mediano plazo, cambiar el carácter estatal y monopólico de la empresa.
Grupos ambientalistas como Greenpeace advierten que por falta de inversión está en malas condiciones cerca de la mitad de los gasoductos, poliductos y oleoductos de la firma mexicana, que cubren unos 56.000 kilómetros.
Los accidentes allí son recurrentes al punto de que Pemex es responsable de 56 por ciento de las emergencias ambientales que se presentan cada año en el país con materiales peligrosos.
Al tema de los rezagos en mantenimiento, que habría sido el origen del último accidente que cobró 19 vidas, se añaden malas noticias en el de reservas. Según las proyecciones oficiales, México tiene petróleo para un horizonte de apenas 10 años más, cuando en 2000 era de 20 años.
Además, al menos hasta el 2012 no hay ninguna perspectiva de que pueda aumentar su producción diaria actual. Por eso, México ya es un importante comprador de derivados de crudo en montos que superan los 15.000 millones de dólares anuales.
De ser el octavo exportador mundial de petróleo, México camina a convertirse dentro de una década en un importador neto de crudo, advierte un diagnóstico de la Secretaría (ministerio) de Energía. Según ese documento, conocido a comienzos de semana, 57 por ciento de la producción actual de Pemex está en franco declive.
La secretaria de Energía, Georgina Kessel, señaló que en el golfo de México hay crudo suficiente para 60 años más. Sin embargo, advierte que su extracción es por ahora casi imposible pues no hay en el país la tecnología para perforar a más de 1.000 metros, que es donde se encuentran las jugosas reservas.
Según Kessel, para sacar ese crudo se requiere de una tecnología comparable "a la que se necesita para enviar un hombre al espacio". Sin embargo, se sabe que en Estados Unidos empresas privadas ya han hecho perforaciones de por lo menos 157 pozos a tal profundidad..
Pero en México, el asunto se ve cuesta arriba. Por el carácter estatal de Pemex, la firma tiene impedimentos legales para contratar empresas privadas y no tiene dinero suficiente para desarrollar investigaciones e inversiones propias de gran tamaño, como son las requeridas para perforar en aguas profundas.
Además, un pozo a aguas profundas requiere entre ocho y 10 años de exploración ante de poder hacer la primera extracción.
Mancera, de la Universidad Nacional Autónoma de México, sostuvo que los problemas de Pemex no se originan en la calidad de sus ejecutivos y trabajadores, sino en sus leyes y normativas que ya no responden a la realidad del país, del mercado y de la industria.
Pero ahora no hay solución a la vista, pues los actores políticos no logran ponerse de acuerdo sobre qué se debería hacer con la firma.