La negativa de Polonia a que la Unión Europea (UE) celebrara el día 10 una jornada contra la pena de muerte originó un conflicto entre el gobierno conservador de este país y sus socios en el bloque.
La actitud de las autoridades es vista en el marco de la campaña hacia las elecciones del 21 de este mes, en la cual el oficialismo enarbola un discurso de fuerte carácter moral.
El enfrentamiento con la UE se produce en medio de una crisis política que llevó al primer ministro Jaroslaw Kaczynski, del Partido de la Ley y la Justicia, a disolver el gobierno de coalición y llamar a elecciones anticipadas.
El 18 de septiembre, Polonia bloqueó una propuesta de la presidencia del Consejo de la UE, a cargo de Portugal en este semestre, para realizar un "Día Europeo contra la Pena de Muerte" el próximo 10 de octubre.
Varsovia se opuso porque la propuesta de la UE no contemplaba el principio más amplio del "derecho a la vida".
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"Si alguien quiere poner en discusión la pena de muerte, entonces también debería considerarse la prohibición de la eutanasia y el aborto", dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Polonia, Robert Szaniawski.
El primer ministro Kaczynski planteó como alternativa un "Día en Defensa de la Vida".
"Nos gustaría debatir el significado de la propuesta" contra la pena máxima, dijo el ministro del Interior, Wladyslaw Stasiak. "Pero no queremos un debate sobre la reimplantación de la pena de muerte, nadie en Polonia lo quiere."
Polonia abolió la pena de muerte en 1997, para poder ingresar a la UE. Una moratoria rigió de hecho desde 1988, cuando se realizó la última ejecución.
"En medio de la campaña electoral éste es un buen tema para el gobierno", dijo a IPS el analista Andrzej Bobinski, del Centro para las Relaciones Internacionales de Varsovia.
"Saben que no van a reinstaurar la pena de muerte, pero este planteo les permite poner sobre la mesa una cuestión que tiene llegada a los votantes de derecha, sin tomar ninguna medida concreta", explicó Bobinski.
"Es sólo un tema mediático, no tiene presencia real", agregó.
El Consejo de la UE, órgano en el que no se requiere una votación unánime para tomar decisiones, reaccionó con rapidez ante el veto polaco y declaró al 10 de octubre como "Día Europeo contra la Pena de Muerte".
El Parlamento Europeo, rama legislativa del bloque, también demostró su solidaridad reiterando su apoyo a la iniciativa contra la pena capital y expresando su esperanza de que el próximo gobierno polaco la apoye.
El ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Massimo D'Alema, procura que la UE presente como bloque una propuesta de moratoria a la pena de muerte ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
D'Alema está indignado con la actitud de Polonia. "Es reaccionaria y nacionalista", dijo. Y quebró algunas tradiciones diplomáticas al desear la derrota del gobierno derechista polaco en las elecciones de octubre.
Estas críticas, indicó Bobinski, sólo profundizarán el escepticismo de la derecha polaca respecto de la UE y le permitirá obtener el apoyo de quienes ven la posición del bloque sobre la pena de muerte como una extralimitación de sus atribuciones.
Además, agregó, el partido gobernante obtiene así la oportunidad de catalogar a los simpatizantes en Polonia de la propuesta de la UE como aquéllos que "defienden a los asesinos, a diferencia de nosotros".
La pena de muerte y las consignas de "ley y orden" han sido motivo de controversia en Polonia, incluso meses antes del enfrentamiento con los otros integrantes de la UE.
En mayo, cuando un joven de 19 años que mató a un menor de edad fue liberado, el presidente Lech Kaczynski, hermano mellizo del primer ministro, dijo que era "inadmisible" que las opiniones de los jueces tuvieran preeminencia sobre "los valores morales de la población en general".
El presidente de la Corte Suprema, Lech Gardowcki, contraatacó acusando a los mellizos de debilitar al sistema de justicia con sus constantes críticas e interferencias. Gardowcki les advirtió, además, que reclamaban sentencias más duras aunque la tasa de delitos está en disminución.
Roman Giertych, líder de la ultracatólica Liga de la Familia Polaca, calificó la legislación penal europea de "anacrónica" y reclamó la convocatoria a un referendo para reestablecer la pena de muerte para los crímenes más graves y los pedófilos que matan a sus víctimas.
Giertych, cuyo partido fue hasta hace poco socio minoritario del gobierno, lo que le permitió desempeñarse como ministro de Educación, también propuso que las escuelas tomaran en cuenta las calificaciones en la materia "religión" para promover o reprobar a los alumnos.
Asimismo, defendió la idea de crear escuelas especiales para "jóvenes agresivos". Ambas propuestas fueron bienvenidas por los mellizos Kaczynski.
Giertych también tenía planes de prohibir la enseñanza de la Teoría de la Evolución Natural e introducir lecciones antiaborto con el fin de educar a los alumnos sobre "el asesinato de niños por nacer".
Una encuesta reveló en marzo que 63 por ciento de los entrevistados polacos apoyan la pena de muerte, contra 31 por ciento que se manifestaron en contra. Según expertos, esto refleja la sensación generalizada de que los asesinos reciben con frecuencia condenas demasiado leves.
Los mellizos Kaczynski se han pronunciado a favor de la pena de muerte como una herramienta efectiva para combatir la corrupción y el delito. La incluyeron en su campaña para la elección presidencial y parlamentaria de 2005.
Muchos conservadores argumentan que la transición del país tras la caída del régimen comunista ha sido incompleta por la permanencia de camarillas poderosas y corruptas que se dedican a saquear al Estado.
En ese sentido, proponen reconstruir la nación a través de la "Cuarta República Polaca", asentada sobre un nuevo clima moral.
Estos sectores consideran que la UE es un "caballo de Troya" que alberga valores liberales y decadentes, ante los que Polonia no debe capitular.
Analistas de Europa occidental señalaron con preocupación las similitudes entre la ideología de los mellizos Kaczynski y la que prevaleció en la etapa precomunista del país: nacionalista, antiliberal y antisemita.
La prensa occidental sugiere que el catolicismo extremo de Polonia tiene una gran influencia en la vida pública, no sólo en lo que refiere al aborto sino también en el coqueteo del gobierno con la idea de restablecer la pena de muerte.
Sin embargo, la Iglesia Católica está embarcada en una campaña mundial contra este castigo extremo.
Algunos analistas se preguntan por qué el Papa Benedicto XVI no se ha pronunciado en contra de los sectores más extremistas de la Iglesia Católica polaca, que sufre grandes divisiones internas.
Marta Scawicka, quien trabaja para la fundación católica Lux Veritatis, dijo a IPS que el tema de la pena de muerte es una cuestión personal. "Pero como católica estoy en contra. Juan Pablo II también lo estuvo y lo mismo dice la Biblia", afirmó.