Mediadores internacionales hicieron otro esfuerzo para acercar a Belgrado y Pristina, al presentar un plan de 14 puntos para la situación de Kosovo. Pero ambas partes mantienen sustanciales diferencias.
El plan presentado a las delegaciones de Serbia y Kosovo en Viena describe varias áreas en las que ambas partes deberían cooperar, sin pronunciarse claramente sobre la independencia.
Kosovo es actualmente una provincia meridional serbia administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La gran mayoría de la población de dos millones de habitantes de origen albano quiere la independencia.
Según el plan, la comunidad internacional mantendría una presencia civil y militar en Kosovo, incluso después de que se defina su estatus. En la provincia hay unos 16.000 soldados de paz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El documento presentado el lunes en Viena indica que los serbios no deben reestablecer su presencia física en la provincia, y llama a Belgrado y a Pristina a mantener una estrecha cooperación en energía, economía, ambiente, derechos humanos y lucha contra el crimen organizado. Kosovo obtendría además autonomía financiera.
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Belgrado se opone a la independencia de Kosovo, arguyendo que de esa manera Serbia sería "privada de 15 por ciento de su territorio", y propone en cambio una "amplia autonomía".
La provincia ha sido gobernada por una administración de la ONU desde 1999, luego de 11 semanas de bombardeos de la OTAN sobre Serbia debido a las políticas represivas de Belgrado contra los albanokosovares. La resolución 1244 del Consejo de Seguridad del foro mundial concede un estatus especial a Kosovo, pero la considera parte de Serbia.
"El plan de 14 puntos representa lo que los negociadores internacionales alcanzaron como denominador común entre las dos partes hasta ahora. Una plataforma es necesaria para alcanzar un terreno común para que cualquier tipo de conversación continúe", dijo a IPS el analista Dusan Lazic
El documento fue creado por el mediador de la Unión Europea (UE), Wolfgang Ischinger, el enviado estadounidense Frank Wisner y su par ruso Alexander Bocan Harchenko.
Los esfuerzos internacionales para solucionar la situación en Kosovo comenzaron hace dos años, pero las conversaciones entre Belgrado y Pristina fracasaron a inicios de este año cuando Rusia amenazó con vetar cualquier nueva resolución de la ONU que concediera la independencia a la provincia.
Más tarde se alcanzó un acuerdo para continuar con las gestiones. La fecha final para la presentación de un informe ante el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sobre el progreso de las negociaciones es el 10 de diciembre.
Para los albanokosovares, esa es la fecha en la que se podría proclamar su independencia.
Belgrado contestó la propuesta de los mediadores con su propio plan de 14 puntos, pero el primer ministro de Kosovo, Agim Ceku, dijo a periodistas que su gobierno mantenía fundamentales diferencias.
"Hay dos conceptos diferentes ante nosotros. Uno está relacionado con el pasado (el plan de Belgrado) y otro con el futuro (el plan de los mediadores)", afirmó, y añadió que la independencia kosovar "no era negociable" y ha sido "apoyada por la mayoría de la comunidad internacional".
Estados Unidos respalda la independencia inmediata de Kosovo, pero la UE pretende dirigir una transición en la provincia luego de la salida de la ONU para ayudar a construir las instituciones democráticas necesarias. Pero el bloque europeo no podrá hacer esto sin un claro mandato del foro mundial y sin que la situación en el terreno esté controlada.
El primer ministro serbio Vojislav Kostunica subrayó en varias ocasiones que "nunca dejaría perder a Kosovo".
Por su parte, el ministro serbio para Kosovo, Slobodan Samardzic, señaló que "la política exterior y el control fronterizo son competencias mínimas que Serbia debe mantener para preservar su soberanía e integridad territorial".
La próxima ronda de conversaciones está prevista para el 5 de noviembre en la capital austriaca.
