La dictadura militar de Birmania estará la semana próxima bajo el escrutinio de la comunidad internacional otra vez, a causa de sus prácticas de reclutamiento forzoso de niños soldado.
El Grupo de Trabajo sobre los Niños y Conflictos Armados del Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá para considerar las evidencias sobre incorporación de niños al ejército, divulgadas este miércoles por la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
"La brutalidad de la dictadura militar birmana va más allá de la represión de manifestantes pacíficos", dijo Jo Becker, activista por los derechos de los niños de HRW y autora del informe. "Los reclutadores militares literalmente compran y venden niños para enlistarlos en las fuerzas armadas", afirmó.
La investigación de 135 páginas se titula "Sold to be Soldiers: The Recruitment and Use of Child Soldiers in Burma" ("Vendidos para ser Soldados: El Reclutamiento y Empleo de Niños soldado en Birmania").
Con datos obtenidos en Birmania, China y Tailandia, el estudio revela cómo niños de hasta 11 años son forzados a enrolarse.
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Los oficiales birmanos suelen secuestrar a los menores mientras trabajan, juegan o hacen compras en el mercado para cumplir con sus cuotas de reclutamiento, señala el informe.
Las fuerzas armadas de ese país se afrontan una crisis por escasez de personal, debido a un plan de expansión que se puso en marcha en un contexto de alta deserción, baja moral y ausencia de postulantes para un ejército formado sólo por "voluntarios".
Los oficiales y los civiles que han comenzado a trabajar para los militares reciben comida o dinero como recompensa por los reclutamientos forzados.
Muchos niños que habían escapado de los batallones a los que habían sido vendidos fueron recapturados cuando regresaron a sus hogares, según la investigación de HRW.
Aunque no se conocen cifras exactas, el informe estima que miles de niños revistan en filas del ejército birmano. En algunas unidades recientemente formadas constituyen un gran porcentaje de sus soldados.
"Los batallones sobornan a los oficiales de alistamiento para que les consigan reclutas", dijo Than Myint Oo, quien fue incorporado al ejército por la fuerza en dos ocasiones cuando era un niño.
Maung Zaw Oo, víctima de esta práctica por segunda vez en 2005, relató a HRW: "Llenaron los papeles y cuando preguntaron mi edad respondí 16 años. Me dieron una bofetada y me dijeron: 'Tienes 18. Responde 18'. El sargento preguntó '¿Por qué entraste al ejército?'. Contra mi voluntad, fui capturado, le contesté. 'Entonces mantén la boca cerrada', dijo y completó el formulario".
Las prácticas de diversos grupos insurgentes de base étnica también fueron examinadas en el informe de HRW. En Birmania existe una treintena de milicias irregulares que continúan enrolando a niños soldado, aunque en menor cantidad.
Algunos, como el Ejército Nacional de Liberación Karen, han realizado importantes avances para reducir su número.
La dictadura militar de Birmania, en cambio, no ha dado muestras de voluntad para detener esos reclutamientos forzados.
Luego de una serie de informes presentados por el ex secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, ante el Consejo de Seguridad del foro mundial, en los que Birmania figuraba como uno de los 23 países que violaban el derecho internacional reclutando niños soldado, el gobierno creó en 2004 un comité para prevenir su incorporación.
Entre otras medidas, ese organismo prometió lanzar una campaña de esclarecimiento al respecto, pero hay muy pocas evidencias de iniciativas gubernamentales, dirigidas al público o a las fuerzas armadas, señala el estudio de HRW.
El comité concentró su atención en desacreditar la información circulante en el exterior sobre el empleo de niños soldado.
"Es necesario refutar las acusaciones sistemáticamente, siempre presentar ante la comunidad internacional los esfuerzos realizados y desmentir las acusaciones sin fundamento", dijo em 2005 el general Thein Sein.
La preocupación de los activistas por los derechos humanos es que luego de la represión contra las protestas pacíficas encabezadas por monjes budistas el mes pasado, el problema del reclutamiento de niños soldado sólo puede agravarse.
Pero, al mismo tiempo, la atención que la comunidad internacional presta en este momento a la situación en Birmania puede ofrecer una oportunidad.
"Esto ofrece la ocasión para ampliar el conocimiento sobre lo que realmente ocurre allí. Las violaciones a los derechos humanos se producen en todos los campos y son prácticamente sistemáticas", dijo David Mathieson, que contribuyó con el informe de HRW desde Tailandia.
"Es el momento de observar a Birmania en su conjunto y ver la magnitud de las violaciones a los derechos humanos en ese país", agregó.
Aunque la ONU abordó el problema de los niños soldado en Birmania con anterioridad, la reunión de la próxima semana será la primera oportunidad en que el tema será tratado por el Grupo de Trabajo sobre los Niños y Conflictos Armados.
El Consejo de Seguridad de la ONU manifestó en el pasado que podría considerar sanciones específicas contra los países que emplean niños soldado, las que incluirían embargos de venta de armas u otros tipos de asistencia militar.
El informe de HRW señala que sería necesario imponer restricciones a los viajes al exterior de los líderes de la junta militar de Birmania o al flujo de recursos financieros hacia ese país.
"El Consejo de Seguridad debe cumplir su compromiso de pedir cuentas a quienes utilizan niños soldado", dijo Becker. "Dado el pésimo historial de Birmania, creo que las sanciones contra la dictadura militar están claramente justificadas", concluyó.