Cinco meses después de llegar a la Presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy no sólo afronta una crisis personal sino también laboral. El sindicato ferroviario y el de la electricidad, entre otros, prevén una huelga para este jueves contra la reforma jubilatoria.
Cuando la prensa francesa anuncia la inminente separación de Sarkozy y su esposa Cecilia, el mandatario debe vérselas con el embate sindical contra su plan de reestructurar los "regímenes especiales" de pensiones en beneficio de varios sectores laborales.
Algunos de los trabajadores que se rigen por los sistemas especiales vigentes pueden jubilarse con menos de 60 años de edad y con menos de 40 de aportes, como el régimen general. En ciertos casos, pueden retirarse con menos de 50 años de edad.
Los sistemas especiales fueron creados después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), como forma de compensar la peligrosidad y la extenuación de algunas actividades.
Hoy son beneficiarios del régimen especial alrededor de 1,6 millones de personas, 500.000 activos y 1,1 millones de jubilados, según la versión en Internet del diario Nouvel Observateur.
La huelga no es sorprendente, pero varias figuras políticas mostraron preocupación por sus consecuencias políticas.
"Este jueves no habrá trenes, ni ómnibus, ni subterráneos", pronosticó el domingo el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand. Sarkozy admitió el mismo día que ésta sería "una semana difícil" para su gobierno.
Por su parte, los médicos de los hospitales públicos anunciaron el lunes la prolongación de la huelga iniciada el 27 de septiembre hasta que el gobierno reconozca que pueden "trabajar donde quieran".
El gobierno quiere distribuir a esos profesionales de acuerdos con las necesidades de cada centro de atención a la salud. Y el lugar de trabajo, en este sector, determina el ingreso.
Sarkozy trata de mostrarse conciliador y duro a la vez. Los planes de gobierno pueden "negociarse" e implementarse "mediante acuerdos mutuos" con los sindicatos, afirmó.
Pero el gobierno "no cederá" ante las presiones, señaló en alusión a la huelga. "Velaré por que las reformas se implementen", indicó la semana pasada.
El ex presidente Jacques Chirac (1995-2007) trató de impulsar una reformar similar del sistema de jubilación de trabajadores ferroviarios y de la compañía de electricidad.
La huelga de tres semanas realizada en 1995 paralizó el país y obligó al gobierno a dar marcha atrás.
Chirac nunca se repuso de esa derrota y menos de dos años después perdió las elecciones legislativas ante una coalición de izquierda integrada por el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Verde que lo llevó a una cohabitación con el primer ministro socialista Lionel Jospin (1997-2002).
Los sindicatos perdieron algo de su capacidad de movilización. Ahora hay menos huelgas en la SNCF (Société nationale des chemins de fer de France, la Compañía Nacional de Ferrocarriles).
El año pasado hubo unas 700 huelgas parciales respecto de las 1.182 de hace 11 años. En 1995 se perdieron 5,82 días por trabajador a causa de las huelgas contra 0,79 en 2006.
Sarkozy replicó a los sindicatos que los 8.000 millones de dólares que ese sistema de jubilaciones especiales le cuesta al Estado por años es un exceso.
El sindicalista Marc Lasserve dijo al presidente, en una reunión, que los trabajadores ferroviarios y de la electricidad realizan "tareas muy desagradables". "Si bien es verdad que nos retiramos a los 50 años, también es cierto que tenemos las jubilaciones más bajas", agregó.
Los dirigentes sindicales buscan el apoyo de trabajadores jóvenes. La empresa estatal de trenes contrató desde 1995 a más de 70.000 empleados que ahora representan 40 por ciento del total de funcionarios.
Además, los sindicatos son conscientes de que si ahora ceden, después no tendrán fuerza para resistir nuevos embates contra las prestaciones sociales.
Se prevén más huelgas en otros sectores, como la enseñanza, la agencia nacional de empleo, los aeropuertos, la compañía aérea estatal Air France, el Ministerio de Finanzas e incluso en el sector privado.
"Habrá huelgas no sólo para defender el sistema de jubilaciones, sino también para señalar al gobierno cómo el ingreso nacional se distribuyó en beneficio de los más ricos", dijo a IPS Annick Coupé, portavoz de Solidaires, federación que reagrupa a varios sindicatos.
"La huelga de este jueves es, de hecho, una expresión nacional de descontento con la situación económica y social de Francia", añadió la sindicalista.