ELECCIONES-GUATEMALA: Más apatía que adhesiones

Cuando faltan pocas semanas para la segunda ronda de las elecciones presidenciales en Guatemala, el 4 de noviembre, los candidatos Álvaro Colom y Otto Pérez Molina tejen alianzas para sumar votos de un electorado apático que no ha depositado en ellos grandes esperanzas, según analistas.

Colom, de la centroizquierdista Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), se impuso en la primera vuelta, el 9 de septiembre, con 28,23 por ciento de los sufragios, mientras que el general retirado Pérez Molina, del derechista Partido Patriota (PP), logró 23,51 por ciento de los votos, y así ganaron el derecho de competir en la segunda ronda del 4 de noviembre.

Según una encuesta publicada el sábado por el diario Prensa Libre, Pérez Molina obtendría 54,4 por ciento de los sufragios y Colom 45,6 por ciento.

"Esta no es una elección que sacuda al votante. La gente tiene la sensación de que nada va a cambiar. No hay grandes expectativas de que el país vaya a dar un giro", comentó a IPS Manfredo Marroquín, director de la no gubernamental Acción Ciudadana (AC).

Ambos candidatos anticipan su victoria, basándose en sondeos propios.
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Guatemala, un país de 13 millones de habitantes con más de la mitad de su población viviendo en la pobreza, sufre un alto grado de corrupción y la violencia creciente de las "maras", pandillas juveniles que causan muertes a diario. Asimismo, el crimen organizado ha penetrado las estructuras del Estado.

El director de la Policía Nacional Civil, Julio Hernández Chávez, renunció a su cargo el miércoles de la semana pasada después de que dos de sus escoltas fueran acusados del asesinato de cinco supuestos narcotraficantes, quienes habían sido secuestrados días antes en un barrio de esta capital.

Según el Informe de Limpieza Social de la Procuraduría de los Derechos Humanos, en 2006 se registraron 3.776 ejecuciones extrajudiciales. Buena parte de las víctimas presentaban señales de tortura.

Los candidatos presidenciales tienen posturas distintas para enfrentar la ola de violencia, aunque ambos se manifestaron dispuestos a mantener la vigencia de la pena de muerte.

Pérez Molina promete "mano dura contra el crimen", un mensaje que ha tenido eco en una población que ansía seguridad, mientras el empresario Colom, más moderado, habla de "unidad nacional" y políticas sociales para acabar con la pobreza.

"La solución a los muchos problemas estructurales del país es social", dijo a IPS el candidato de la UNE.

"Los guatemaltecos no esperan subsidios ni política social universal. Buscan que se controlen los altos niveles de violencia y delincuencia para su propia seguridad física", observó Marroquín.

Pérez Molina es partidario de la aplicación de la pena de muerte, del estado de excepción y del aumento de policías en las calles para enfrentar el delito.

Según informes oficiales, en el primer semestre de 2007 se cometieron 2.857 homicidios, en su mayoría con armas de fuego. Las extorsiones de las maras son algo cotidiano y fuerzan a muchas familias a abandonar sus casas y trabajos.

De cara a la segunda vuelta electoral, la falta de debates entre los dos candidatos y la ausencia de propuestas concretas, sumadas a las "campañas sucias", contribuyen al hartazgo de los electores, que puede influir, según Marroquín, en el nivel de participación en los comicios.

"La gente se siente cada vez menos identificada con el sistema de partidos políticos", señaló.

Pérez Molina acusa a Colom de recibir fondos del crimen organizado y el narcotráfico. El candidato de la UNE descalifica al general retirado recordando que formaba parte del ejército durante la guerra interna entre las fuerzas de seguridad e insurgentes izquierdistas (1960-1996) que dejó mas de 200.000 muertos, la mayoría indígenas.

Según la independiente Comisión para el Esclarecimiento Histórico, el ejército fue el responsable de más de 90 por ciento de las violaciones de derechos humanos en esos años. El martes de la semana pasada, en una reunión con representantes de las víctimas del conflicto armado, Colom se comprometió a cumplir con su resarcimiento, que consideró "una página inconclusa" de los acuerdos de paz firmados el 29 de diciembre de 1996 entre el Estado y los guerrilleros de la izquierdista Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca. La gobernante Gran Alianza Nacional (GANA), centroderechista, postuló a Alejandro Giammattei, ex director del Sistema Penitenciario, y quedó en tercer lugar en la primera vuelta con 17,23 por ciento de los sufragios. Decidió no apoyar a ninguno de los dos candidatos que competirán en noviembre, aunque otorgó a sus seguidores la libertad de opción. "No se van a consolidar alianzas con los partidos, porque éstos son débiles, sino con personas concretas, como los alcaldes, que sí tienen poder de convocatoria", explicó Marroquín.

Pérez Molina busca en estos días el apoyo de los alcaldes de áreas rurales, un bastión de Colom, mientras éste último se esfuerza por ganar la confianza de los votantes de la capital.

Los votos de ambos en la primera ronda, sumados, representaron 51,74 por ciento del total y ahora buscan el apoyo de partidarios de la GANA y de los derechistas Centro de Acción Social, que logró 7,45 por ciento de los votos y Frente Republicano Guatemalteco, que obtuvo 7,29 por ciento.

El analista político y sociólogo Gustavo Berganza dijo a IPS que la abstención electoral, que superó 40 por ciento en la primera ronda, probablemente aumentará. Tradicionalmente ha sido así, explicó: "La gente pierde entusiasmo y principalmente en el interior del país hay menos concurrencia a las urnas".

Según los analistas, una de las grandes perdedoras de la primera vuelta ha sido la líder indígena y premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, quien se postuló por el centroizquierdista Encuentro por Guatemala (EG) y quedó relegada a la séptima posición con 3,09 por ciento de los sufragios.

Menchú, primera mujer indígena candidata a la presidencia en este país, anunció que no acudirá a las urnas el 4 de noviembre y adjudicó su derrota a la compra de votos, el racismo y "la perversidad" del sistema político.

"En Guatemala hay mucha pobreza, la gente es muy vulnerable y se le compra el voto. Comunidades que eran simpatizantes de Rigoberta apoyaron a otros partidos porque les ofrecieron dinero, ovejitas, pollos", dijo a IPS Otilia Lux, diputada electa por EG.

La directora de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales, Raquel Zelaya, consideró que el discurso "conciliador e incluyente" de Menchú "no fue asumido por quienes precisamente desean polarizar a la sociedad como medio de reivindicación".

Álvaro Pop, de la Misión de Observación Indígena de la no gubernamental Observación Electoral, citó entre los factores que influyeron en el escaso número de votos por Menchú su limitada capacidad económica para competir en una campaña electoral dominada por la mercadotecnia.

El machismo y el racismo fueron también "razones claves y poderosas", agregó.

Según Marroquín, Menchú se embarcó en una "aventura poco pensada, sin una organización política sólida ni financiamiento para su campaña".

La campaña electoral se ha caracterizado por la millonaria inversión de los principales partidos y una violencia que costó la vida de más de medio centenar de personas, entre postulantes a distintos cargos, militantes políticos y sus familiares.

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