Una empresa ofrece un servicio de reforestación para áreas erosionadas, otra asesora fábricas para neutralizar sus emisiones de carbono y una tercera contrata un laboratorio ambiental para evaluar daños ecológicos. Es la nueva generación que valora el modo «eco-eficiente de ser».
Estas empresas exhiben sus productos en la Feria de Tecnologías Socioambientales, montada entre el martes y este viernes en la sudoriental ciudad brasileña de Belo Horizonte, en paralelo a la VII Conferencia Latinoamericana sobre Medio Ambiente y Responsabilidad Social, organizada por la consultora Ecolatina para buscar combatir el cambio climático en la región.
Ronaldo Gusmao, coordinador de la conferencia Ecolatina, explicó a IPS que cuando la iniciativa surgió en 1998, siguiendo las sugerencias de la Eco-92 o Cumbre de la Tierra, "la cuestión ambiental pasaba más por los gobernantes y por la militancia ecológica", mientras que la sociedad y el sector privado parecían apáticos.
"En esa época hablar a un empresario de responsabilidad ambiental o social era una mala palabra", recordó. Hoy, en cambio, la situación es muy otra.
Después de una década en que los empresarios "comenzaron a reaccionar apenas por cumplir con las legislaciones ambientales", que entraron en vigencia en esos años, se dieron cuenta que la sociedad también comenzaba a exigirles respuestas en sentido de la preservación.
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"Antes, las empresas tenían licencia ambiental, pero no de la sociedad", sintetizó.
En esa concientización incidieron otros factores, según el coordinador de Ecolatina, que, además de la feria, ofrece cursos, seminarios y talleres para empresas sobre los desafíos y oportunidades del desarrollo sustentable para pequeñas y medianas empresas, así como enseñanzas de administración de recursos ambientales.
Entre otros, Gusmao mencionó el "Informe Nicholas Stern", de ese economista británico, quien en enero anticipó que las empresas del nuevo mundo de cambio climático afrontarán normas ambientales cada vez más estrictas, la necesidad de utilizar tecnologías para reducir la emisión de gases invernadero y las modificaciones en los hábitos de consumo.
También una mayor concientización por parte del consumidor, que generará respuestas de los gobiernos, como la decisión de la ministra de Ambiente de Brasil, Marina Silva, de implementar, al igual que en Estados Unidos,¬ información para mostrar al consumidor qué tipo y marcas de automóviles emiten menos gases tóxicos.
En São Paulo, la mayor ciudad de Brasil, ya hay un vehículo por cada dos personas.
"Las empresas están cambiando sus paradigmas", destacó Gusmao. Así como en el pasado, la Revolución Industrial rompió el paradigma de producir más, hoy el nuevo paradigma es la contra revolución industrial'", sintetizó el coordinador de Ecolatina.
Gusmao dio el ejemplo de los comités de recursos hídricos, conformados por las comunidades ribereñas y las empresas para defender cursos de ríos en conjunto con representantes de gobiernos estaduales o municipales.
Ante un determinado problema ambiental del río, como la contaminación provocada por una fábrica que arroja sus residuos, la sequía o la presencia de basura doméstica arrojada por pobladores, el comité se reúne, establece un plan de acción y lo ejecuta con los recursos recolectados por su órgano gestor.
Sólo en el estado de Minas Gerais, cuya capital es Belo Horizonte, existen 32 comités de este tipo.
"Las empresas comenzaron a darse cuenta que el agua es un bien que utilizan y que comienza a escasear", indicó Gusmao. Narró el caso de la firma cervecera Kaiser, que integra el Comité del Río Piracicaba, en São Paulo, porque es conciente de que, si se seca o contamina ese recurso natural, se acabará la materia prima con la que trabaja, que es el agua.
Una práctica cada vez más común y que el Servicio Brasileño de Asistencia a Micro y Pequeñas Empresas (SBRAE) comienza a estimular entre sus asociados.
En entrevista con IPS, Paulo Alvim, gerente de medio ambiente de SBRAE, sostuvo que las empresas "perciben que tienen que transformar en oportunidad lo que antes era un problema (la legislación ambiental)"
Desde el punto de vista empresarial, Alvim comentó que el diferencial ecológico, hoy de responsabilidad social, "comienza a ser una estrategia de marketing interesante", porque "la demanda ambiental de parte de los consumidores es cada vez mayor".
Como ejemplo de ese "diferencial de marketing", que proponen a las pequeñas y medianas empresas, mencionó el caso de un restaurante que hoy se preocupa en mostrar cómo funciona su cocina, que no deja basura en la puerta y que ofrece un "sopao" (sopa gigante en portugués) a una comunidad carente cercana con los alimentos excedentes del día.
"La imagen es una de las estrategias de inserción en el mercado", consideró Alvim, al destacar que, si hubiera mayores incentivos impositivos de parte del gobierno o de estimulo al crédito para esos fines, "el salto sería aun mayor para crear una producción y consumo sustentable.
Una preocupación creciente que se expresa en el número de empresas de servicios y tecnologías ambientales, que este año llegaron a sumar 79 stands en Ecolatina.
Empresas como el laboratorio paulista Ecolabor que, como explicó a IPS su portavoz, Luiz Augusto S. Junior, se especializa en analizar agua, suelos y residuos para empresas o consumidores que lo soliciten.
Ecolabor, que dice que aumentó su cartera de clientes a partir del aumento de exigencias ambientales de parte del gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, mencionó el caso de una empresa del nordestino estado de Pará que los contrató porque los pescadores reclamaban que sus desechos estaban matando los peces.
El laboratorio detectó que lo que en realidad contaminaba el río era un tipo de bambú que los pescadores retorcían en el agua y que "soltaba toxinas". "Descubierto el problema, la empresa y los pescadores resolvieron su problema", concluyó Junior.
Es el caso también de Oksigeno, una empresa de Minas Gerais que asesora a las empresas a neutralizar sus emisiones de carbono.
Hecho el diagnóstico, "cuando no hay manera de reducir esa emisión, se propone a la firma reforestar para compensar ese impacto negativo", indicó a IPS Itamar Melgaco, de Oksigeno.
Deflor es otra empresa especializada en estos nuevos servicios ambientales. Luciana de Oliveira Matos, su consultora ambiental, explica que tiene una enorme cartera de clientes, como grandes compañías mineras de la región, que los contratan para reforestar áreas erosionadas de extracción.
El servicio de recuperación de bosques de Deflor incluye desde el diagnóstico, el cultivo de especies y la utilización de una tecnología especial: unas fibras naturales de coco y mimbre que ayudan en la tarea de reforestación reteniendo humedad, evitando desmoronamientos de tierras erosionadas en relieve y brindando suplementos nutritivos a la tierra.
Se trata de la expansión de servicios ambientales a las pequeñas y medianas empresas, que ya comenzaban a anticipar grandes industrias como la de automóviles FIAT, también con un stand en la feria de Ecolatina.
Entre otros servicios ambientales, FIAT, con sede en Betím, Minas Gerais, tiene un centro de investigación tecnológica ambiental que permite servicios como el reciclaje de 93 por ciento de sus residuos y que elabora actualmente un prototipo de un automóvil "carboneutro".
"Oportunidades y desafíos del desarrollo sustentable para las micro y pequeñas empresas", que es el tema del seminario de Ecolatina coordinado por Beatriz Bulhores, directora del Centro Empresarial Brasileño para el Desarrollo Sustentable (CEBDS).
De 1999 a 2004, las firmas asistidas por CEBDS invirtieron 6,3 millones de reales (unos 3,4 millones de dólares) en mejoras de instalación con fines ambientales y tuvieron una reducción de gastos de 23,6 millones de reales (unos 12,8 millones de dólares), subrayó Bulhoes.
Un principio que el CEBDS llama "eco-eficiencia" que se basa en el concepto de "producir más y mejor con menos". Y que además de los beneficios considerados intangibles como la reputación, la marca, la ética y la transparencia empresarial, produce otros mucho más concretos.
