Los comicios municipales del domingo iniciaron en Cuba la cuenta regresiva de un proceso que culminará en 2008 con la renovación de la Asamblea Nacional del Poder Popular y la elección, o no, de Fidel Castro como jefe de Estado.
Los diputados de ese parlamento unicameral eligen de entre sus miembros, por períodos de cinco años y en votación secreta, al presidente del Consejo de Estado, cargo que ocupa Castro desde que surgió el actual modelo institucional, en 1976.
Ausente de la vida pública desde hace unos 15 meses por graves problemas de salud, el mandatario de 81 años votó en "el lugar donde reposa", hasta donde acudió, con tal propósito, un miembro de su colegio electoral. La práctica es común con personas incapacitadas para concurrir por sí mismas a los sitios de votación.
En una declaración que el diario oficial Granma insertó este lunes en su primera página, el gobernante no hizo mención a la situación interna y, en cambio, conminó al presidente estadounidense George W. Bush a cesar la política hostil hacia Cuba y amenazas de guerra nuclear contra la humanidad.
En vísperas de los comicios, portavoces de la Casa Blanca dijeron que Bush anunciaría esta semana nuevas iniciativas para el período de transición iniciado en Cuba, las que se prevé elevarán las tensiones bilaterales e impactarán en la población de este país caribeño de 11,2 millones.
[related_articles]
De acuerdo con cifras oficiales, más de 90 por ciento de los electores acudieron a las urnas para elegir a 15.236 delegados (concejales) que integrarán las Asambleas de Municipales de todo el país.
Las autoridades consideran esa concurrencia a las urnas es una expresión de democracia participativa, que comienza con la selección de los candidatos a concejales en asambleas que se realizan por barrios y donde los participantes votan a mano alzada.
Los críticos del sistema alegan que no puede ser democrática una lid electoral sin pluralismo político, que permita la competencia de varios partidos. "Estas elecciones no representan nada. Yo me abstengo", dijo a IPS el opositor Elizardo Sánchez, activista de derechos humanos.
Algunos analistas estiman que el problema no radica en adoptar la democracia representativa al estilo de los demás países latinoamericanos, sino en fortalecer los órganos de Poder Popular en sus distintos niveles, y en que el delegado tenga mayor autoridad y representatividad. "El delegado de mi circunscripción (división territorial del municipio) conoce los problemas y trata de buscar soluciones, pero sin mucho éxito. Creo que hace falta que se le reconozca realmente como representante nuestro ante los organismos del Estado", consideró una profesora de enseñanza media que no quiso dar su nombre.
En declaraciones luego de votar en una mesa en la capital, el vicepresidente Carlos Lage consideró que la tarea de los concejales es una de las más difíciles y duras, pues deben ayudar a resolver los problemas y explicar cuando no son posibles las soluciones inmediatas.
Algunos testimonios indican que en los debates populares convocados entre agosto y octubre para analizar el crítico discurso del presidente interino Raúl Castro el 26 de julio, no faltó quien señalara la necesidad de una real autonomía a los órganos municipales y provinciales de gobierno.
Algunas fuentes consultadas acotaron que esa descentralización debería implicar mayor autoridad política y económica, a fin de que las asambleas municipales y provinciales puedan realmente administrar y controlar los recursos disponibles en sus territorios.
Según la Constitución, las Asambleas del Poder Popular (municipales y provinciales) son órganos superiores locales del "poder del Estado" que, "ajustándose a la ley, ejercen gobierno" en sus jurisdicciones.
La Asamblea Nacional, que junto con las provinciales se renueva cada cinco años y cuyos miembros son elegidos mediante voto "libre, directo y secreto", es "el órgano supremo del poder del Estado" y el único con "potestad constituyente y legislativa en la República", según los artículos 69 y 70 de la Carta Magna.
El gobierno interino anunció para el año próximo, aunque sin fijar una fecha específica, los comicios para integrar el parlamento unicameral y las asambleas provinciales.
Una vez constituidos, los diputados eligen de entre los candidatos propuestos por una comisión de candidatura al Consejo de Estado, integrado por un presidente, un primer vicepresidente, cinco vicepresidentes, un secretario y otros 23 miembros.
Castro fue reelegido en 2003, por sexta vez consecutiva, presidente del Consejo de Estado, cargo que lo convierte en jefe de Estado y de gobierno. En aquella ocasión, el gobernante hizo reflexiones respecto de la finitud de todo ser humano.
Tras admitir que la vida tiene sus leyes inexorables, el líder prometió a los diputados que estaría con ellos "si lo desean, mientras tenga conciencia de que pueda ser útil y si antes no lo decide la propia naturaleza. Ni un minuto menos, ni un segundo más".