Los centenarios partidos Liberal y Conservador atraviesan severas crisis de credibilidad en Colombia, pero en algunos pueblos ancestrales del interior del país sólo ellos reciben votos, por tradición y porque los únicos candidatos que se presentan son de esas dos fuerzas políticas.
Nueve de 12 aspirantes únicos a las alcaldías de pequeños y centenarios municipios colombianos son conservadores. De los restantes, uno es liberal, otro es apoyado por liberales y conservadores y el tercero, Carlos Andrés Betancurt, un nativo que se postula por la Alianza Social Indígena.
Betancurt fue el único de todos ellos que tuvo que batirse en 39 asambleas de barrios y veredas (pueblos rurales) antes de ser designado aspirante a alcalde de Jambaló, un municipio del suroccidental departamento del Cauca, donde 95 por ciento de la población es indígena.
Los conservadores tienen prácticamente garantizadas las alcaldías de 10 municipios del centro, noreste, occidente y sur de Colombia, los liberales uno y los indígenas uno, antes de los comicios regionales y locales de este domingo.
Eso es casi un milagro electoral en un país como Colombia, donde la violencia y la sangre han marcado las elecciones por casi dos siglos.
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Algunas de esas alcaldías tienen larga tradición conservadora, como Villa Caro, un municipio del departamento Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.
Ese pueblo debe su nombre al poeta, filósofo y político conservador José Eusebio Caro (1817-1853), aguerrido opositor de las ideas liberales a las que combatió en la guerra civil de 1840, por lo que marchó al exilio en 1850.
Caro perteneció a la generación de políticos posterior a la independencia de Colombia de la corona española. Aunque su obra poética no tuvo el despliegue que merecía, como uno de los primeros románticos de América Latina en el siglo XIX, su herencia conservadora sobrevive hasta hoy en su pueblo natal.
Raúl Ortiz Bastos, un mecánico dental de 62 años que ya fue alcalde (1998-2000) e inició su carrera política en el conservadurismo, tiene asegurada la alcaldía de Villa Caro porque no tiene contendor y porque el cargo siempre ha sido de ese partido, según explicaron habitantes del lugar a medios locales de prensa.
En el pequeño municipio de Mutiscua, también en Norte de Santander y con menos de 6.000 habitantes, Misael Gamboa, de 37 años, tiene también asegurada la alcaldía por el Partido Conservador.
Mutiscua se formó por la contracción de dos palabras: Mutis y Tescua, para recordar la muerte en el combate de Tescua del coronel conservador Manuel Mutis, en 1841, considerado un héroe local.
Gamboa, que ya fue alcalde de Mutiscua entre 2001 y 2003 y es uno de de los tres gobernantes conservadores que se han repetido en el cargo en ese distrito desde 1988, dijo que la tradición allí ha sido conservadora y, tal vez por eso y para no perder tiempo, nadie más se presenta como aspirante.
Los conservadores también tienen prácticamente aseguradas las alcaldías de Panqueba, Ciénaga y Chinavita, municipios del departamento central de Boyacá, donde existe una campaña a favor del voto en blanco que no es lo suficientemente importante como para amenazar el triunfo de los candidatos únicos de esos lugares.
En los municipios de Alpujarra y Nimaima, en el centro-oeste, y en Los Andes Sotomayor, en el sur, los conservadores también tienen seguros los sillones de alcaldes.
Panqueba, un municipio con apenas 42 kilómetros cuadrados de extensión, fue fundado por los españoles en 1625 en un asentamiento prehispánico que debe su nombre al cacique Juan Panqueba, que lo gobernaba antes de la conquista.
Estuvo habitado por los indígenas laches, que le rendían culto a las piedras, las lagunas y a sus propias sombras. Pero los orígenes republicanos de Panqueba, sin embargo, son conservadores.
Salomón Muñoz, único candidato a la alcaldía de Panqueba, tiene aparentemente el triunfo asegurado, aunque lo amenace la campaña más fuerte de la región a favor del voto en blanco.
En Ciénaga, el conservador Jorge Edison Sanabria cuenta con el respaldo de todos los concejales del municipio que pertenecen a cuatro movimientos políticos diferentes y, por eso, ya se lo da como ganador.
Ciénaga también es un pueblo anterior a la conquista española y conservador por tradición.
Chinavita, el tercer municipio boyacense donde los conservadores tienen asegurado su alcalde, fue fundado en 1820 en el lugar donde, supuestamente, cayó un meteorito. El nombre del pueblo es de origen chibcha y significa cumbre iluminada.
De fuerte tradición conservadora, Chinavita debe confirmar en estos comicios la candidatura del conservador Néstor Amaya, único postulante, quien, como su colega de Panqueba, debe remontar una campaña a favor del voto en blanco.
En el municipio cafetero de Alpujarra, fundado por los españoles en 1768, con una extensión de 473 kilómetros cuadrados en el departamento centro-occidental de Tolima, Diego Fernando Flórez, otro conservador de 27 años, no tiene contendor.
Lo mismo sucede en el municipio indígena y milenario de Nimaima, en el departamento de Cundinamarca, con el candidato único y conservador Edgard Juvenal Ramírez, que aspira nuevamente a la alcaldía.
En el municipio cocalero de Los Andes Sotomayor, en el suroccidental Nariño, Raúl Efrén López, otro conservador, de 55 años y ex concejal de su pueblo por 12 años, repetirá también como alcalde porque es único aspirante y ejerció el cargo en 2001.
López dice que la gente lo visitaba todos los días hasta que lo convencieron de postularse, y asegura que el pueblo le cree cuando habla de sustituir los cultivos ilegales de coca por plátano, cacao, café y caña de azúcar.
Asentamiento prehispánico habitado originalmente por la comunidad indígena de Los Andes, la historia de Sotomayor se caracterizó por la organización social de esos primeros pobladores. Estaba constituida en clanes y jerarquizada, en su orden, por los caciques, los chamanes, los jefes guerreros y el pueblo.
Los Andes de Sotomayor es eminentemente agrícola, pero por herencia indígena ha fabricado objetos de barro, piedra y hueso, con los cuales se elaboraban en el pasado utensilios con propósitos rituales y estéticos.
En Jambaló, Cauca, y en Balboa, departamento centro-occidental de Risaralda, se encuentran los únicos dos candidatos únicos no vinculados directamente al Partido Conservador.
El ya mencionado indígena, Betancurt, que fue secretario de gobierno y gobernador del cabildo indígena de los paeces, una etnia milenaria, aspira a la alcaldía de este pueblo prehispánico refundado por los españoles en 1537.
Betancurt, que no habla la lengua paez porque salió de niño del resguardo en busca de educación, sostiene que se siente y conoce bien a su comunidad.
Dice que lo más difícil de su gestión será "hacer respetar la Constitución sin afectar los intereses del pueblo indígena. El objetivo de vida de los paeces (o nasas) es comer y vivir bien, defender el territorio, y hay leyes que lo afectan o no lo permiten", señala.
Otro de los candidatos únicos que tiene garantizado su triunfo antes de los comicios es el liberal Humberto Vázquez, porque Balboa es liberal por tradición.
Es un asentamiento prehispánico que estuvo habitado por los guáticas y que sólo fue fundado oficialmente como municipio en 1907.
En Angostura, departamento de Antioquia, en el occidente, tierra del beato católico Mariano de Jesús Eusse y del poeta Porfirio Barba Jacob (1883-1942), el candidato único y simultáneo de los partidos Liberal y Conservador es Ricardo León Valencia, quien será alcalde de su pueblo por quinta vez.
Votantes entrevistados por el diario El Tiempo, aseguraron que mientras Valencia quiera ser alcalde, lo van a volver a elegir con apoyo de los liberales y conservadores. "Trabaja, tiene experiencia y buenas relaciones con dirigentes del departamento y de la nación", se justificaron.
Observadores aseguran que en los municipios con candidatos únicos a las alcaldías no hay presiones de grupos armados, de izquierda o de derecha, pero admiten que la falta de opciones políticas limita la democracia participativa.