BIRMANIA: La junta lanza a sus «camisas blancas»

De la misma forma en que Benito Mussolini tenía a sus «camisas negras» en Italia o Adolfo Hitler a sus «camisas marrones» en Alemania para aplastar a disidentes, la junta militar de Birmania lanzó a su propio escuadrón contra los monjes budistas que protestan contra el régimen.

Miembros de la milicia progubernamental Asociación para el Desarrollo, la Solidaridad y la Unión (USDA, por sus siglas en inglés) aparecen en las calles vestidos con sus camisas blancas tradicionales birmanas y con pareos verde oscuro.

Pero en otras ocasiones se introducen en las multitudes con ropas comunes con la misión de convertirse en los oídos y en los ojos del régimen militar para preparar el uso de la fuerza.

La junta apeló a la USDA cuando estudiantes universitarios y activistas pro-democráticos salieron a las calles a mediados de agosto para protestar contra el súbito aumento de los precios del petróleo.

"El gobierno militar usó a la USDA para desbaratar las protestas y para acosar, intimidar y atacar a civiles desarmados que se manifestaban contra el incremento de precios", señaló Naing Aung, secretario general del Foro para la Democracia en Birmania, grupo de exilados políticos birmanos en Tailandia.
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"Luego fueron a las casas de los manifestantes y los arrestaron", añadió. Similares actos de terror fueron realizados luego de que la junta ordenó al ejército y a la policía desbaratar las manifestaciones iniciadas el 24 de septiembre por monjes budistas. "Los miembros de la USDA actuaron como la policía pero vestidos de civiles. Trabajaron junto a los militares y a los policías", dijo a IPS Naing Aung.

Durante el último mes, cuando no eran desplegados en las calles para contener el creciente malestar popular contra la junta, los "camisas blancas" se dedicaron a controlar a la prensa.

Miembros de la USDA estuvieron detrás de "por lo menos 24 violaciones graves a la libertad de información desde el 19 de agosto", señalaron en una declaración conjunta la Asociación de la Prensa de Birmania, conformada por periodistas en el exilio, y la organización Reporteros Sin Fronteras.

Los hombres de la USDA realizaron redadas en las que "confiscaron equipos" de periodistas birmanos que trabajaban para medios japoneses.

No es de sorprender, entonces, que la USDA esté en el radar de las organizaciones defensoras de los derechos humanos.

En una declaración, Human Rights Watch (HRW) denunció que 100 hombres "llevando garrotes y otras armas caseras atacaron y golpearon a Myint Naing y a Maung Maung Lay, miembros del grupo Defensores y Promotores de los Derechos Humanos", en una aldea 100 kilómetros al noroeste de Rangún.

"Los ataques fueron realizados por miembros de la USDA", indicó HRW.

Un hecho que le dio notoriedad internacional a este grupo paramilitar fue el ataque de mayo de 2003 contra la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, y contra miembros de su opositor Liga Nacional por la Democracia.

La brutalidad desatada por unos 2.000 hombres del gobierno cuando Suu Kyi y miembros del partido realizaban una campaña en la septentrional localidad de Depayin dejó unos 70 muertos y cientos de heridos.

Luego de la "masacre de Depayin", Suu Kyi y otros líderes prodemocráticos fueron encarcelados. La premio Nobel de la Paz ha estado 11 de los últimos 19 años bajo arresto domiciliario.

El gobierno birmano presenta a la USDA desde su creación en 1993 por el hombre fuerte de la junta, el general Than Shwe, como una "organización para el bienestar social", señaló en un estudio la Red para la Democracia y el Desarrollo, otro grupo de activistas políticos birmanos en el exilio.

"La USDA logró interponerse en la distribución de ayuda que hacen las organizaciones no gubernamentales", indicó.

Además, "trabaja para lograr una gran concurrencia a los actos masivos realizados a favor de las políticas de la junta o en rechazo a la oposición y a la comunidad internacional", añadió.

Ciudadanos birmanos con los que habló IPS a inicios de este año indicaron que miembros de la USDA coaccionaban a otras personas para que se unieran al grupo paramilitar.

El papel de los "camisas blancas" en los últimos meses socavó los esfuerzos de la junta por presentar a la USDA como un grupo destinado al "bien social".

La reputación de la milicia está en su nivel más bajo, sostuvo Zin Linn, director de información de la Coalición Nacional de Gobierno de la Unión de Birmania, el gobierno democrático en el exilio.

"Las manos de la USDA están manchadas con sangre desde la masacre de Depayin. Los últimos ataques por parte de sus miembros acabaron con cualquier duda sobre su papel en reprimir al pueblo bajo órdenes de la junta. La población está muy molesta", sostuvo.

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