BIRMANIA: Asean, condena sin sanción

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), a la que pertenece Birmania, discrepa tanto con China como con Estados Unidos en la forma de lidiar con la violencia desatada por la dictadura birmana.

En su calidad de presidente de la Asean, el representante de Singapur ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Vanu Gopala Menon, dijo al Consejo de Seguridad del foro mundial que la represión del ejército birmano a la población "no puede sólo considerarse como un asunto interno", postura contraria a la de China.

Entiende el impulso de castigar un comportamiento inaceptable, según dijo Menon, aunque la Asean no deba descartar esto. "¿Pero debemos detenernos a considerar sin apasionarnos cuál será el verdadero impacto de imponer más sanciones?", preguntó.

Menon se mostró escéptico acerca de una propuesta de Estados Unidos y otras naciones occidentales de imponer sanciones a Birmania como castigo por la represión salvaje de las protestas populares, lideradas por los monjes budistas la semana pasada.

Las protestan revelaron un crecimiento de la oposición y un cambio respecto de sus motivos iniciales, el aumento decretado por la junta gobernante al precio del petróleo a mediados de agosto, para convertirse en un cuestionamiento a la legitimidad del gobierno militar.
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"¿Qué consecuencias tendrá para un régimen vinculado de forma tangencial al resto del mundo? ¿Ayudará o dificultará el papel que debe cumplir la ONU? ¿Y qué consecuencias tendrá sobre la población de Birmania?"

El representante estadounidense Zalmay Khalilzad, de origen afgano, dijo que su país ya había "impuesto sanciones contra el régimen para obligarlo a resolver la crisis".

De no haber mejoras, advirtió, "Estados Unidos reclamará sanciones del Consejo de Seguridad. Ya es hora de que haga algo más que escuchar lo que sucede".

Nueve ministros de Relaciones Exteriores de los 10 países de la Asean, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam, expresaron su "repugnancia ante las noticias de que las manifestaciones callejeras de Birmania se reprimían con violencia".

El canciller birmano fue el único que faltó a la reunión de la semana pasada, al margen de las sesiones de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

Por su parte, el representante permanente de Birmania ante la ONU, U Kyaw Tint Swe, dijo que le habían dado a entender que la declaración de Menon no "era en nombre de la Asean", lo cual fue desmentido por Singapur.

Pero subrayó que, pese a "los trágicos acontecimientos, la situación en Birmania no supone una amenaza a la paz y la seguridad regional ni internacional".

También transmitió el profundo agradecimiento de su país a los miembros de Consejo de Seguridad, en especial China y Rusia, que él no mencionó, por adoptar esa posición.

"Por lo tanto, me gustaría pedir al Consejo de Seguridad (de la ONU) que se abstenga de tomar medidas que puedan perjudicar los buenos oficios del secretario general, mandatados por la Asamblea General", añadió.

El enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, regresó a Nueva York el jueves, tras una breve estadía en Birmania.

La visita fue corta, declaró, lo ideal para la próxima vez sería "quedarme lo más posible y reunirme con todas las personas con las que tenía intenciones de hacerlo".

Gambari anunció que una próxima visita, posiblemente a mediados de noviembre, puede ayudar a que no se diluya el impulso actual. También declaró a la prensa que China e India, junto a la Asean, pueden desempeñar un "papel muy importante" en la resolución de la crisis birmana.

"Estamos trabajando juntos", señaló Gambari, quien pidió un diálogo serio y sostenido que contribuya a la reconciliación nacional.

Por su parte, India, con estrechos lazos militares y económicos con Birmania, adoptó una perspectiva menos crítica respecto de los acontecimientos en ese país.

Un funcionario indio no identificado señaló la semana pasada: "No somos la única democracia relacionada con generales", lo cual fue interpretado como una crítica solapada a Estados Unidos, con estrechos lazos con el general Pervez Musharraf, de Pakistán.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo al Consejo de Seguridad "estar muy preocupado" por los hecho de Birmania y las continuas violaciones a los derechos humanos.

"Debo recordar que el uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos es aborrecible e inaceptable", subrayó.

"Un Consejo de Seguridad unido puede desempeñar un papel importante en asistir el trabajo de la ONU", añadió.

Pero el Consejo de Seguridad está dividido, pues China y Rusia, dos miembros permanentes con poder de veto, consideran que los hechos de Birmania no constituyen una amenaza a la paz y la seguridad internacional.

El Consejo tampoco logró ponerse de acuerdo la semana pasada acerca de una declaración que expresa su preocupación por los asesinatos ocurridos en Birmania por la oposición de China.

La línea tradicional china es que las manifestaciones y los asesinatos en ese país con dictadura es un problema "interno" que no justifica una condena internacional ni sanciones del foro mundial.

Por su parte, la directora de la oficina en la ONU de Amnistía Internacional, Yvonne Terlingen, declaró el viernes que el Consejo de Seguridad debe presionar para un cambio drástico en la situación de los derechos humanos en Birmania y controlar la crisis pues es clave para alcanzar la paz y la seguridad e impulsar una reconciliación nacional.

Si Estados Unidos presiona para imponer sanciones contra Birmania, es de esperar que China recurra a su poder de veto para proteger a un país vecino con el cual tiene fuertes lazos políticos, económicos y militares.

Un experimentado observador de la ONU dijo a IPS que las compañías petroleras occidentales, como Chevron y Total, tienen grandes intereses en los grandes yacimientos de gas de Birmania, pilar financiero de la junta militar.

"La cuestión no es la brutal política china versus la progresista de Estados Unidos", explicó. "Las maniobras cínicas que se hacen en estos casos son repugnantes, pues las grandes potencias defienden sus intereses geopolíticos, nunca la auténtica defensa de los derechos humanos".

Pero, según Ian William, quien cubre la ONU para diversas publicaciones internacionales, incluida The London Guardian, si bien no es justificable que China recurra a su poder de veto para proteger a un régimen condenado por todos, su postura es similar a la defensa que desde hace décadas hace Estados Unidos de Israel.

Desde la desaparición de la Unión Soviética, recordó Williams, Washington suma cada vez más vetos y pronto superará la cantidad de "nyets" de aquella.

No le hace ningún bien a China recurrir al veto para defender casos como Birmania y Sudán, que por cierto no son centrales para sus intereses nacionales. Beijing parece darse cuenta de que cada vez está más cerca de dar pie a los llamados a boicotear los Juegos Olímpicos de 2008, lo cual constituiría un golpe más a su imagen.

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