El parlamento de Brasil, más abocado a resolver problemas internos que a tratar proyectos considerados prioritarios por el gobierno, quedó más debilitado aún tras la absolución del presidente del Senado, Renan Calheiros, acusado de corrupción y enriquecimiento ilícito.
La situación en la cámara alta se complicó con la decisión de senadores de seis partidos, que, disconformes con la permanencia de Calheiros en el cargo, decidieron boicotear las sesiones presididas por él y obstruir votaciones de leyes.
Entre las resoluciones pendientes y consideradas de vital importancia por el gobierno izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva, se cuenta el pedido de prórroga de la aplicación de un impuesto al cheque destinado inicialmente para gastos de salud publica, el llamado CPMF, que garantiza el ingreso a las arcas fiscales de unos 4.000 millones de dólares por año.
Al boicot se sumaron senadores del Partido Social Demócrata Brasileño, Demócratas, Partido Socialismo y Libertad, Partido Socialista Brasileño, Partido Laborista Brasileño y del Partido del Movimiento Democrático (PMDB), al que pertenece el propio Calheiros.
Alexandre Barros, vicerrector del Centro Universitario Unieuro, en Brasilia, dijo a IPS que será difícil para Calheiros "tener autoridad para ejercer de aquí en más la presidencia del Senado" en esas condiciones.
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"Todo indica que será forzado a renunciar o a pedir licencia, porque¬ este político camina como un cadáver dentro del Senado", añadió Barros, también coordinador de la Cátedra de Ciencias Políticas de ese centro de estudios.
En sesión secreta y en un ambiente tumultuoso, el Senado rechazó el miércoles el pedido de destitución presentado en el juicio político contra Calheiros, del PMDB, uno de los más fuertes aliados del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
La resolución, adoptada por 40 votos a favor, 35 en contra y seis abstenciones, causó sorpresa en la opinión pública ante el creciente desgaste del parlamento luego de más de tres meses, desde que se divulgaron las denuncias contra este senador por el noroccidental estado de Alagoas, quien ganó su escaño con 80 por ciento de votos.
Como la votación fue a puertas cerradas, crecen las especulaciones sobre las circunstancias que habrían favorecido a Calheiros. La versión más repetida en la prensa local es que habría sido el producto de un acuerdo con el gobierno para impulsar las abstenciones de algunos legisladores durante el juicio político.
Pero esta especie no pudo ser confirmada e, incluso, es desechada al tener en cuenta que no alcanzarían las cuentas para favorecer a Calheiros", explico a IPS el analista político Fernando Lattman-Weltmam, del Centro de Documentación de Historia Contemporánea de la Fundación Getulio Vargas.
"Es difícil analizar en juicio perentorio quién fue responsable por la victoria de Calheiros, si una alianza del gobierno, si hubo intimidación o si se trato de una reacción corporativa ¬de protección entre legisladores o institucional ¬para salvar la imagen del Senado", agregó.
Calheiros fue absuelto de la acusación, surgida de las pruebas recolectadas por el Consejo de Ética del Senado, de haber recibido mensualmente ¬propinas durante 2004 y 2005 de una empresa constructora a la que habría favorecido con obras para el gobierno.
Además de este caso, el todavía presidente del Senado tiene por delante que afrontar otros dos procesos, ya en trámite en el Consejo de Ética, que pueden llevar meses adicionales de desgaste político hasta que se decida otro posible juicio político.
El primer proceso, que tiene posibilidades de ser archivado, se refiere al lobby que habría ejercido en favor de una empresa cervecera para que el organismo recaudador redujera sus deudas fiscales.
El otro cargo que pesa sobre el senador de Alagoas es la denuncia de haber utilizado testaferros para la compra, en sociedad con un empresario, de dos medios de comunicación en su estado.
También es acusado, aunque aún el trámite correspondiente no ha llegado al Consejo de Ética, de haber encabezado un esquema de desvío de recursos de los ministerios dirigidos por el PMDB.
El clima tenso derivado de la absolución de Calheiros, reconocido por el propio vicepresidente del Senado, el legislador petista Tiao Viana, preocupa al gobierno izquierdista, que intenta una salida intermedia para el senador acusado, al menos hasta que la situación se calme.
"El resentimiento y la hostilidad aumentan", indicó Viana.
Pero Calheiros, aliviado por la absolución, indicó a la Radio Gaucha, del sur del país, que no se propone pedir licencia y ni siquiera unos días de vacaciones, como también le sugirieron sus aliados.
"No estoy cansado", ironizó el senador, tras subrayar que durante todo el proceso tuvo el apoyo de Lula.
Sin embargo, el mandatario sólo lo respaldó al comienzo de la crisis, para después optar por mantenerse neutral. Desde Europa, donde está de gira oficial, declaró el jueves que el resultado de la votación del Senado a favor de Calheiros debe ser "acatada".
"Lo que le interesa a un presidente es que el Senado vuelva a funcionar con normalidad, porque tenemos cosas muy importantes para votar como la CPMF, y la Reforma Tributaria", comentó Lula a la prensa desde Copenhague.
Una situación "grave y complicada", según Lattman-Weltmam. Este analista se inclina por una salida negociada entre los contrarios y a favor de Calheiros, para salir de la inercia en la que entró el parlamento.
"Si Calheiros renuncia, abrirá la puerta para una disputa inmediata por la presidencia del Senado", advirtió.
Por otro lado, opinó que, si los senadores se mantienen en su posición radical de boicotear sus sesiones para presionar su salida, podría haber una paralización de la acción legislativa. Con ello, la gobernabilidad dependeré de que el gobierno, sus aliados y la oposición se sienten a negociar, puntualizó.
Aunque "parece difícil la negociación con el clima de radicalismo jacobino que hay en algunos partidos de la oposición", agrego Lattman-Weltmam.
El Congreso de Brasil ha sido escenario de escándalos políticos en los últimos años, la mayoría de ellos sin que nadie resultara penalizado.
El caso más cercano es la decisión, confirmada hace 15 días por el Supremo Tribunal Federal, de procesar a 40 dirigentes políticos, empresarios y banqueros, acusados de hacer parte de un supuesto esquema de compra de votos parlamentarios para favorecer la aprobación de proyectos presentados por el PT.
Mientras, crece la presión a través de los medios de comunicación contra la absolución de Calheiros y las manifestaciones de repudio de parte de la opinión publica. El Senado tuvo que bloquear su página en Internet ante el aluvión de protestas.
En ese contexto, Barros alertó que la permanencia de Calheiros en el Senado puede "colocar en cuestión hasta el propio imperio de la ley", en el sentido de que los ciudadanos digan: "yo no voy a respetar leyes votadas por ese Senado".
Y en la calle un hombre resume lo que parece ser una sensación generalizada entre todos los entrevistados al azar por IPS.
"En nuestro país los únicos que están en la cárcel son los pobres. Los ladrones de "colharino Branco" (los corruptos) continúan ahí, robando al pueblo", sentenció Luiz Alves.