Tal como registraban las encuestas previas a las elecciones, los guatemaltecos acudirán de nuevo a las urnas el 4 de noviembre para decidir entre Álvaro Colom y Otto Pérez Molina, candidatos a presidentes que se caracterizan por sus posturas contrapuestas para enfrentar la acuciante violencia.
Colom, de la centroizquierdista Unión Nacional de la Esperanza (UNE), señaló este lunes que su proyecto "es de unidad nacional, porque Guatemala ya tiene 50 años de mano dura y otros cuatro años sería salvaje".
Los datos brindados por el Tribunal Supremo Electoral luego de contarse más de 95 por ciento de los circuitos indican que el candidato de UNE quedó en primer lugar con 28,36 por ciento de los votos, sólo 4,63 por ciento por encima de su inmediato seguidor, el derechista Pérez Molina, del Partido Patriota (PP) y cuyo eslogan es "mano dura" contra el crimen. Colom, a quien el general retirado Pérez Molina tilda de "débil" frente a los asuntos de seguridad ciudadana, recordó a los mártires de su familia y de su partido y subió el tono al señalar estar dispuesto a librar la "batalla" por la presidencia de Guatemala.
Pérez Molina se manifestó convencido de ganar la segunda vuelta electoral, porque "remontaremos con creces la ventaja". "Ahora vamos a por la victoria final", expresó ante periodistas.
El tercero en discordia es Alejandro Giammatei, de la gobernante Gran Alianza Nacional (GANA), quien perdió ya toda posibilidad de acceder a la segunda vuelta presidencial al obtener sólo 17,12 por ciento de los sufragios escrutados.
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Por su parte, Rigoberta Menchú, la ganadora del premio Nobel de la Paz en 1992 que competía por el centroizquierdista Encuentro por Guatemala (EG), quedó en sexto lugar con un respetable 3.05 por ciento al ser la primera vez que una mujer indígena se postula para la presidencia de Guatemala, con 41 por ciento de sus 13 millones de habitantes de origen maya.
El actual alcalde de la capital guatemalteca, Álvaro Arzú, del derechista Partido Unionista (PU), fue reelegido con 55,53 por ciento de los votos válidos, superando así a Roberto González, de la GANA, quien obtuvo casi 30 por ciento de los sufragios válidos.
A pesar de estar precedidos de una campaña salpicada de sangre, los comicios se desarrollaron el domingo con cierta tranquilidad y una alta participación bajo la vigilancia de unos 25.000 efectivos de seguridad, entre policías y soldados. El Tribunal Supremo Electoral informó que la concurrencia a los lugares de votación llegó al 60 por ciento de los empadronados en los 22 departamentos que integran este país, un dato que confirma a estos comicios como uno de los de mayor participación. Alrededor de seis millones de guatemaltecos tuvieron la oportunidad de elegir presidente, vicepresidente, los 158 diputados al Congreso legislativo y las 332 alcaldías para un período de cuatro años que comenzará el 14 de enero.
La UNE lidera también los votos para el parlamento con 22,87 por ciento, mientras que el PP recoge 16,38 por ciento y la GANA sólo 16,32 por ciento.
El alto porcentaje de votantes es un dato significativo teniendo en cuenta que en las semanas anteriores se registraron variados hechos de violencia, que le costaron la vida a por lo menos medio centenar de personas, entre postulantes a distintos cargos, simples militantes políticos y familiares suyos.
El sector más golpeado fue, paradójicamente, la agrupación ganadora liderada por Colom, a quien se lo ubica desde la derecha política como más tolerante con la violencia. Según organizaciones no gubernamentales, al menos 17 de los asesinados en la campaña militaban en filas de la UNE, cinco en la GANA y cuatro en el PP.
Para Colom, la violencia, con las mujeres como principales víctimas, es el producto de la marginación y la pobreza, que hoy afecta a 51 por ciento de los habitantes de Guatemala, un indicador que se eleva a 70 por ciento en el caso de la población indígena. A ese flagelo se le suman en este país la corrupción, el crimen organizado y las ejecuciones extrajudiciales
Por su parte, Pérez Molina prometió que en caso de ser elegido presidente incrementará la cantidad de efectivos policiales y pondría al ejército al servicio de la guerra contra la delincuencia, que según datos oficiales sólo en el primer semestre de este año cometió 2.857 homicidios.
También impulsará la ley para facultar al primer mandatario a ejercer el recurso de la gracia o indulto, necesario para aplicar la pena capital en vigor aún en el país, pero en moratoria de hecho desde 2001 y con 21 presos en espera de un cambio a su condena de muerte en suspenso.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, felicitó al gobierno y a la población de Guatemala por haber logrado cerrar una jornada comicial de modo pacífico, pese a los fundados temores previos.
"La OEA y su secretario general quieren felicitar al pueblo y las autoridades guatemaltecas", indicó en una conferencia de prensa el jefe de la misión de observación del foro continental, el peruano Diego García-Sayán.
El presidente de Guatemala, Oscar Berger, también aplaudió la realización de los comicios. "Hemos ejercido muy bien el derecho de participar en unas elecciones y el mundo se va a dar cuenta de que este país ha cambiado y va a ver que ha madurado", apuntó.
Sin embargo, se constataron quemas de urnas y compra de votos en algunos centros, así como la imposibilidad de ejercer el sufragio de algunos ciudadanos que no figuraban en las listas del padrón y la aparición de cédulas de identificación duplicadas o falsas.
El lunes anterior a los comicios, los dirigentes de los partidos políticos firmaron un acuerdo en el que se comprometían a respetar los resultados.
El procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales, también se encargó de puntualizar ante la prensa que "el guatemalteco ha acudido de forma pacífica y masiva a las urnas excepto casos esporádicos".