CUBA-EEUU: Intercambio académico contra viento y marea

El traslado de Estados Unidos a Canadá del actual Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés) permitió la participación de 138 intelectuales cubanos en ese ámbito que propicia el diálogo y el intercambio académico en la región.

La de este año "constituye la mayor presencia cubana en LASA en tres décadas", dijo a IPS Milagros Martínez, economista de la Universidad de La Habana y participante de estas citas que se celebran cada 18 meses y que en los últimos años han tropezado con las restricciones impuestas a Cuba por el gobierno estadounidense de George W. Bush.

En contraste con el encuentro "Después del Consenso de Washington: Colaboración Académica para una nueva América", que se lleva a cabo desde este miércoles hasta el sábado 8 en Montreal, Canadá, los dos congresos anteriores no contaron con participantes de Cuba porque Washington se negó a concederles visados.

En 2004, en la occidental ciudad estadounidense de Las Vegas, uno de los paneles afectados por la ausencia cubana mantuvo 64 sillas vacías con los nombres de los académicos discriminados y dedicó la sesión a discutir la negación de las visas.

En ese encuentro se aprobó una resolución reclamando la supresión de todo tipo de restricciones "al intercambio legítimo entre académicos de Estados Unidos y nuestro país", recordó Martínez.
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Washington tampoco permitió ingresar a unos 60 expositores cubanos inscriptos en el congreso de Puerto Rico —estado libre asociado a Estados Unidos—, que se celebró entre el 14 y el 18 de marzo de 2006. Varios académicos consultados coincidieron en calificar de "arbitraria" esa decisión, que limitaba inclusive a LASA, una organización estadounidense, en su proyección internacional.

Según Martínez, en la mayoría de los casos, las autoridades estadounidenses aplicaron la sección 212f de la Ley de Inmigración y Naturalización, según la cual se prohíbe la entrada a Estados Unidos de funcionarios o ex funcionarios extranjeros cuya acción "ha provocado serias consecuencias adversas a los intereses de esta nación". Fundada en 1966 y con sede en la nororiental ciudad de Pittsburgh, LASA es la asociación profesional más grande del mundo de individuos e instituciones dedicadas al estudio de asuntos latinoamericanos y caribeños. Una cuarta parte de sus más de 5.000 miembros residen fuera de Estados Unidos. Además, cuenta con varias áreas dedicadas al estudio de diferentes temáticas y una de ellas es la Sección Cuba.

Su principal objetivo es impulsar la formación, enseñanza e investigación en estudios latinoamericanos y proveer un foro para abordar cuestiones de interés común. El actual congreso es el mayor de su historia, con una asistencia de unas 6.000 personas.

La agenda incluye vida agraria y rural, estudios culturales, económicos y de desarrollo, problemas ambientales, cuestiones de género, literatura y arte contemporáneas, procesos históricos, relaciones internacionales, migración, raza y etnia, movimientos sociales, justicia social y derechos humanos.

Según el economista Armando Nova, profesor de la Universidad de La Habana, en esa amplitud temática descansa una de las mayores virtudes de los congresos de LASA, que permiten al sector académico cubano presentar sus ideas y "confrontarlas" con investigadores de otros países, incluidos algunos europeos.

Para Martínez, estos foros hacen posible un espacio para la exposición de resultados de las investigaciones concluidas y en curso, cuya divulgación y conocimiento permiten "una visión más objetiva y real de lo que acontece" tanto en Cuba como en el resto de la región.

Este intercambio ha entrañado un proceso de aprendizaje. "Aprender a discutir, a argumentar frente a opiniones opuestas, diferentes. Dialogar es más difícil que recurrir a discursos preestablecidos", dijo Martínez.

El italiano Paolo Spadoni, profesor visitante de ciencias políticas del estadounidense Rollins College de Florida, cree incorrecto asumir, "como muchos en Washington", que los investigadores cubanos no aportan propuestas distintas a las oficiales de su país.

"Esta posición denota un cierto desconocimiento de las realidades cubanas y limita las posibilidades de expandir el debate sobre posibles cambios" en este país caribeño, dijo a IPS por correo electrónico el politólogo que participa en un panel sobre Cuba en el congreso de Montreal.

La participación cubana en los encuentros de LASA data de 1977, con una asistencia casi ininterrumpida hasta marzo de 2003, pese a las tensiones que marcan las conflictivas relaciones entre Washington y La Habana desde hace más de cuatro décadas.

Martínez y otros investigadores coinciden en que el gobierno de Bush ha acrecentado la rigidez hacia Cuba que caracterizó a la administración de Ronald Reagan (1981-1989), y que tuvo un impacto severo en los contactos culturales.

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